Con nuestras propias manos temblorosas
tejemos nuestro bien y nuestro mal;
¡y deshojamos nuestras propias rosas
como en un juego trágico y banal...!
Y después, al mirar el alma pobre,
es la angustia y desesperación
de ver trocado en monedas de cobre
todo el oro de nuestro corazón...
Medardo Ángel Silva
“joder”
Del lat. futuĕre.
1. intr. malson. Practicar el coito.
2. prnl. malson. Aguantarse o fastidiarse.
3. prnl. malson. Estropearse o dañarse.
4. tr. malson. Poseer sexualmente a alguien.
5. tr. malson. Molestar o fastidiar a alguien. U. t. c. intr.
6. tr. malson. Destrozar, arruinar o echar a perder algo.
7. interj. malson. U. para expresar enfado, irritación, asombro, etc.
RAE
¡Se pasan de roscas!
Con esa corrección se expresó el titular de la PROFECO, Ricardo Sheffield, quien acusó a los hospitales privados de aplicar aumentos en medicamentos, tratamientos y servicios varios por arriba de la inflación.
Mas la forma en que los funcionarios gubernamentales buscan destrozar el idioma no ha iniciado en la PROFECO. No. Todos los días, miembros de la 4T nos “conceden” muestras inequívocas de ello o, bien, de cómo usar las palabras para sobajar a quien piensa distinto (que para el caso termina siendo lo mismo).
Mencionaré algunas:
Paco Ignacio Taibo II, se lleva el palmares con la infame frase: “se la metimos doblada, compañeros”. Vulgar, por decir lo menos. Posee otra que, sin ser tan pedestre, demuestra su actuar en este sexenio: “yo soy el candidato ideal para no hacer nada el próximo gobierno”. Y sí, ha actuado en consecuencia…
José Manuel Mireles (finado), misógino irreverente, soltó que las parejas de los derechohabientes son pirujas. Con esa mentalidad fue subdelegado del IMSS en Michoacán. ¡Ya nos podemos imaginar el trato que se les dio a las féminas!
Para desvirtuar la historia (al fin es historiador), Pedro Salmerón se refirió a los asesinos de Eugenio Garza Sada como si se hubiesen tratado de un “comando de jóvenes valientes”.
En el tiempo que Tatiana Clouthier era diputada federal, ante la pregunta de un reportero sobre la economía y el desempleo en el país, la licenciada en literatura inglesa espetó: “¿Usted no trabaja?... Lo veo aquí con un micrófono”. Siendo México el país más violento (no en guerra declarada) para ejercer el periodismo, decir eso no solo es irrespetuoso, también incita a incrementar la violencia contra dicho gremio.
Al anunciar nuevos impuestos en la entidad, el ex gobernador de Baja California Jaime Bonilla consideró (supongo así lo considera todavía) que los empresarios de su estado “chillaban más que un puerco atorado en la cerca”. Eso sin olvidar la retahíla de frases misóginas por él pronunciadas en contra de la ex Miss Universo Lupita Jones, entonces candidata de oposición a sucederle.
Un experto en el uso, abuso y perjuro del idioma es el diputado federal Gerardo Fernández Noroña quien, desde antes de que existiera la 4T, se ha distinguido por su constante falta de respeto a todos y a todas. Desde entonces a la fecha, solo ha “refinado” esa capacidad.
“Respetuosa, respetuosa yo creo que no se ha visto en un espejo señora, tiene el fenotipo que tenemos todos los mexicanos… es usted ignorante y majadera”.
Fernández Noroña a Ruth Zavaleta en octubre 2007.
Por lo visto eso opina de todos nosotros, lo que le lleva a creerse con el derecho de ser abiertamente, él sí,… ¡ignorante y majadero! A Maki Ortíz, alcaldesa por el PAN de Reynosa, Tamaulipas, dijo que era “pedorra”. Y en Tlaxcala, en octubre 2019, expresó lo siguiente de la legisladora local panista Adriana Dávila Fernández:
“Estaba vinculada con grupos criminales, y es más bocona que la chingada, no sé si es cierto o no, pero en Tlaxcala siguen los problemas. Pasen elementos para ponerle una chinga la próxima vez que abra la boca”.
Fernández Noroña
En resumidas cuentas, Fernández Noroña tiene una forma especial de ser misógino y propulsor de la violencia de género, si bien presume de ser librero…
Falta incluir a Hugo López Gatell y la forma en que desinforma jugando con cifras y definiciones. Estoy convencida de que él merece un artículo —y un trato— aparte.
Hay más frases, comentarios e individuos que han utilizado el idioma para zaherir, vilipendiar y destruir, pero ya me referiré a ellos en otro momento.
Parafraseando a López Obrador, cuando en septiembre de 2019 dijo “tomen para que aprendan”, valdría la pena que alguien les regalara (y leyeran) “El buen uso del español”; un libro de norma lingüística que se fundamenta en las descripciones formuladas por recientes publicaciones de la RAE y de la ASALE, editado por Espasa.
Y antes de que me cuestionen, aclaro: sí, Vicente Fox también utilizaba frases pegajosas, dicharacheras y en ocasiones denigrantes (‘lavadoras de dos patas’), pero su equipo no repetía el estilito. En la 4T pareciera que esta otra es la consigna y objetivo lingüístico.
Desvirtuar el idioma, utilizarlo para denigrar, no es ni de avanzada ni progresista. Si acaso algo obscuro y tendiente a la radicalización; con los mismos fines que lo han usado extremistas en diversos momentos de la historia de la humanidad.
El léxico debe ser claro, pero el lenguaje de la 4T solo es “pobregista”. Y al igual que en su actuar no son realmente ni de izquierda ni progresistas (únicamente han hecho banales los términos), se han dedicado a destruir el idioma. La Cuarta Transformación todo lo desvirtúa en aras de una falsa humildad pueblerina.
Me queda de consuelo que el buen uso del idioma español es algo que se puede recuperar. Desafortunadamente no así al país para el resto de las cosas.