“Donde hay buena disciplina, hay orden y rara vez falta la buena fortuna.”

NICOLÁS MAQUIAVELO

“La disciplina nos lleva al momento correcto.”

TAPIWA SOROPA

“Pocos hombres nacen siendo valientes, muchos se hacen mediante el entrenamiento y la fuerza de la disciplina.”

VEGECIO

Ahora sí, la sucesión presidencial

La sucesión presidencial inicia el día que comienza el presidente sus funciones y, conforme pasa el tiempo, aspirantes y suspirantes, escondidos o abiertamente deseosos, se ponen más nerviosos con ganas de destacar.

No importa el partido en el poder, hay ciertos tiempos que para todos funcionan igual. El propio López Obrador, cuando ayer le preguntaron si habría cambios en su gabinete, contestó bajo esa misma lógica: “Vamos a esperar a que pasen las elecciones; es que de verdad sí es un antes y un después, siempre ha sido así y ahora no es la excepción”.

Sí, a la mitad del sexenio, pasadas las elecciones intermedias, conociendo a los ganadores y perdedores de esos comicios, es buen momento para hacer ajustes, reacomodos e iniciar la recomposición en el sentido de cómo se espera impulsar la sucesión del equipo en el poder —y solo de este. Esto es, el caso que nos ocupa obviamente es Morena.

La disciplina de Morena

Hasta aquí lo que sucede en cualquier sexenio o administración. Incluyendo los desgastes y rupturas que ocurren, lógicamente, con el paso del tiempo.

Pero hay características particulares a cada administración. La primera de estas, en la Cuarta Transformación, es que dos aspirantes que iban muy encarrillados (Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum) ahora no lo están tanto. Sencillamente, les cambió el panorama con la tragedia de la Línea 12 de Metro de la Ciudad de México. Un retroceso, no un sinónimo de que se acaben para ellos las posibilidades. Pero el hecho es que ello, queriéndolo o no el presidente, abre posibilidades para otros actores.

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En el PRI se sabía que para llegar ‘a la grande’, la disciplina era fundamental (aquel que se movía ‘no salía en la foto’). De allí que la segunda particularidad de Morena es que aún no conocemos a ciencia cierta cómo funciona esa disciplina, si bien se han tenido atisbos al respecto. Pareciera que siguen la misma escuela; AMLO es producto del priismo, finalmente.

Basta con ver que, en el Congreso, los diputados morenistas han aplicado ‘la aplanadora’ para votar las iniciativas enviadas por López Obrador o el que Ebrard le contesta a “The Economist” de forma poca diplomática. En fin, son solo dos ejemplos.

Pero surgen las dudas cuando se recuerda la pésima sucesión de la dirigencia al interior del instituto político en el poder. Yeidckol Polenvsky se aferró a su puesto al grado tal que se volvió una de las pruebas de que Morena no necesariamente heredó la disciplina del Revolucionario Institucional.

La segunda ocasión fue con el desgarriate ocasionado a partir de la primera encuesta interna de Guerrero, donde Amílcar Sandoval (hermano de Irma Eréndira) y Félix Salgado Macedonio prefirieron entrar en un lance entre ellos y con eso demostrar que la disciplina partidista no es lo suyo.

Evitar la desbandada

Y no, en ese sentido no se considere a Porfirio Muñoz Ledo como la tercera o primera muestra. Él será siempre una persona que su única disciplina es la autoimpuesta. Si está de acuerdo con lo dictado lo acatará, en caso de no estarlo, ya lo estaremos gozando con sus discursos en la palestra legislativa o, ahora, vía Zoom.

Muñoz Ledo representará otra cosa. Quizá el primer gran cisma en Morena. Y si bien con él no empezará la desbandada, sí deja a muchos anhelando decir en lo que no concuerdan con el Movimiento o a dinamitar internamente a la 4T, exigiendo regrese a sus orígenes o tratando de modernizarlo.

Pero, en todo caso, lo que hay que plantearse es lo siguiente: Ante la duda y la incertidumbre, ¿quiénes seguirán al pie de la letra el guion establecido —pero a la vez cambiante— de López Obrador? ¿Quiénes decidirán aprovechar el mismo para romper lanzas y hacerse de una posible candidatura?

La segunda parte del espectáculo del lopezobradorismo —mas no la última— está por comenzar. Veremos movimientos civilizados, divisiones esperadas y otras soterradas al interior de la Cuarta Transformación; las pugnas se incrementarán e iniciarán los fuertes desmarcajes de ciertas actores, de formas y de políticas. Una probadita la tuvimos en días recientes con el asunto secretaria de Gobernación versus Consejería Jurídica de la Presidencia, pero habrán muchas más.

Y aunque en Palacio siempre tengan otros datos, otras cifras y otras formas, la disciplina tiene quebraduras y la sucesión dentro —y de acuerdo— a Morena ha iniciado.