México.- Policías y socorristas de la ciudad de Montemorelos, en el estado de Nuevo León, tardaron más de dos horas en levantar el cadáver de Víctor Reyna Vásquez, un hombre de 57 años que perdió la vida luego de ser embestido por un tren y cuyo cuerpo fue velado por el que era su perro. 

La mascota no se separó del hombre ni si quiera cuando aparecieron los agentes e intentaron apartarlo de la zona. Todo lo contrario; se acurrucó en el brazo de su amo y ladraba si alguien más se le acercaba, además de que quería morder a los curiosos. 

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Se negaba a despegarse de su amo

Según reporta La Crónica, el hombre fue arrollado mientras caminaba bajo los efectos del alcohol sobre las vías férreas en el barrio La Estación, y pese a que los testigos se apresuraron a llamar a paramédicos de la Cruz Roja, cuando estos llegaron encontraron el cuerpo sin vida. 

Este caso recuerda al de Toto, el perro que espera a su dueño afuera del hospital donde murió. Como nunca vio al varón salir de la misma puerta donde entró a la clínica, no entendió que ya había fallecido. Recordemos que los perros se guían a través del olfato. 

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El perro se acurrucó en su brazo 

Por ello es que Sigmund Freud se refiere a las mascotas como las únicos con afectos sin ambivalencias, más simples y sin personalidad dividida como el hombre "civilizado", que envuelto en maldad busca venganza contra la sociedad por las restricciones que ella impone. 

¿Y qué me dicen de aquél que persiguió a su amo durante todo el trayecto en ambulancia? Tampoco pudo despedirse de él y lo esperó por cuatro meses afuera del hospital. Definitivamente no nos merecemos a los perros.