Dice Gálvez que “necesita “un electorado encabronado con el presidente y sus pobres resultados”…

La candidata de “Fuerza y Corazón por México” se reunió con Felipe Calderón en Madrid. El ex presidente escribió en su cuenta de X: “Me dio mucho gusto saludar esta mañana en Madrid a mi admirada y querida amiga Xóchitl Gálvez. Abordó entre otras, la problemática de la educación, salud y sobre todo la inseguridad en México”.

“Sobre todo, la inseguridad en México”, confirma Felipe Calderón… ¿En serio?

“Discúlpeme presidente, no le puedo dar la bienvenida”. “Vivimos los efectos de una guerra que no pedimos”, le dijo a Felipe Calderón, Luz María Dávila, la mamá de dos jóvenes que habían sido ejecutados en una fiesta.

El 11 de febrero de 2010, Luz María logró acercarse a la mesa en la que se encontraba Calderón. Con la voz entrecortada y llena de dolor le dijo: “Le apuesto que si hubiera sido uno de sus hijos, usted se habría metido hasta por debajo de las piedras y hubiera buscado al asesino”. “Yo no tengo los recursos y no los puedo buscar”.

Luz María perdió a sus hijos Marcos y José Luis, el 31 de enero de 2010, en la masacre de Villas de Salvárcar…

Calderón está preocupado por la inseguridad en México…

Alrededor de sesenta jóvenes se encontraban en una fiesta cuando fueron sorprendidos por un comando armado de al menos veinte sicarios. Dispararon para matarlos a todos. Murieron quince, diez fueron heridos. Vidas de inocentes muchachos que apenas comenzaban a vivir fueron apagadas de manera violenta, gracias a la absurda guerra de Calderón y García Luna. Miles de familias rotas, incompletas y llenas de eterno dolor.

Después de la masacre, el alcalde de Ciudad Juárez dijo que la matanza había sido un acto de violencia al azar. Con la indiferencia, tal vez contagiosa, de Calderón.

El entonces presidente de la república declaró que había sido el “ajuste de cuentas entre bandas rivales de narcomenudistas”. Así de fácil. Así de crudo.

Xóchitl ha dicho que retomaría las exitosas “medidas de seguridad” de Calderón.

“Les dijeron pandilleros a mis hijos. Es una mentira. Uno, estaba en la prepa y el otro en la universidad; no tenían tiempo para andar en la calle. Estudiaban y trabajaban. Lo que yo quiero es justicia. En mi casa están rezando el novenario, póngase en mi lugar, ¿a ver qué siente?”. Calderón no dijo nada… jamás se vio afectado por los muertos ni por los desaparecidos. Nunca le importó el sufrimiento de los padres. No. Calderón jamás sintió ni ha sentido nada.

Patricia Galarza, la representante de derechos humanos, dijo que había más de mil casos de desaparición forzada, tortura, ejecuciones extrajudiciales y robos cometidos por las fuerzas federales. Lo que ocurre en Juárez es delito de lesa humanidad”.

Delito de lesa humanidad…

Voces dolientes, entrecortadas por el dolor aquella tarde… Felipe Calderón ignoró a las otras mamás que se encontraban en la sala. Entre ellas estaba Olga Esparza, de la organización “Nuestras Hijas de Regreso a Casa”. Sordo, inmune al dolor, acostumbrado a las muertes y desapariciones no hizo caso a la mamá de Janette Alanos; su hija estaba en la lista interminable de las jóvenes desaparecidas en Ciudad Juárez.

“Juárez está viviendo una catástrofe: impunidad, violación de los derechos humanos, indolencia, corrupción y la incorrecta intervención de políticas públicas”. “Vivimos una guerra que no pedimos”, dijo Galarza.

Combatir la violencia con violencia, ha tenido altísimo costo en vidas humanas y dolor para nuestra ciudad. Nuestros jóvenes, están desolados, hay ‘juvenicidio’ generalizado”, dijo la representante de la mesa social.

El secretario de seguridad pública Genaro García Luna, prometió que habría “cero tolerancia” a la delincuencia. Otra asistente dijo: “un médico, colega mío fue secuestrado hoy en la mañana, ¡no se vale presidente!”. Evidente Indiferencia, arrogancia y hartazgo en la mesa; dolor infinito en la sala.

Xóchitl Gálvez destaca “que en la estrategia de seguridad de Felipe Calderón, hay experiencias que podríamos retomar”.

