Todos los procesos y fenómenos sociales al estallar una crisis aguda que pone en tela de juicio el orden de cosas precedentes, empiezan a mostrar en su desarrollo elementos de la realidad anterior y del futuro que empieza a perfilarse como parte de la nueva realidad en formación. La guerra Rusia-Ucrania, no podemos apreciarla con cierta objetividad simplemente como una “invasión a territorio soberano”, lo es, pero esa acción militar es la resultante de las contradicciones acumuladas a lo largo de muchos años que NO encontraron una salida adecuada desde la política, y el choque de los intereses se convirtió en irreconciliable.

Que los líderes occidentales no oculten hoy su inmensa responsabilidad mediante la parafernalia mediática mundial contra el invasor, cuando ellos se han cansado de invadir territorios soberanos a lo largo de la historia moderna. La hipocresía política y la simulación pacifista ante el dolor y la destrucción que acarrea toda guerra, son un inmenso acto de cinismo y desfachatez que ofende el más mínimo sentido de la conciencia histórica. Que nos pregunten a los mexicanos con sensatez del pasado y con entendimiento del presente. Que se indignen todos los pueblos invadidos, los latinoamericanos ¿pero los invasores?, es un acto de insensatez impropio de hombres de Estado con un mínimo sentido del honor.

Pudieron colaborar estos líderes occidentales en forma definitiva para evitar esta guerra si no hubieran utilizado a Ucrania –y si los líderes ucranianos no se hubieran dejado utilizar, sino actuar con toda responsabilidad política- para provocar a la Federación de Rusia con el impulso demencial hacia las fronteras rusas de las estructuras militares de la alianza atlántica (soldados y armamento pesado e instalación de misiles), una OTAN cuyo rol actual no tiene otro sentido que llevar la hegemonía militar de EUA-Occidente a todos los rincones del planeta. El bloque militar adversario desapareció. Ya una vez engañaron a Mijaíl Gorbachov al pedirle que no interfiriera la unificación de Alemania, y cuando éste puso como condición que no se la incorporara a la OTAN se lo prometieron y mintieron. Putin tiene razones de sobra para no confiar en ellos.

Pero aun en este sentido la historia cambió ya. El poder militar actual de Rusia y China y otros es un nuevo factor de equilibrio estratégico que EUA-OTAN se niegan a aceptar y actúan como si la historia estuviera detenida en los años inmediatos posteriores al desmembramiento del “campo socialista”, de la URSS. Rusia estaba tan debilitada ante su situación estructural y la sumisión total a Occidente del expresidente de Rusia Boris Yeltsin (Putin colaboró con él en un nivel muy menor), que no pudo hacer nada cuando Occidente impulsó el desmembramiento de Yugoslavia y se apoderó de Serbia, rediseñando toda la zona de los Balcanes a su antojo.

Lo mismo, quisieron hacer en Siria a través del pacto Francia-Gran Bretaña con apoyo de EUA e Israel, pero Rusia se había puesto de pie y en alianza con Irán, particularmente, evitó la apropiación de la zona de Levante. La carta por jugar para Occidente era claramente Ucrania, en la frontera con Rusia, buscando debilitar la posición lograda por Putin ante la exitosa geopolítica de acción y alianzas en Siria. Repito, pero sin aceptar el cambio histórico.

Les duele la derrota en Siria por una aventura hegemonista y de negocios gaseros, usando miles de mercenarios y tolerando a ISIS (Estado Islámico), al grado que destruyeron al país. ¿Qué perseguían en Siria? Sacar a Rusia del negocio de gasoductos en la zona y rediseñar geográfica y política-religiosamente el territorio de Levante y Medio Oriente. El Estado Islámico al actuar en Siria convergía con los intereses occidentales, aunque tenía su propio proyecto político y lo dejaron actuar, para debilitar al gobierno sirio y derrocarlo, en una guerra también devastadora.

Las “sanciones económicas” de los EUA-Occidente son actos unilaterales atrabiliarios contrarios al Acta de la ONU, es una forma de agresión a un país soberano miembro de la organización, se sienten con derecho a aplicarlas cuantas veces quieren, como si el sistema internacional fueron de su propiedad, son otro eufemismo hipócrita para ocultar una guerra económica, una agresión que golpea la vida económica de la población inserta en tales países “sancionados”, sea parcial o total. El bloqueo económico contra Cuba fue y es una modalidad de ello, no importa el brutal daño que causen a las sociedades, le geo estrategia occidental va por delante. Y la aplican líderes de países altamente civilizados y democráticos (sic).

