Ya les he platicado por aquí que en el estado en el que vivo, Querétaro, las cosas nomás no le salen a la gente de Morena. Se esfuerzan y se esfuerzan por poder posicionarse políticamente, pero acá nadie los quiere.

No hay un solo elemento morenista que haya o esté haciendo un “click” con la población queretana. No hay nombres, no hay figuras que más o menos den confianza. Lo que dan es risa o miedo.

Hace poco, Santiago Nieto, quien ha querido colarse en la política queretana como miembro de Morena, ha estado haciendo su luchita.

El quería tener algo que ver con Querétaro, y pues por ser de acá nada más le daba ese derecho, porque en realidad no ha hecho nada en favor de los queretanos.

Ahora el chisme que todos sabemos es que es acusado de lavado de dinero.

Directamente, Roberto Gil Zuarth, secretario particular de Felipe Calderón es quien lo denuncia. Ahí hay algo personal entre ellos dos. No es la primera vez que Gil Zuarth arremete contra él.

Por supuesto que Santiago Nieto ya salió a decir que no es verdad y que todo es un ataque político en su contra y de parte del PAN.

La cosa es que cuando un político dice que no es cierto que ha lavado dinero, en este país ya nadie se lo cree.

Y es que no basta con negarlo, hay que demostrarlo pero si a esas nos vamos no nada más él, ¿cuantos políticos más lo hacen?

Aquí como siempre y en medio de todos, los mexicanos siempre viendo sin poder hacer nada, la cantidad de suciedad que hay en la política, mientras tanto buscan con esperanza algo o alguien  que les haga sentir que no se van a burlar más de ellos. Y eso es algo complicado.

La autoestima de los mexicanos está muy lesionada.

Estuve en una boda hace unos días y en la charla de sobremesa no había uno de los que estuvieran en la mesa que mostraran esperanza y alegría por este país. Al contrario, eran comentarios desesperanzadores los que se escuchaban: “No hay salida, todo está mal, todo va en picada”.

Tampoco nadie hablaba de que alguien más viniera a ser el héroe o la heroína de el desastre. No había nada más que confusión y desesperanza.

A menos, insisto, que demuestre que fue una calumnia.

Y entonces todos los políticos incluido el presidente tienen que demostrar que no es cierto de lo que se les acusa... Pero eso nunca pasa. Lo que sí pasa es la sensación de desconfianza e incertidumbre rumbo al 2024.

Nos espera un largo camino.

Es cuanto.