Durante el sexenio de Calderón el país se tiñó de sangre. Los cárteles se multiplicaron, los asesinatos incrementaron, las desapariciones, la muerte de civiles llamados de manera fría y cruel, como “daños colaterales”.

El 29 de noviembre de 2011, presidían otra mesa de inservible diálogo Felipe Calderón, el entonces Secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora -quien poco después murió al estrellarse el helicóptero en el que viajaba- y la indiferente esposa de Calderón, Margarita Zavala Gómez del Campo, quien ahora forma parte del equipo de campaña de Xóchitl Gálvez.

La sesión fue interrumpida de nuevo, esta vez por el padre de un joven desaparecido que se acercó a la mesa para entregarle a Calderón la información de su hijo que había sido secuestrado por policías estatales de Sonora, a mediados de 2010.

“Después de denunciar a las autoridades de Sonora comenzaron las amenazas. Tengo pruebas de que los policías estatales secuestraron a mi hijo y a cuatro compañeros más”, dijo el señor Nepomuceno Moreno.

Calderón le pidió que repitiera de quienes sospechaba. Nepomuceno Moreno repitió: “fueron los policías estatales y tengo pruebas. El gobierno del Estado no me ha atendido para nada”. “Yo lo veo”, le contestó Felipe Calderón.

Jorge Mario de 18 años, había sido secuestrado junto con otros cuatro amigos. Los cinco muchachos habían acudido a una fiesta de graduación en Ciudad Obregón. Después, los plagiarios que se identificaron como policías estatales y municipales, le exigieron 30 mil pesos al señor Moreno para que recuperara a su hijo.

De los cinco jóvenes, uno de ellos fue encontrado muerto pocas horas después; el segundo fue liberado con dos dedos mutilados y con diversas fracturas en su cuerpo, los otros tres permanecieron en calidad de desaparecidos.

A partir de ese día Nepomuceno Moreno hizo protestas públicas en Hermosillo para exigir la presentación con vida de su hijo, así como denunciar la participación de policías sonorenses y la complicidad de agentes de la procuraduría estatal que sustrajo el video del expediente, imágenes de la tienda en la que Mario se había escondido después de escapar de sus captores, pero ahí llegaron los “agentes de la ley” y se lo llevaron. El padre buscó desesperado y solo durante meses a su hijo.

Mes y medio después de haber recibido como respuesta del presidente Felipe Calderón, “yo lo veo”, Nepomuceno Moreno de 56 años fue asesinado a tiros por desconocidos.

Tres semanas antes de su muerte, Nepomuceno envío dos correos electrónicos a un miembro del “Movimiento por la Paz”, del cual él ya formaba parte, comunicando que había  descubierto a los asesinos de su hijo y la forma en que lo habían matado.

Escribió que no se había reportado porque estaba ocupado en la investigación de su hijo. Afirmó que tenía resultados importantes y muy delicados. “Estoy enfrentando al crimen y al gobierno directamente. Esta bomba va explotar, no tarda”.

Xóchitl Gálvez estuvo con el ex presidente de México, el que desató la violencia en el país…

“Ya hay tres detenidos. Estoy en contacto con la SIEDO que era la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada. Estos monstruos y los que faltan, descuartizaron a mi hijo y a dos de sus compañeros con motosierras y los echaron en tambos de 200 litros de ácido”, escribió Nepomuceno.

“Estén enterados porque en cualquier rato me desaparecen o me matan. No es miedo, desde que empecé esto no he parado, le juré a mi hijo que no lo abandonaría hasta que las fuerzas me duren”.

“Si uno se muere hay que morirse por algo que sea justo. Como yo les dije a todos… si se muere uno en esta guerra en que andamos, que digan nada más que murió porque andaba peleando por su hijo”, escribió el padre de Jorge Mario.

La impunidad, la complicidad silenciaron para siempre a Nepomuceno; el padre desesperado y solo que encontró a los asesinos de su hijo…

“¿Me puede repetir de quién sospecha?”, dijo Calderón. De los policías estatales… había dicho el señor Moreno.

Xóchitl Gálvez estuvo con Felipe Calderón en España, la candidata que afirma, que si gana, retomará la estrategia de seguridad del ex presidente… Calderón, su amigo, el que se robó la presidencia “haiga sido como haiga sido”; el que con su guerra fallida contra el narco hundió al país en la violencia. Ese sí fue un narco gobierno… no éste como afirma la oposición desesperada.