"Hacer lo que se te da la gana" es una frase asociada comúnmente con la fiesta, la pachanga y el relajo. Podemos entender que está implícita la diversión, pero no es así.

"Te da la gana" viene a partir de lo que te puede dar una ganancia; es decir, lo que te da y no te quita. Y muchas veces nos pasa que al hacer lo que creemos que nos da la gana, tenemos que pagar las consecuencias, es decir pagamos, no ganamos. ¿Ven como está mal empleado este término? En este sentido vamos a entender que es lo que nos brinda una ganancia, a partir de nuestros deseos y necesidades. Vamos a analizar un poco más; para esto, me atreveré a generalizar:

La mayoría de las personas desean tener siempre para comer bien.

La mayoría de las personas desean estar en un lugar cómodo.

La mayoría de las personas desean estar seguras.

La mayoría de las personas desean sentir amor.

La mayoría de las personas desean salir de vacaciones.

La mayoría de las personas desean vivir limpios.

La mayoría de las personas desean sentirse amados y sentir placer.

Y puedo seguir así mi larga lista; el punto es que, hacer algo que te dirija a obtener lo anterior, es hacer verdaderamente lo que se te dé la gana. Y todo aquello que te aleje, es hacer lo que te dé pérdidas, así de sencillo. Es una regla de más y menos. Si haces algo constructivo y productivo que además ames y disfrutes, seguramente estás haciendo lo que te da la gana.

Ahora bien, ¿cuántas veces como jóvenes que somos o que fuimos, asistimos a alguna reunión solo por compromiso u obligados por nuestros amigos o padres? De todas estas veces, seguramente varias de ellas preferíamos ver un programa, leer un libro o platicar con alguien. Sin embargo, para ser aceptados o por compromiso permitimos emborracharnos o accedimos a hacer algo que no deseábamos hacer, a veces con consecuencias negativas de ello, como correr un auto a alta velocidad o tener relaciones sexuales con alguien a quien no deseábamos o incluso estudiar alguna carrera que nos no nos gustara, entre muchos ejemplos que puedo dar, pero éstos son los más comunes.

Para poder hacer lo que se te da la gana, existe un ejercicio sencillo: Pon tu mano en tu estomago, visualízate haciendo eso que te están pidiendo que hagas, ahora siente lo que siente tu estomago, si en verdad tu estómago lo sientes tranquilo o emocionado hazlo, pero si se pone tenso, nervioso o se enoja es mejor no hacerlo o negociarlo. Claro que existen compromisos que tenemos que asistir o responsabilidades que cumplir en contra de nuestro estómago, pero analiza bien por qué tu estomago no está contento y si puedes arreglarlo con él y este compromiso no te hará generar pérdidas, te sugiero lo hagas, pero si sabes que eso te traerá pérdidas a futuro o de plano tu estomago se resiste, mejor discúlpate y no lo hagas.

Mi mejor consejo para todos es "HAZ LO QUE TE DÉ LA GANA", pero antes aprende a definir qué es lo que te hará ganar en la vida. Y eso solo depende de lo que realmente ames hacer. Y como siempre digo: Todo con respeto y amor.

Yo he procurado hacer lo que me ha dado la gana, pero reconozco que muchas veces mi temperamento testarudo y el pretender tener razón pese a estar equivocada me ha llevado a tener las más grandes pérdidas de mi vida y todo por no hacer lo que se me daba la gana en ese momento. Cuando te pase eso, lo mejor es no seguirte y estarte al pendiente, recuerda que todos cometemos errores pero no todos los corregimos, conozco muchas personas por desgracia, que viven su vida creyendo que hacen lo que se les da la gana porque están en contra de algo, pero en realidad eso mismo les conduce a tener perdidas y en vez de analizar de donde vienen esas pérdidas, le echan la culpa al mundo que los maltrata o no les comprende. Y todo por no aprender que hacer lo que se te da la gana, es aprender a reconocer la diferencia entre la felicidad y la aceptación del círculo que consideras tiene la razón.