Para Ale, por su maestría en el Reino Unido.
En 2006 existió una campaña atípica en México, quizá tan atípica
como la confrontación electoral de proyectos sustancialmente distintos en este
país. Carretadas y carretadas de fango fueron volcadas en esos días --y no en el periodo postelectoral-- sobre
nuestra potencial democracia. Se habló entonces de que Andrés Manuel era un
peligro para México y se resaltaron algunos supuestos rasgos de su personalidad:
que era autoritario y gritón, que era malicioso y mentiroso, que era
provinciano y no sabía inglés... La campaña tuvo un éxito considerable, pues
luego de los agresivos embates la ventaja que las encuestas daban a López
Obrador cayó de 10 a 3 puntos porcentuales. Cabe resaltar que este tipo de
campaña se exportó a otros lugares del mundo (a Estados Unidos contra Obama y a
Uruguay contra Mújica, por ejemplo), pero con consecuencias menos importantes
¿Por qué en México las campañas sucias tuvieron tanto éxito? La respuesta
parece encontrarse en el voto con miedo de la clase media. Hay que buscar a esa
clase media. Intento explorar aquí hilos de conversación que puedan llevar a
una discusión sin insultos.
La palabra "pobre" asusta mucho: los pobres son los feos, los
desaliñados, los gritones y los maleducados. Ser pobre es malo. Nadie quiere
ser pobre, y nadie, más aún, es pobre según él mismo. Aunque la estadística
gubernamental diga que la mayoría abrumadora de la población mexicana, esto es,
cerca de la mitad, vive algún grado de pobreza, la verdad es distinta para los
mexicanos. El 80% se asume como integrante de la clase media y actúa en
consecuencia, como bien ha mostrado Reyes Heroles en Nexosde mayo del
2010. Esto expresa dos cosas: que el México apologista de la pobreza ha quedado
atrás y que la reacción ante el discurso que apela a los pobres puede
entregarnos una útil, aunque pedestre, división de las clases medias. Para
fines de este artículo dividiré a la clase media en tres segmentos: la clase
media altruista, cuya posición respecto de la pobreza es de indignación y
comprensión, la clase media conservadora que piensa que el problema de pobreza
es básicamente de empleo y de fomento a la inversión --y que, huelga decirlo,
piensa que las políticas de distribución del ingreso consisten en sacarles
dinero de la bolsa para dárselo a los pobres-- y finalmente, la clase media
aspiracional, que aunque no es clase media propiamente dicha se hermana con la
clase media conservadora en su miedo y rechazo a la pobreza. Estas dos últimas
son las que nos interesan más, pues, además de que se les puede convencer, se
ha observado que actúan casi uniformemente (quizá por imitación).
Es muy probable que si
comenzamos a debatir con ahínco antes de que nuestro interlocutor acabe de dar
sus puntos de vista no lleguemos a ningún lugar. Propongo simplemente platicar,
así es como --con mis conocidos-- he identificado causas comunes de aversión a
AMLO, casi todas, me parece, superables. Se centran en unos pocos puntos y creo
que discutiéndolas es posible convencer a quienes sinceramente quieren sólo
un mejor gobierno
López Obrador tiene una imagen de líder populista y sus
simpatizantes la tenemos de manipulados sin educación. Marcos nos ha llamado camisas pardas y Krauze se refiere anosotros como hordas. Estas imágenes tienen un sustrato racista y clasista, noes casualidad que lo detractores del movimiento exageren rasgos del líder comosu acento y rasgos de los simpatizantes (de una parte de los simpatizantes)como la vestimenta o cualquiera que pueda hacerlos --hacernos-- aparecer como "pobresde los que se puede abusar fácilmente". No es fácil cambiar los prejuicios ymenos aún hacerlo para una elección. Debemos, en estos casos, mostrar lapluralidad del movimiento, enseñar la cara que haría a esas personas sentirsemás confiadas: la calzada de Tlalpan llena decamionetas y autos de modelo reciente con entusiastas del movimiento endías de mitin, los testimonios de empresarios durante el gobierno de AMLO en elDF, el cambio