“La legalidad es humana, la justicia es divina”.
Durante el último año de gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari, en la Ciudad de México se presentó una manera de extorsión nada novedosa, que consistía en un plan muy bien orquestado en el que mujeres jóvenes vestidas muy provocativamente en los vagones del Metro se acercaban a hombres de la sexta década de la vida, y al llegar a determinada estación, gritaban a viva voz que los hombres elegidos las habían intentado violar, llegaban en ese momento agentes de seguridad, quienes por una cantidad importante de dinero evitaban que dichos señores fueran remitidos por ellos mismos a un juzgado por el delito de intento de violación con agravantes inventadas, como se acostumbra a hacer cuando lo permite el Estado de derecho.
Eso intentaron hacerle a mi padre ese año, pero audazmente les enseñó a los agentes de seguridad que se le acercaron en la estación Allende donde se bajaba para ir a trabajar su reciente cicatriz en el pecho por una cirugía de corazón que le habían realizado, y les dijo con su tarjeta ladatel en la mano que en esa época se utilizaba para hacer llamadas de teléfonos públicos, que hablaría con su cardiologo para que constatara que ese inicidnete le pudo haber causado daño cardiaco, y acusar a la mujer en cuestión de daño doloso, además de decirles, lo cual también era cierto, que los medicamentos que tomaba para regular su corazón le causaban impotencia sexual, y que no habría razón física para intentar hacer lo que la mujer gritaba, los agentes de seguridad junto con la mujer salieron en segundos de la estación del Metro para perderse entre la gente que caminaba en la calle de Tacuba.
Una acusación por intento de violacion o por abuso sexual, que jurídicamente pueden equipararse, es muy ambigua, ya que puede proceder desde un inicio como imputables por un roce, un abrazo, un beso, una insinuación, hasta una penetración.
Por eso hay que ser muy precavidos al tratar de analizar lo que ha ocurrido en el catolicismo al respecto, sobre todo porque dicen que se tratan de menores de edad los involucrados, pero lo que yo sí puedo asegurar como pediatra que soy, es que si un niño o una niña muy desafortunadamente sufren de una violacion sexual como tal, quedan con secuelas psicológicas muy variadas pero muy persistentes, ya que las secuelas físicas el cuerpo humano con su gran sabiduría las sana; por lo tanto, si una persona acusadora de abuso sexual en su niñez no presenta dicho daño psicológico, podría ser muy probable que no haya sufrido de violacion sexual literal.
Nota cultural agregada: recomiendo al respecto la película biográfica: “Marshall: El origen de la Justicia” sobre el defensor Thurgood Marshall al que el mismo Martin Luther King admiró en su momento.