“Las amistades se arruinan cuando se mezclan con el sexo”, es una advertencia constante entre las personas, pero hay una causa aun más frecuente, el dinero, que en el caso de Luis Ignacio Ascuntar, un hombre originario de Colombia, le costó, más que una bella relación afectiva, la vida misma.

Según reportan medios locales, todo comenzó en enero pasado, cuando dos mujeres identificadas como las hermanas Elizabeth Cristina y Blanca Arcos, pidieron al hombre de 57 años que les prestara dinero.

Debido a que “había una relación de amistad” entre ellos, Luis Ignacio no dudó en ayudarlas, dijo Fernando Murillo, director del Gaula, unidad de fuerzas especiales de la policía colombiana.

“Él, de buena manera, contó con sus ahorros de muchos años e hizo el préstamo de 35 millones de pesos (más de 195 mil pesos mexicanos), sin saber dónde iba a terminar”.

Fernando Murillo, policía

Así lo indicó el oficial en un video que publicó la institución a través de Twitter, donde señala que tres meses después de su buen acto, el hombre concertó una cita con sus deudoras para que le regresaran su dinero, pero a cambio recibió un pase al más allá.

“Se reunieron en una cafetería, el 11 de abril. Ahí fue donde aprovecharon, a través de un vaso de agua, para echar la sustancia, un veneno que no se pudo identificar de qué tipo era”.

Fernando Murillo, policía

Desde entonces, Luis Ignacio, quien trabajó 30 años como bombero, no fue vuelto a ver por su familia. Lo único que se sabía, gracias a las investigaciones por su desaparición, es que cámaras de seguridad lo captaron saliendo del establecimiento, caminando “un poco desubicado”, en compañía de dos mujeres.

La zozobra se disipó el pasado mes de septiembre, cuando Elizabeth Cristina, ,una de las hermanas Arcos fue detenida por la Policía y “confesó” su participación en el homicidio del sujeto.

“Se suben a un taxi para trasladarse a un lavadero donde estaba el carro de las victimarias, donde procedían a llevarlo hacia zona rural para asfixiarlo y luego enterrarlo en una fosa común”.

Fernando Murillo, policía

La Policía descubrió que además de secuestrarlo y matarlo, las mujeres sacaron dinero de su cuenta bancaria y exigían a la familia el pago de 500 millones de pesos (casi 3 millones de pesos mexicanos) para liberarlo.

Tras su captura, Cristina entregó las coordenadas del sitio donde estaba sepultado el cadáver.