“Cada avalancha comienza con un copo de nieve.”

MICHELLE GOMEZ-Mary Wardwell

“Yace en esta losa dura

una mujer tan delgada

que en la vaina de una espada

se trajo a la sepultura.

Aquí el huésped notifique

dura punta o polvo leve,

que al pasar no se la lleve,

o al pisarla, no se pique.”

<br/>

BALTASAR DE ALCÁZAR

La voz tronante de AMLO no se pudo acallar; no iba en plan de broma el Plan B de López Obrador. Tampoco la enésima mención que ha hecho el mandatario sobre la existencia de un “diablillo” que le susurra al oído quedarse en el poder —por lo pronto— hasta el 2030. Tan ciertas ambas cosas como todo lo que él, junto con la 4T, han hecho y continuarán haciendo para dinamitar al INE. Tan verdadero como que dos tercios del electorado NO votó por López Obrador en el 2018 (el que casi un 53% del voto emitido haya sido en favor del candidato de la alianza ‘Juntos Haremos Historia’ no quita que, entre votos emitidos por otros candidatos, votos anulados y abstención —sobre todo esto último—, más de SESENTA Y SEIS por ciento del electorado del país no votó por AMLO. Mas, o no lo sabíamos o a este hecho no le damos importancia.

Y por lo visto a López Obrador convenientemente se le olvida… Así, dado que su reforma constitucional en materia electoral fue desechada, lanzó un plan alterno para de todas formas quebrar al INE. Y aunque este ha sufrido modificaciones con las cuales PVEM y PT perdieron su salvavidas inconstitucional (serán los primeros que se despedirán de la posibilidad de volver a ser votados), continuan resueltos en aprobar el bodrio legislativo que Morena está presentando. Normativa llena de horrendos e ilegales parches.

La reforma propuesta y de antemano validada por los diputados de la 4T presenta serias incongruencias además de inconstitucionalidades. ¿Pero cuándo ha sido eso un impedimento para que “Regeneración” Nacional prosiga su curso? El resultado: mínimos retoques y un Senado de la República permitiendo que la esencia para sepultar al INE se mantenga.

Aunque aún no tiene lugar la votación, los senadores de la oposición (PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano y grupo plural) ya saben que no cuentan con los votos necesarios para frenar el veneno que se cierne sobre el INE y sobre nuestra endeble democracia.

Hasta ahora, Ricardo Monreal —presidente de la JUCOPO en la cámara alta— ha dado cabida a que la reforma continúe; dócil legislador ante Adán Augusto López, corcholata y paisano de López Obrador. ¿Por qué su cambio? ¿En qué momento dejó sus falsas bravatas de separación para trastocarse en un escucha más del secretario de Gobernación?

Las columnas más leídas de hoy

En realidad nunca cambió. Sabíamos no había que confiar en el zacatecano, y por lo visto hoy se aprobará una reforma que destroza al INE y que le da control total a López Obrador sobre las elecciones del 2023 y 2024 (y las que le sigan).

Están por votar una propuesta que también afectará a todo aquel que en algún momento quiera enfrentar al obradorismo. Los legisladores que voten a favor de este dictamen, de cierta forma votan contra ellos mismos. Poco les importa. Son fieles siervos del aprovechado.

La propuesta del “Plan B” es descrita bajo la eterna perorata del “ahorro”. Sin embargo, lo cierto es que con dicho esquema se le seguirá dando dinero a los partidos, y más a quien ahorita se lleva de por sí la mayor parte. Todo a Morena; de ahorro solo cuentos.

Entre hoy miércoles y la madrugada del jueves, el Senado enviará a la Cámara de Diputados la propuesta con diversos cambios (ninguno —los principales— los que se requerían para fortalecer nuestro sistema político). Una aprobación en fast-track dándole gusto a López Obrador.

Y cuando esta legislación sea impugnada por ser inconstitucional, los quejosos tendrán que llevar su caso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación; después de eso, se teme, no ocurrirá nada.

Habrá que conformarse con el registro de los cambios aceptados que hoy se votarán en el Senado, del nombre y apellidos de los legisladores a quienes poco les interesó el INE, la democracia y el mismo México. De unos ministros que no resolverán casi de inmediato la inconstitucionalidad.

De una afectación mortal.

Aquí no cabe el vaso medio lleno o medio vacío. Una derrota a medias es una derrota total. Sepultura del INE a un costo altísimo.

Qué lástima que ninguno hizo —empezando por la ciudadanía— lo que le correspondía para parar la desgracia que se avecina.