Las cancillerías europeas se comportan como rehenes de EUA dentro de la OTAN, pero no nos confundamos, los EUA son expertos en convertir cualquier evento por catastrófico que parezca, en un gran negocio para sus poderosas empresas globalizadas. Y en eso estamos: sacando a Rusia de Europa para quedarse con los negocios firmados por el gobierno ruso con los europeos (Nord Stream-2), en muchos sectores, principalmente en el campo de la energía: están empezando a suministrar gas pero entre 20 y 40% más caro. Los paganos son los consumidores europeos. Extraordinaria política muy patriótica de los líderes europeos, sin duda.

A través de la modalidad de “sanciones económicas”, EUA-Occidente ha declarado la guerra económica total contra la Federación de Rusia -sería muy riesgoso entrar a una confrontación militar- intentando devolverla al nivel que la dejó Boris Yeltsin: en ruina económica, dominada por las mafias de Estado y sometida políticamente a Occidente. Claro que le afectará seriamente a Rusia esta guerra, pero también al sistema económico global y a distintas sociedades nacionales, no solo a la rusa.

  1. Ya dispararon el precio mundial de referencia del petróleo crudo a los niveles de 2015, y ello afecta a todos los países ampliamente consumidores como los europeos y estadounidenses y asiáticos más desarrollados, a pesar de estar liberando su reserva estratégica (barriles de petróleo en millones acumulados para tiempos como el actual): $108-120 USD el barril. El gas por su parte aumentó en 30% su precio internacional de referencia, con graves consecuencias sobre el proceso inflacionario en toda Europa y EUA, para hablar sólo de ellos, en realidad, para todo el mundo.
  2. Dos índices bursátiles europeos (como el IPC en México), el Euro Stock 50 se derrumbaron: perdió en la semana anterior 3,600 puntos, y el IBEX35 perdió 7,800 puntos (significa que el valor de las acciones de las empresas que allí cotizan diariamente, descendió perdiendo dinero los inversionistas en acciones y los dueños de las empresas). En EUA ya empieza a afectar la tensión mundial su entorno de negocios: el S&P 500 bajó 0,8% y registró su tercera pérdida semanal de las últimas cuatro. El índice Dow Jones cayó 0,5% y el compuesto Nasdaq finalizó con un retroceso de 1,7%.
  3. En EUA el aumento del precio del petróleo crudo en casi 50% coincide con la necesidad apreciada por el Banco de la Reserva Federal (FED, el Banco Central) de aumentar medio punto o quizá sólo .25 puntos las tasas de interés para frenar los impulsos inflacionarios, puede frenar también los impulsos de crecimiento en un contexto en donde los especialistas han afirmado que dicha economía para 2022 “luce volátil”. Dicha alza en las tasas de interés pueden ser acompañadas de otras alzas en Europa y Asia que podrían eventualmente generar una tendencia recesiva al nivel mundial.
  4. China ha estabilizado más o menos su guerra comercial con EUA, pero no está resuelto el fondo del problema: la disputa por el predominio comercial al nivel mundial. En tales condiciones de guerra económica total contra Rusia, China representa una salida muy importante: para vender gas y petróleo, para vender cereales y oro, acero, pero sobre todo, por la acumulación de oro que han hecho en los últimos años China y Rusia para confrontar la aceptación del USD como moneda de cambio mundial, lo cual convertido en una estrategia global bien pesada, puede afectar la economía estadounidense severamente golpeando al USD como respuesta a la guerra económica hoy declarada contra Rusia, la cual no puede permitir China, porque la debilitaría seriamente y porque afectaría el balance estratégico regional y global favoreciendo a Occidente y Japón, por lo tanto, a Taiwán y Corea del Sur. Por ello Corea del Norte está a favor de Rusia.

En parte estamos ya ante un escenario postguerra Rusia-Ucrania, en una época en donde las guerras por medios militares entre las grandes potencias se han neutralizado ante la amenaza de que puedan convertirse en una guerra termonuclear que destruya la vida en el planeta, y las disputas se convierten en guerras híbridas en donde la guerra económica y la guerra informativa pasan a ocupar un lugar preponderante en los diseños geoestratégicos y militares.