El regreso a clases trajo consigo una bomba más. Y es que nada más al terminar el periodo vacacional se publicó información derivada de una investigación que la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica en Sinaloa (UIPES) había venido realizando a Héctor Melesio Cuén Ojeda.

El resumen de la investigación revela lo que en secreto a voces ya se conocía en el ideario popular. Que Cuén Ojeda y familia incrementaron su patrimonio de manera exponencial e inexplicable al amparo de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y otros cargos públicos. La publicación realizada por medios locales (Revista Espejo y Noroeste), exhibe la friolera de 123 millones de pesos en 13 años en inversiones por parte de la familia del ex rector universitario.

El reporte detalla la adquisición de bienes inmuebles a través de empresas que controlan Héctor Melesio Cuén, esposa e hijos, con un ritmo de inversión que no corresponde en absoluto con los salarios que devengan como funcionarios de la universidad, cuyos ingresos oscilan entre los 40 y 50 mil pesos.

Más allá de los montos, existen razonamientos en función de ello que definitivamente deberían poner a pensar a la comunidad universitaria. El hijo del ex rector, resultó un empresario exitosísimo aun cuando se supone dedica gran parte de su día a día a las labores administrativas de la universidad.

Hoy por hoy, adquirir una vivienda en el mercado inmobiliario actual es complejo. Existen académicos y docentes universitarios que aún no logran adquirir una vivienda, en cambio, la familia Cuén Díaz ha logrado adquirir hasta 86 predios o propiedades con un valor de 123.9 millones de pesos.

A Héctor Melesio Cuén le ha ido mejor como ex rector. La pauta de inversión se disparó nada más al salir de la rectoría. Comenzaron a fundar empresas, a adquirir propiedades, financiar campañas y fundar un partido político que le ha redituado en diputaciones plurinominales. El dinero, comenzó a fluir. Incluso se ha dado el lujo de renunciar a su pensión.

Mientras profesores con posgrado se esfuerzan por continuar preparándose a la espera de una oportunidad para recibir más horas frente a grupo. La familia Cuén Díaz recibe prebendas y beneficios en la UAS. El trascendido es que, para avanzar profesionalmente en Casa Rosalina, hay que estar afiliado al PAS y hacer activismo en favor de ese instituto político. Mientras los jerarcas del PAS se paran sobre el esfuerzo de la base universitaria, estos son motivados a defender a ultranza cualquier posicionamiento del ex rector.

Más allá de la información revelada y los montos, me parece que tanto la Fiscalía, como la Unidad de Inteligencia Patrimonial, la Auditoría Superior del Estado y la propia comunidad universitaria, deben voltear a ver con lupa el rastro que ha dejado Héctor Melesio Cuén en su ruta por el poder político vía control de la UAS.

Creo más que oportuno que la transparencia comience a asomarse al entorno de Casa Rosalina y todo lo oscuro que hay detrás. No creo que el ex rector sea víctima de persecución política, tampoco que la revelación de la información le vulnere en su integridad. Es una persona pública y debe estar sometido al escrutinio social. Su desarrollo político en los últimos 15 años ha sido más que público, y es justo que la ciudadanía conozca lo que hay detrás de un personaje que mantiene a la UAS en un puño.

Con mayor razón, luego de toda esta información, pienso que la UAS debe ser auditada. Pienso también, que la FGE debería ir a más, e investigar la red de empresas y personajes vinculados a los movimientos financieros de la universidad y del PAS.

Vanessa Félix | Twitter: @vanessafelixmx