La inteligencia artificial no dice siempre toda la verdad. Pero hay mentiras o verdades incompletas que sirven para identificar grandes problemas y sus posibles soluciones.
A la pregunta de ¿cuál es la organización sindical que representa a la 4T?, la IA de Google responde lo siguiente:
Primera parte de la respuesta: “No existe una única organización sindical que ‘represente’ oficialmente a la Cuarta Transformación (4T), ya que el gobierno ha buscado fomentar la autonomía sindical”.
Eso es verdad. La siguiente parte de la respuesta es formalmente correcta, pero esconde una enorme mentira o algo peor, un complicadísimo problema para el gobierno mexicano de izquierda: “La Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), liderada por Pedro Haces, es la organización sindical más visible y públicamente alineada con la 4T. Ha participado activamente en eventos masivos del movimiento y de la presidenta Claudia Sheinbaum”.
Han manifestado apoyar a la 4T otros sindicatos, como los trabajadores de la educación, los petroleros, los mineros y los electricistas, pero sus dirigentes no han logrado la visibilidad de un hombre tan corrupto como el diputado Haces.
Subrayo las dos palabras que mejor definen a Pedro Haces: tan corrupto. No solo cuenta con antecedentes penales y posee una riqueza de fábula absolutamente inexplicable —sus propiedades de gran lujo, en México y en el extranjero, son una vergüenza para la izquierda mexicana—, sino que su organización sindical verificadamente se dedica a la extorsión de empresas en diversas entidades federativas de México.
Se comprende que Morena no quiera ser como el viejo PRI, que tenía en sus estructuras formales a organizaciones sindicales. El partido de izquierda, por respeto a la libertad de asociación de las personas trabajadoras, prefiere alejarse de tales prácticas.
Esa debió haber sido una de las razones fundamentales de que, en el primer piso de la 4T, no se apoyara con todo, para hacerlo el emblema oficial del sindicalismo de izquierda, al FAT o Frente Auténtico del Trabajo.
Una de las figuras clave en la fundación del FAT fue Arturo Alcalde Justiniani, quien es el padre de la ley del trabajo vigente. Un hombre honesto que no se interesó en el activismo sindical oficialista y no soñó, como Pedro Haces, en convertirse en el Fidel Velázquez de los gobiernos de la presidenta Sheinbaum y del expresidente AMLO.
El reto de la 4T en relación al sindicalismo es doble: primero, y más urgente, marginar a un pillastre como Haces, quien mancha a la izquierda mexicana; segundo, y más importante, impedir que la CTM —todavía la organización sindical más importante de México— caiga en manos del muy podrido priismo que desde Coahuila intenta renacer.
Pronto habrá elecciones en la CTM. Hay dos candidatos a sustituir en el liderazgo a Carlos Aceves del Olmo. Uno de ellos, Tereso Medina, muy cercano a Rubén Moreira —este el brazo derecho de Alejandro Alito Moreno—. El otro, un sindicalista mucho más decente, y sin nexos con figuras negras del PRI, Fernando Salgado.
Es notorio el contraste entre quienes aspiran al liderazgo sindical en la CTM ante la ya innegable ausencia, por motivos de edad y salud, de Carlos Aceves del Olmo.
A pocos meses de conmemorarse el noventa aniversario de la Confederación de Trabajadores de México, la histórica central obrera atraviesa una etapa de definición de liderazgos que marcará el rumbo de esta organización en lo que resta del segundo piso de la 4T.
Informalmente ya hay campañas electorales en la CTM. Se ha abierto un periodo de intensa actividad y contrastes entre las dos figuras mencionadas, que hoy representan visiones claramente diferenciadas del sindicalismo.
Por un lado, Tereso Medina Ramírez, dirigente de la CTM en Coahuila, ha mantenido una trayectoria estrechamente ligada a los gobiernos priistas de su estado y a las estructuras empresariales que históricamente buscaron en la CTM un instrumento de equilibrio y control laboral.
En el otro extremo, Fernando Salgado, secretario general adjunto de la CTM, encarna una visión bastante más institucional del sindicalismo, construida a lo largo de más de cuatro décadas de trabajo desde las bases.
Sigue siendo fuerte la CTM, cercana a cumplir 100 años de existencia. No es lo que fue: un instrumento del PRI para ganar elecciones. Desde luego, no debe volver a serlo. Desgraciadamente, si se permitiera la llegada a su dirigencia de un alfil de Moreira —quien es lo mismo que Alito Moreno—, tal organización sindical sería usada como uno más de los instrumentos electorales de quienes, desde la derecha, buscan ya debilitar a Morena y a la 4T.


