La alcaldesa de Cuauhtémoc ha adoptado la batuta de efectuar el trabajo sucio de fuerzas que a toda costa buscan dinamitar el camino de Claudia Sheinbaum a la presidencia.

Sandra Cuevas encarna en cuerpo de mujer el concepto de misoginia desde el ejercicio del poder con un estilo masculinizado de conducirse que rebasa lo violento y araña la ilegalidad.

Probablemente a Cuevas le han prometido que su histrionismo y vulgaridad podrán traducirse en una candidatura opositora a la Jefatura de Gobierno en 2024, aunque ello sea prácticamente inviable pues antes de ella, hay cola. No por eso deja de ser bajísimo el personaje de voz grave que se ha creado, ese en el que esconde tras uniformes estilo policial un lépero lenguaje, el que alega estudios elevados pero no tiene capacidad argumentativa ni lógica para explicar el desvío de recursos públicos para la compra de panfletos y campañas negras.

Comete un error la alcaldesa “rompe madres” pensando que podrá capitalizar los ataques contra Claudia Sheinbaum en su favor. Al contrario, Sandra Cuevas hace  daño a la forma de hacer política por mujeres tomando las peores prácticas de los típicos machos, rentando su cargo al postor que le ha dado la tarea de la chamba sucia y renunciando a la única posibilidad de autonomía. Cree que terminando el cargo podría ser jefa de gobierno sin voltear a ver el hecho de que más de la mitad de los votantes en su propia alcaldía, se ha arrepentido de votar por ella.

Cuevas se ha quedado satisfecha con destapar los caños por los que su padrinazgo y aliados hacen correr el excremento propio de sabotajes al metro, noticias falsas, saqueo presupuestal y campañas de odio. Ningún doctorado en Derecho brinda ese talento y en definitiva, se le debería reconocer a modo de sanción.

Al día de hoy, Sandra Cuevas es una clasista confesa, mentirosa confesa, golpista confesa y probablemente, delincuente también confesa. Pero lo peor no es ni el papel al que se ha condenado, sino el abandono de sus funciones con tal de buscar la paja en el ojo ajeno.

El último informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) coloca a la alcaldía Cuauhtémoc en el sexto lugar a nivel nacional entre municipios con mayor violencia feminicida, casi al nivel de Ecatepec, que mantiene el promedio de 10 mujeres asesinadas en el último año, en un claro deterioro de la seguridad en ese espacio. El recurso de servicios públicos parece extraviado pues en diciembre de 2022 se documentó que los baches son un peligro de muerte en las 33 colonias de la alcaldía Cuauhtémoc, en vías secundarias que corresponden a su ámbito competencial y la lista de parques, kioskos, espacios públicos, banquetas y hasta señalización deteriorada o abandonada sigue, así que tampoco para trabajar es buena.

Ojalá que entre los objetos ilegales asegurados por la Contraloría General se encuentre el ladrillo en el que la arrogante Cuevas decidió montarse, tal vez así se de cuenta que a ras de piso, el liderazgo no le da ni para convencer a sus trabajadores que fueron, por cierto, los que alertaron de las irregularidades que se viven bajo su pequeña “monarquía”.