Las elecciones presidenciales del próximo dos de junio tienen una característica muy singular, se debaten entre la verdadera transición democrática, instituciones y Estado de derecho o populismo, autoritarismo y narco Estado.

Populismo y 4T

Si ganara Claudia se dará la consolidación del populismo. Más que en propuestas, su campaña se centra en la consolidación del régimen de la 4T, dicen sus spots: “Este 2 de junio vota todo Morena”. Lo que significa eliminar la función fundamental del poder legislativo para fusionarlo con el ejecutivo, es decir, senadores y diputados serían la oficialía de partes encargada de convalidar y dar forma a las iniciativas del presidente.

El presidente haría realidad su mayor ilusión, que sus iniciativas no se discutan ni se les mueva una sola coma. De conseguirlo, Claudia gobernará a sus anchas, como Putin en Rusia, Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua o Miguel Díaz-Canel en Cuba.

Los partidos políticos, del oficialismo y de la oposición, prácticamente desaparecerán o servirán para simular una democracia, como antes lo hicieron el PPS, PARM, PDM, PFCRN, PCD, y por supuesto MC. El PRI, PAN, PRD, PVEM y PT, sin representar a nadie quedarán como simples comparsas de lo que decida y haga la presidenta.

La participación ciudadana libre pasará como en otras épocas a la simulación o simplemente la reprimirán con propaganda negra.

El liderazgo de Claudia

Pero el segundo piso contempla terminar con todo signo de oposición y generar un pensamiento único en torno al líder.

Para lograr consolidar el proyecto continuista, Claudia se tendrá que enfrentar no a la oposición sino a su propio partido, a la ambición de los grupos de Morena que se disputan el control económico y político del país, lo que significa que, a menos de que se imponga por la fuerza, la presidenta no tendrá el poder absoluto.

Claudia nunca ha sido una líder, siempre ha estado a la sombra de AMLO. Pasó de ser activista en el CEU, por influencia de su primer marido, Carlos Imaz a operadora política fiel y disciplinada de Andrés.

Por otra parte, AMLO no está dispuesto a soltar el poder; estructuró todo para mantener el control aún al final de su mandato. Primero, aplicando el clásico “dedazo” al designar a su sucesora. Segundo, le dio el “bastón de mando”, o sea, la responsabilidad de continuar con su proyecto. Tercero, dominó en la designación de las nueve gubernaturas y de los candidatos a diputados y senadores de Morena y sus peones aliados asegurándose que quedará claro que el, y solo el, manda.

Andrés ha fijado la ruta que seguiría el gobierno de Claudia, algo que desde Plutarco Elías Calles no sucedía. El presidente con las 18 iniciativas de reforma constitucional y dos reglamentarias que presentó en febrero, ya puso la agenda legislativa para consolidar su proyecto personal y le encargó a Claudia que se siga al pie de la letra.

Claudia dijo que las iniciativas son lo que México requiere, ello a pesar de que como candidata promueva otras cosas, como las energías limpias, pero disciplinadamente niegue la militarización o la inseguridad desbordada.

Sheinbaum: vivimos en un país “feliz, feliz, feliz”.

Ante la presión, mucho se habla de que Claudia “romperá” con AMLO, ella misma ha dicho: “no habrá teléfono rojo entre Palacio Nacional y Palenque”. “Cuando yo llegue al gobierno, la que va a gobernar soy yo”.

Lo cierto es que habrá enfrentamientos que ya se anuncian, con los hijos y amigos de AMLO y la cadena de corrupción de la que ella también es parte. Hemos visto a lo largo del sexenio los pleitos internos, es más, desde que Bejarano era particular de AMLO y junto con el ex esposo de Claudia recibía dinero del contratista Ahumada, quien financiaba al movimiento., además de los pleitos entre los hermanos López Obrador que ahora se desconocen y se pelean en público por dineros de procedencia ilícita, Ebrard contra Batres, Carla contra Harfuch, Gertz contra Scherer y así infinidad de conflictos en lo federal y en lo local.

De ganar Claudia tendrá demasiados problemas pues la realidad es que un régimen populista requiere de un líder autoritario que tenga el control de los hilos del poder, ella no los tiene ni los ha tenido, e intenta, sin mucho éxito, algunas alianzas como con Grupo Indi o grupos clientelares menores.

Es decir, con Claudia vendría una implosión en la 4T que empeorará la situación que ya vivimos, más violencia, más corrupción y más impunidad y con una presidenta que muy posiblemente no gobernaría desde Palacio Nacional, sino desde Palenque.

X: @diaz_manuel