Lo que comenzó como una contienda política entre María Elena Álvarez-Buylla, actual directora del Conacyt y exfuncionarios del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, (FCCyT), ha escalado a dimensiones no sospechadas y pareciera que el tema derramará mucha tinta, bilis, cefaleas, y quizá se coarten libertades y se ‘corten cabezas’ en un proceso que no parece culminará en breve.

El punto es que, con razón o sin ella, María Elena Álvarez-Buylla generó una avalancha al llevar ante las autoridades, por medio de la Unidad de Asuntos Jurídicos del Conacyt, una denuncia de hechos ante el Ministerio Público y el Órgano Interno de Control por presuntas “irregularidades ejecutadas a través de asignaciones directas millonarias a favor del FCCyT A.C., desde distintos fideicomisos del Conacyt”, alegando que los recursos otorgados al Foro desde su creación no tenían sustento legal ni administrativo, lo que constituye una falsedad que está a la vista de todos, y tan es así que ya en dos ocasiones integrantes del Poder Judicial han rechazado la solicitud de la Fiscalía General de la República (FGR), que bajo la égida de Alejandro Gertz Manero -quien al parecer también está ajustando otras venganzas o fobias en contra de los científicos-, les configuró más delitos con el afán de encerrarlos por al menos 80 años en el máximo penal de seguridad de El Altiplano.

La congruencia no es una cualidad que caracterice a los integrantes de la denominada Cuarta Transformación (4T) comenzando por su líder moral, el presidente Andrés Manuel López Obrador; de tal suerte que ya no sorprende encontrar cada día más inconsistencias entre la narrativa que pregonan y cómo se conducen.

Y de ello han dado constancia no pocos personajes, pero en particular me referiré a dos, comenzando por la propia María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt.

Esta connotada investigadora, quien ya todos sabíamos sería la titular del Conacyt en cuanto se declarara el triunfo de López Obrador en la contienda presidencial de 2018 porque así lo hizo saber Andrés Manuel incluso durante un debate, inexplicablemente ha apoyado las iniciativas del Ejecutivo en la desaparición de apoyos y becas a la comunidad científica.

La ganadora del Premió Nacional de Ciencias y Artes en 2017, ha justificado la extinción de los fideicomisos, como lo señala una nota periodística de El Universal, intitulada “Álvarez-Buylla obtuvo 17 mdp de fideicomisos; hoy los llama corruptos”.

“Como investigadora, entre 2003 y 2015, la directora del Conacyt obtuvo generosos beneficios económicos de un esquema jurídico y de financiamiento que ahora considera que sirve para “desviar recursos”, y cuya desaparición justifica”.

Sin embargo, como investigadora recibió 17 millones 228 mil 714 pesos de estos fondos.

Desde 2003 a 2015, a la funcionaria se le han financiado varios de sus proyectos de investigación con recursos de los fideicomisos, que le han permitido realizar publicaciones en revistas, asistir a congresos internacionales para exponer sus hallazgos, así como consolidar gran parte de su carrera científica.

De acuerdo con la solicitud de transparencia 1111200020719, en tan sólo un año (2003), María Elena Álvarez-Buylla obtuvo 10 millones 598 mil 714 de pesos para el financiamiento de tres diferentes proyectos a través del Fondo Sectorial de Investigación Ambiental Semarnat-Conacyt y el Fondo Institucional del Conacyt.

Así que emprendió tres proyectos de ciencia básica de forma simultánea como investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM. Recibió 5 millones de pesos por el proyecto “Lacandonia Schismatica: Recurso genético estratégico para México y Conservación de la Selva Lacandona”, con un financiamiento para 36 meses.

Además se le entregaron 3 millones 198 mil 714 pesos para estudiar “la formación de patrones y su evolución: plantas y genes Mads-box” durante 60 meses y cobró otro apoyo de 2 millones 400 mil pesos para indagar por 23 meses “las variedades transgénicas de maíces criollos y teocintles en México”.

La financiación de sus proyectos de investigación le ha permitido consolidar gran parte de su carrera científica.

