Parecía que jamás pasaría, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) reconoció el trabajo de cuidados en el hogar para promover una distribución más justa de los bienes en caso de divorcio.
Hablaré de dos casos representativos.
Uno sucedió en Veracruz en 2021, cuando la Primera Sala de la SCJN reconoció el trabajo no remunerado de quienes se dedican al cuidado del hogar y la crianza de los hijos dentro del matrimonio. Esto surgió a raíz del caso de una mujer, que después de veinte años de casada bajo el régimen de separación de bienes solicitó una compensación económica al divorciarse, pues había renunciado a su desarrollo profesional para dedicarse al hogar y al cuidado de su hija.
Los tribunales desecharon su petición, pues la legislación de ese estado no contemplaba una figura legal para compensar esta desigualdad, pero ella fue más allá y acudió a la SCJN, donde se abordó el caso como una cuestión de derechos fundamentales: las personas al cuidado del hogar no podrían (ni deberían) quedarse sin compensación económica en caso de un divorcio.
Seguir siendo omisos era perpetuar una injusticia basada en estereotipos de género, donde quienes cuidan —principalmente mujeres— lo hacen sin reconocimiento económico.
La Corte ordenó que se emitiera una nueva sentencia que considerara el derecho de la mujer a una compensación económica de hasta el 50% de los bienes adquiridos por su esposo durante el matrimonio.
El caso de Veracruz sentó un precedente importante para otras mujeres en situaciones similares, subrayando la necesidad de que los jueces juzguen con perspectiva de género y reconozcan el impacto económico de las labores de cuidado.
Ayer, en una sesión que debemos considerar histórica, la Suprema dignificó el trabajo doméstico, al determinar que una persona que se dedica al hogar y al cuidado de los hijos puede recibir una compensación económica tras un divorcio, incluso si gana más que su expareja.
La historia que impulsó este cambio es la de una mujer en Querétaro que solicitó el 50% de los bienes de su ex esposo. Después de pasar por varios tribunales, la SCJN le dio la razón. ¿El argumento? Ella no solo tenía dos trabajos remunerados, sino que también se dedicaba al hogar y a cuidar de su hijo, lo que generó una diferencia importante en su patrimonio al separarse.
La Primera Sala fue clara: combinar un empleo fuera de casa con las tareas del hogar implica un gran desgaste, tanto físico como emocional, reduciendo el tiempo que se dedica al autocuidado, además del disfrute y crecimiento personal.
Esta resolución es un gran paso para reconocer el valor económico del trabajo doméstico y lograr una mayor igualdad entre hombres y mujeres. Al permitir una compensación económica, la SCJN busca proteger a quienes han dedicado su vida al hogar, un trabajo que muchas veces no se ve ni se valora.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) pintan un panorama claro de esta desigualdad. En 2023, la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México estimó que el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados alcanzó los 8.4 billones de pesos, un 26.3% del Producto Interno Bruto. De esta cantidad, las mujeres aportaron el 71.5%, mientras que los hombres contribuyeron con el 28.5%. Las labores de cuidados y apoyo, limpieza y mantenimiento de la vivienda, y la alimentación fueron las que más contribuyeron al valor económico total.
Si todo este trabajo doméstico se pagara, las mujeres recibirían un salario mensual de aproximadamente $7,248 pesos, mientras que los hombres ganarían alrededor de $3,040 pesos. Estas cifras revelan la enorme brecha de género en la distribución de las tareas del hogar y el impacto económico que esto tiene en las mujeres.
Vaya que hacía falta una resolución así, a favor de quienes dedican su vida al cuidado de los hijos (incluso padres, madres y el mismo esposo).
Diré, a modo de conclusión, que las mujeres y sus hijos e hijas no solo quedarán protegidas económicamente en caso de un divorcio: esta resolución evitará muchos casos de violencia doméstica que suceden precisamente por falta de recursos. Una mujer que teme dejar al marido violentador por no tener los medios para subsistir ahora puede exigir no quedarse sin nada. Ojalá esto se replique en todo el país y se difunda lo suficiente para que nadie vuelva a padecer violencia económica y se prevengan otros tipos de violencias domésticas que llegan incluso al feminicidio.