Mientras más se tarde AMLO en deslindarse de "Juanito",

mayor será la pérdida que sufrirá el movimiento de resistencia que el

presidente legítimo de México encabeza y en el que creemos millones de

mexicanos.

Rafael Acosta, que así es como realmente se llama "Juanito",

le está resultando tan costoso a Andrés Manuel López Obrador como el

impresentable René Bejarano.

López Obrador pudo en Iztapalapa transformar una derrota (la

descalificación que hizo el Tribunal Electoral de Clara Brugada) en una gran

victoria (cuando la gente votó por "Juanito" solo para hacer posible el

gobierno de Brugada).

Después, esa victoria del movimiento de resistencia fue

transformada en una nueva derrota por la ambición y las ganas de corromperse

del propio "Juanito".

En el arte de la estrategia es fundamental saber reconocer

los retrocesos. Desde luego, para seguir avanzando después de superarlos.

Andrés Manuel tendría que admitir, no que se equivocó al

combatir a la mafia del Tribunal Electoral por la vía de pedir votar por "Juanito"

para apoyar a Clara Brugada, sino que uno de los personajes falló.

El que ha fallado es "Juanito", quien se ha exhibido a sí

mismo no solo como un tonto utilizable y utilizado por los medios contrarios a

AMLO, por el PRI, por el PAN y por el PRD chucho, sino como alguien que quiere

gobernar para corromperse y que, muy probablemente, pronto terminará en la

cárcel. Ha enloquecido tanto por las riquezas sin límite que le prometen

quienes le han convencido de gobernar Iztapalapa incumpliendo su palabra, que

seguramente se va a equivocar a la hora de tomar su parte del botín. Pero ese

va a ser un problema que tendrán que resolver "Juanito" y sus abogados.

El que ahora tiene que resolver su problema llamado "Juanito"

es Andrés Manuel López Obrador. Lo único que debe hacer el presidente legítimo

de México es deslindarse de ese pobre diablo que ha escogido la ruta de la

corrupción. Y, al hacerlo, aclarar que no hay cabida en el movimiento de

resistencia para la gente débil que no sabe soportar las tentaciones del dinero

y del poder. Y ya, a otra cosa. Habrá tiempo y estrategia para superar el

retroceso.

Lo que no puede hacer Andrés Manuel es actuar

como si no hubiera pasado nada. Porque sus seguidores, y hasta sus adversarios,

merecen una explicación.