Ahora sí, vengo con todo y les voy a contar con lujo de detalles qué es lo que acaba de suceder en el proceso electoral que se llevó a cabo en la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA).

Para empezar, quiero felicitar al compañero Rafael Munguía Almeida, quien ganó las elecciones para secretario General, y que entrará en funciones a partir del 1 de febrero del 2026, gestión que concluye el 31 de enero del 2029.

El pasado 27 de mayo, en el evento que Aeroméxico y la embajada de Colombia organizaron, platiqué con algunos colegas de la prensa, y vaticiné que, si todo seguía como hasta ese momento, Rafael sería nuestro próximo líder sindical.

No, no tengo bola de cristal, pero en ese momento estaba en pleno apogeo el tema de la revisión salarial de los sobrecargos agremiados a la ASSA, que prestan sus servicios a Aeroméxico, y los medios querían saber si los agremiados se iban a ir a huelga o no.

¿Qué ha pasado en las elecciones de ASSA? Pues de todo un poco, y debo decir que presenciamos una asamblea “a modo” para elegir a tres alegres comadres de la actual secretaria general, Ada Hermelinda Salazar Loza, para fungir como la “Comisión Electoral Observadora”, quienes se la pasaron violando el Estatuto en vigor y la Ley Federal del Trabajo, pues una de las doce candidaturas para el cargo de Secretario General fue totalmente ilegal.

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En efecto, avalaron la candidatura de Teresa Torreblanca quien no cumplía los requisitos que mandata el Estatuto para postularse a un cargo sindical por haber sido personal de confianza de la empresa Aeroméxico. No solo eso, violentaron los derechos de los agremiados al “crear” reglas completamente ridículas donde se impedía la libre circulación de los sobrecargos en la sede sindical.

Y sí, retomando la frase favorita de Ada, “es la primera vez en la historia del sindicato”, que se limitó incluso ir a los baños de ASSA, no fuera que los candidatos que fueron a observar el buen desarrollo de las votaciones, se pusieran a hacer proselitismo, ¡un total absurdo!

Porque en nuestro sindicato, las votaciones duran 10 días para que a la gente que está volando le dé tiempo, entre un descanso y un servicio, de ir a votar. Generalmente, los candidatos piden sus vacaciones u ocupan sus días de descanso, y acuden para ver que todo se desarrolle conforme a nuestra ley interna. Pero en esta ocasión la Comisión Electoral Observadora, les impidió incluso cruzar palabra alguna con los sobrecargos, aunque ya hubiesen emitido su voto.

Tengo que decirlo fuerte y claro: los tres años de Ada Salazar al frente de ASSA, fueron tres años totalmente tirados a la basura, y miren que me tocó vivir una gestión bastante gris con Arturo Aragón (2001-2004), pero que al lado de Ada, su liderazgo fue muy colorido.

No hizo nada de todo lo que prometió a su llegada. Y además quería que la gente le trabajase para ella sin remuneración alguna; de hecho, ese fue un primer quiebre que en lo personal tuve con ella, cuando me buscaron para asesorarlos y poder llevar a cabo una reforma estatutaria, que jamás se realizó, porque Ada no entiende que el tiempo vale, y que hay que pagar por cualquier trabajo que se desempeñe.

El segundo momento álgido con ella fue cuando de manera unilateral y saltándose el Estatuto, impuso un despacho de abogados, bajo el argumento de que “no iba a trabajar con alguien que no le generase confianza”, olvidando que el área jurídica del sindicato no solo está a su servicio, sino que se debe a la base de sobrecargos, quienes además pagan los sueldos de dichos asesores, por eso debieron de haberlos elegido en una asamblea, pero no fue así.

Y la cereza del pastel, que terminó por minar toda confianza en su gestión, fue el manejo hipócrita del caso de los compañeros de Mexicana, Click y Aeromar, sobre todo con estos últimos. Los dejó a su suerte con una argumentación por demás pobre: “que ella no iba a violar el Contrato Colectivo de Trabajo de Aeroméxico” y por eso los sobrecargos al servicio de Transportes Aeromar, tenían que formarse como hijo de vecino para poder entrar a Aeroméxico, tras la quiebra y cese de operaciones de Aeromar.

Lo más cruel fue cuando gente allegada a Ada Salazar, como Amparo Trejo, la actual Vocal del Tribunal de Honor y Justicia, les respondió de manera grosera y altanera a los sobrecargos que acudieron al sindicato cuando se quedaron sin trabajo, que mejor fueran a vender comida en la calle, o a poner uñas, en lugar de pedirle que pelearan por acomodarlos en la aerolínea del Caballero Águila.