El informe de actividades 2003 del Instituto de Ecología indica que María Elena Álvarez-Buylla, en el mismo periodo que se le financiaron sus proyectos con fideicomisos, realizó una estancia a la Universidad de Uppsala (del 1 de julio al 30 de agosto), en Suecia, con derecho a goce de sueldo y una beca de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM.

La solicitud de transparencia 1111200020719 también puntualiza que a María Elena Álvarez-Buylla se le otorgaron recursos, en otras tres ocasiones, del Fondo Sectorial de Investigación para la Educación SEP-Conacyt. En 2007 se le destinaron 130 mil pesos para su proyecto con número de folio 81542 de la Convocatoria de Ciencia Básica; en 2012 le aprobaron 500 mil pesos para otra investigación de 12 meses y en 2014 obtuvo 2 millones de pesos para el proyecto “Interacción de redes de genes Mads-Box”, con número de folio 240180, que constó de 36 meses.

El último apoyo que adquirió de un fideicomiso fue en 2015, durante la gestión de Enrique Cabrero en el Conacyt, al que María Elena Álvarez-Buylla ha acusado públicamente de corrupción y desvío de recursos. A través del Fondo Institucional del Conacyt le concedieron otros 4 millones de pesos para un proyecto de 24 meses sobre “biomonitoreos de transgenes y herbicidas en maíz en México”. Dos años después, la investigadora recibió de las manos de Enrique Peña Nieto el Premio Nacional de Ciencias.(El Universal 13/10/2020).

Resulta una incongruencia total que alguien que durante tantos años se ha beneficiado de este tipo de apoyos como funcionaria pública vaya en contra de que más estudiantes gocen de sus beneficios y respalde la postura presidencial en un tema que mínimo debería ver con mayor sensibilidad.

El otro caso que abordaré es el de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien ha tenido que salir a intentar justificar un asunto que a los ojos de muchos mexicanos constituye, si bien no un delito, sí una inmoralidad, el hecho de que su hija Mariana Imaz Sheinbaum, haya recibido más de un millón de pesos del Conacyt, -de acuerdo con información de la Plataforma Nacional de Transparencia del Instituto Nacional de Transparencia INAI-, por concepto de Subsidios para Capacitación para Becas durante los últimos años de la administración del presidente Enrique Peña Nieto y hasta agosto de este año, otorgados por el Conacyt a cargo de María Elena Álvarez-Buylla y bajo la égida de AMLO.

“Primero los pobres”, es una frase que el presidente López Obrador ha repetido hasta el cansancio, pero que al parecer no ha sido bien escuchada por la regenta capitalina y su familia, a pesar de que quizá es la funcionaria que más cercana a él ha estado, y no se diga en los últimos días siendo que la ha estado placeando como su consentida para sucederlo en el cargo en 2024.

El pasado lunes, tras ser cuestionada sobre los millonarios apoyos que ha recibido su hija de 33 años de edad durante sus estudios de Filosofía, -que nada tienen que ver con Ciencia y Tecnología-, Claudia Sheinbaum declaró sentirse orgullosa de que lo haya logrado por méritos propios. “No usamos influencias”, dijo.

Pero al margen de ello, los mexicanos reclaman que se otorgue una beca millonaria a alguien que sí cuenta con los recursos para solventarla justamente en un momento en el que los apoyos para becarios han disminuido en más de 50%, y a sabiendas de que se le está quitando la oportunidad de obtenerla a alguien que verdaderamente la necesita.

La prepotencia, la soberbia, el abuso de poder en el caso de María Elena Álvarez-Buylla, y la inmoralidad, el tráfico de influencias, el amiguísimo, la corrupción, y otras presuntas ilegalidades que se pudieran configurar en el caso de las Sheinbaum, solo reflejan que no existe y no existirá la Cuarta Transformación mientras quienes la representan sigan actuando como los funcionarios del pasado y echando mano de todas sus mismas malas prácticas y corruptelas.

Salvador Cossío Gaona I Twitter: @salvadorcosio1 I Correo: Opinión.salcosga@hotmail.com