en la cara de la Ciudad, que pasó de tener un tianguis en elCentro Histórico a un lugar de recreación donde asisten ahora las clases mediaslos fines de semana. Mostrar, en resumen, que el movimiento es mayoritariamentede clasemedieros-como-ellosy que los beneficiados de su gobierno seríanclasemedieros-como-ellos.El movimiento no es de pobres contra ricos y,por lo mismo, debemos pedir también a algunos ricos lopezobradoristas (que loshay) que hagan labor en su círculo social. He escuchado de varias bocas que lasideas de AMLO no son malas pero que a él le ven la malicia de un dictador.Sugiero hacerles ver que su imagen ha variado conforme algunos medios hanquerido: todos podemos leer los artículos de Krauze, de Gómez Leyva y de otrosopinadores que, antes de recibir consigna y viendo su forma de gobernar en elDF, aún con mayoría opositora en la primera mitad de su sexenio, llegaron acalificarlo de "el demócrata que México necesita". No hay pruebas de locontrario en su actuación al frente de cualquier responsabilidad pública y élsigue siendo el mismo que el que obtuvo más de 80% de simpatías a nivelnacional cuando fue elegido el segundo mejor alcalde del mundo en City Mayor.A López Obrador se le ha calificado también como incongruente y mentiroso,y se ponen de ejemplo los emblemáticos casos de Nico, que no erapropiamente chofer y se encargaba de la logística del Distrito Federal, aunquetambién manejaba el Tsuru de AMLO (lo que, hay que decir, no se ve bien), y elde Andrés Manuel López Beltrán, que usó en un mitin tenis de más de diez milpesos (por amigos en común sé que le gusta la buena vida, pero él es un adultoy obtiene sus ingresos de su familia materna). Esas cosas, supongo, hay queplaticarlas con calma y hacer ver que se trata de personas distintas. Yo sé demuchas buenas cristianas que tienen hijos drogadictos y, obviamente, las faltasde éstos no son atribuibles únicamente a sus padres. Seguramente también haymuchos católicos con hijos satánicos o algo así (ja).Ya he dicho que ser de clase media y tener miedo a perder lopropio a expensas del bien ajeno es una posición válida. Mal haríamos endecirle a los que lo hacen "eres un materialista" o "sólo piensas en ti",porque fortalecemos la opinión de que se trata de dejar el bienestar propio aun lado. En estos casos y, a partir de los trabajos que ha hecho la UNAM ( http://www.ejournal.unam.mx/ecu/ecunam18/ECU001800601.pdf), es posible argumentar con éxito si evidenciamos la similitud de laspropuestas de AMLO con las políticas de Lula, en Brasil, y la forma como éstasse requieren en México. Al contrario de las emprendidas por Calderón aquellastuvieron efectos benéficos en las propiedades de los ciudadanos de aquel país;como nunca, por ejemplo, se compraron electrodomésticos y televisiones de losúltimos modelos.Para algunos López Obrador representa el pan y el circo. Yorespondo haciendo notar las preparatorias creadas y la Universidad Autónoma dela Ciudad de México que, si bien está en una etapa germinal y tiene susdefectos, es una institución de educación superior con una muy respetableplanta docente. No se trata, como vemos, de más circo para tener al puebloignorante.La de López Obrador se acerca a la propuesta del liberalismosocial de Reyes Heroles (no a la de Salinas, con otra inspiración). No esradical pero sí es sustancialmente distinta al fundamentalismo neoliberal denuestra tecnocracia, tan regañada ya por los premios nobel de economía que,además, fueron sus profesores en los Estados Unidos.Pregunto si votarían por AMLO y algunos me contestan. Preguntorazones una y otra vez y cada vez me percato más de que vale la pena platicarcon aquellos que están dispuestos a darlas y agradecen ser escuchados. Estoyconvencido de que, de poco en poco, podemos llegar a algo con solo platicar ennuestros círculos sociales. México necesita una alianza progresistaurgentemente y sólo el masivo movimiento encabezado por López Obrador puede serla maquinaria pesada, como dice un buen amigo, del cambio político en México.