A casi un año de gobierno de Claudia Sheinbaum y desde la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero, la presión sobre México por los actos delictivos del sexenio de López Obrador; presuntos vínculos con el narcotráfico, corrupción, huachicol y reformas constitucionales en sectores estratégicos como el energético y las telecomunicaciones, no ha hecho más que aumentar.
Claudia quizá se fortalezca quitándo a los duros e incondicionales de AMLO… O quizá se rinda.
Sin embargo, mientras personajes clave del obradorismo se perfilan como objetivos de investigaciones internacionales, el gobierno actual decide encubrir, defender y evitar a toda costa que comparezcan ante la justicia.
La presión para que México rompa con enemigos geopolíticos de Estados Unidos como China, Irán, Rusia, Cuba, Venezuela y Nicaragua crece y el margen de maniobra del gobierno mexicano se reduce. La administración de Sheinbaum ya no puede permanecer omisa. La exigencia de Washington es clara: cabezas. En la lista están Adán Augusto López, Mario Delgado, López Obrador, Américo Villarreal, Alfonso Durazo, Rubén Rocha, Alfredo Ramírez Bedolla y Manuel Bartlett, entre otros.
Blindaje transexenal
Cabe señalar que la comisión para la reforma electoral quedó integrada por figuras íntimamente ligadas a López Obrador: Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación, Pepe Merino, director de la Agencia Digital (recordando las históricas “caídas del sistema”); Ernestina Godoy, consejera jurídica de la Presidencia; Lázaro Cárdenas Batel, asesor presidencial, Arturo Zaldívar, exministro y arquitecto del desmantelamiento del poder judicial y Jesús Ramírez Cuevas, ex vocero de AMLO.
Jesús Ramírez, por cierto, fue señalado por el New York Times por su cercanía con estrategias de propaganda del Kremlin y a esto se suma la preocupación de agencias como la DEA y Homeland Security sobre operaciones de Hezbollah, Hamas y la Guardia Revolucionaria iraní en México.
Rediseño estructural
Este equipo no solo busca una reforma electoral, sino un rediseño estructural que garantice a Morena el control perpetuo de los órganos del Estado, desde los puestos más modestos hasta la presidencia.
Ya no se trata de fortalecer a un “partido hegemónico”, sino de construir un partido único, con aspiraciones de permanencia al estilo soviético o cubano.
Con esta reforma incluso el PVEM y el PT quedarían obsoletos. El mensaje es claro: Morena ya no necesita aliados. Para colmo, aunque PRI y PAN deberían ser “la oposición”, sus cúpulas con Alito, Anaya y Romero ya han claudicado, son simples comparsas del régimen y su silencio, además de vergonzoso, los hace cómplices.
Las opciones del PVEM
No obstante, el camino hacia esta reforma no está completamente despejado. Si bien PRI y PAN han perdido relevancia, el PVEM sigue siendo el verdadero partido bisagra. Cualquier reforma constitucional necesita su aval.
Ante este panorama, los verdes tienen tres opciones: someterse y desaparecer, negociar su supervivencia como “el partido”, o romper con AMLO y resistir la reforma.
Este último escenario podría desencadenar una pugna intensa entre Morena y el PVEM. Hay quienes especulan que será el Verde quien, finalmente, rompa con López Obrador, ya que Sheinbaum no lo hará nunca.
Cada vez más analistas ven a la presidenta como a Pascual Ortiz Rubio durante el Maximato: un mandatario formal, sin poder real, actuando bajo la sombra del verdadero jefe.
Si el PVEM rompe, la estructura lopezobradorista se podría tambalear.
Al sentirse excluidos del nuevo esquema de poder, podrían reaccionar entregando a personajes como López Obrador a la justicia estadounidense para salvar su futuro político.
Algo que, de concretarse, marcaría un punto de quiebre. La reforma electoral no sería solo un intento de control político, sino el principio del fin de un proyecto autoritario que lejos de buscar justicia pretende instaurar una dictadura electoral disfrazada de democracia.
La pregunta es obligada, más allá de los intereses ¿habrá alguien con el valor para detenerlo? ¿Será una estrategia de Claudia para sacudirse a los duros de una vez por todas? ¿Será el fortalecimiento del verde?
X: @diaz_manuel