Algo que se le tiene que reconocer a la gestión de Ricardo Del Valle (2011-2023), es que logró quitar la barrera de la edad de los sobrecargos aspirantes para entrar en Aeroméxico, sin embargo, con Ada Salazar el tope de la edad regresó, por lo que no se pudo acomodar a la gente de Aeromar, y aunque tenían la experiencia, documentos en regla y completa disposición, se les dejo en una completa indefensión, sufriendo la indiferencia rampante del sindicato.

En el caso de los sobrecargos de Mexicana y de Click, para la gestión de Ada Salazar solamente hemos sido un pesado lastre del que le gustaría haberse deshecho, pero no lo ha logrado; por lo menos hasta ahora, porque mientras a nosotros no nos liquiden -y es lo que la señora no ha entendido-, seguimos siendo parte del sindicato y tenemos pendiente el tema del Fideicomiso del MRO.

De este tema, solo a cuentagotas ha soltado información; por ejemplo, al día de hoy desconocemos si la prórroga solicitada al gobierno fue aceptada y bajo qué términos, porque ASSA no ha informado absolutamente nada.

Otro ejemplo es por qué no informó nada del comienzo del nombramiento como suplente de Jorge Arturo Castro ante el Fideicomiso del MRO. El suplente, por acuerdo de asamblea, y voto de los agremiados, era Joaquín Romero Saldaña. ¿En qué momento y con qué fundamento legal?, pero se cambió al suplente de Sinuhé Viveros Gutiérrez, Vocal de la Comisión de Hacienda y miembro del Fideicomiso del MRO.

De manera oficial no se han informado de esos cambios, porque a Ada no le importa en lo más mínimo gestionar el caso de los sobrecargos de Mexicana y Click. Eso sí, cuando fue candidata no dudó en ir a buscarnos para que le diéramos nuestro voto; ahí sí que le importábamos.

Después vimos su verdadero rostro, uno incapaz de negociar, que se sirvió solo de mentiras y amenazas para conseguir las peores negociaciones que he visto en toda mi vida sindical. La primera con la terminación del Convenio Covid, en la que tuvo la oportunidad de solicitarle a Aeroméxico una retabulación en el CCTB, que cambiase de 10 años el tabulador y disminuir este a cada 5 años, y no lo hizo.

Alegó que ese tema era parte de la revisión salarial del año siguiente, y ¿qué creen que pasó al año siguiente en la revisión salarial? Pues que no lo podía pedir, porque ese era un tema contractual y en la salarial solo se iba a ver lo respectivo al aumento al salario.

Lo peor no es eso, “mandó a volar” (literalmente) a todo aquel representante sindical que le cuestionase su actuar, dejando en el sindicato solo aquellos que le son leales, con lo que dejó un sindicato sin pies ni cabeza, asumiendo ella atribuciones de otras carteras, con la falsa creencia de que ella “tenía todo el poder”.

Hoy las redes sociales son gestionadas por el ingeniero de sistemas que casualmente es hermano de Amparo Trejo, la fiel escudera de Ada Salazar, y no por el secretario de Prensa Andrés Becerra, porque según Ada, no le gusta como maneja la prensa y las redes sociales, esto es, no ensalza su figura sino que se limitaba a informar, lo cual es su trabajo.

Hoy ASSA enfrenta grandes retos, entre ellos reconciliar a la base de Aeroméxico que está fragmentada por dos contratos colectivos de trabajo; no se ha podido llevar a cabo un estudio serio de fatiga de los tripulantes y ya no hablemos de la memoria histórica del sindicato.

Yo lo que deseo es que ASSA vuelva a brillar como el sindicato de vanguardia que alguna vez fue, que tenga en mente la importancia de hacer eventos con todos los sobrecargos para crear lazos y hacer comunidad, estar al pendiente de lo que sucede en la política actual y ser una voz constante en los medios, dando su opinión, redignificando la profesión de sobrecargos y ahora sí, llevando a cabo una reforma estatutaria, que es de vital importancia para seguir avanzando.

Sin duda son grandes retos los que se tienen al frente, pero lo que no se puede echar en saco roto y este es un consejo para el nuevo secretario General electo, Rafael Munguía, es el enorme capital humano que tiene con todas las empresas que conforman la ASSA de México. Todos merecemos ser tomados en cuenta.

Elecciones en el sindicato de sobrecargos