Viendo las últimas noticias que distintos medios han publicado sobre el caso de la aerolínea Transportes Aeromar, veo que existe una gran confusión, o por lo menos “imprecisiones” que a la larga nos dejarán una visión errónea de la realidad, por ejemplo, dejar en el imaginario que es una huelga la que está “parando” las operaciones, y eso es falso.

Pero para que eso no le suceda a Usted, amable lector, hagamos un recuento de lo que ha pasado en las últimas horas con Aeromar, y vamos a plantear qué es lo que sigue para esta empresa de aviación.

En los últimos días la arrendadora canadiense “Export Development Canada” les había retirado tres aviones de los seis que conformaban la flota de Aeromar, por falta de pago.

Aunado a ello, el gobierno les había fijado como fecha límite el 15 de febrero de este año para cubrir los adeudos que mantienen con Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), así como con la dependencia de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), y para entregar al Gobierno Federal el dinero recaudado por impuesto del TUA.

Hoy sabemos que no dio cumplimiento a esas obligaciones, y justamente el 14 de febrero el personal administrativo fue avisado -alrededor de las 16:00 horas- que la aerolínea dejaría de operar al día siguiente.

Amanecimos el día 15 de febrero con la noticia de que estaban cancelados los vuelos de Aeromar; fueron los trabajadores quienes colocaron avisos en hojas de papel, señalando a los pasajeros de la aerolínea que no podrían prestar el servicio de transportación aérea por la “Suspensión de suministro de combustible y servicios aeroportuarios”, en buen español, por no pagar la deuda a ASA y al SENEAM.

Pero el paro de operaciones no fue por culpa de los trabajadores, sino por la abulia del dueño, que desde hace tiempo tuvo a bien refugiarse en Israel, y tirar por la borda el legado de su padre Marcos Katz.

En columnas pasadas les he compartido que la espiral de decadencia no fue por culpa de la pandemia de Covid. Aeromar enfrentó problemas apenas un año después del fallecimiento de su dueño, esto es 2017; una serie de eventos variopintos puso al descubierto que no había ninguna intención de administrar de manera correcta la aerolínea, pero también dejó al desnudo la ausencia total de la autoridad, que dejó que las cosas llegasen hasta un punto de no retorno.

Por eso la pregunta importante es: ¿qué sigue en Aeromar? Debemos tener claro el panorama. Efectivamente las operaciones han parado, pero no por culpa de los trabajadores. Y sí, una huelga está programada para este jueves 16 a las 19:00 horas por parte de los pilotos agremiados a la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA).

Por su parte la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) ha convocado a asamblea a las 15:00 horas en la sede sindical, el día 16 de febrero.

Charlado brevemente con José Alonso, el Secretario de Prensa de ASPA, todavía guardan la esperanza que llegue un inversionista a salvar la aerolínea y no se vean obligados a estallar la huelga.

Por supuesto que el panorama está más que complicado para los trabajadores. Y la historia no es muy diferente para los usuarios, que ahora se estarán preguntando ¿y qué pasa con los que adquirimos boletos de avión? Hasta donde he podido conseguir información, se está buscando la manera de “proteger” a esos pasajeros por medio de otras aerolíneas que vuelen a los destinos a los que iba Transportes Aeromar.

Durante el transcurso del día lo que era un rumor se confirmó, tanto Aeroméxico como Volaris recibirán a los usuarios que se quedaron con boletos de Transportes Aeromar, hay que dejar claro, que en caso de abrir el cabotaje, esto sería impensable de pactar con las aerolíneas extranjeras.

Al igual que sucedió con Interjet, lo mejor es que los usuarios que compraron boletos por Aeromar, vayan lo más pronto posible a la Procuraduría Federal del Consumidor para presentar una queja por incumplimiento de contrato. Ya saben, para que no le digan después: “¿y levantó una queja?... ¿no?, pues ya perdió lo de sus boletos”.

Ahora, ¿qué pasará en el caso de los trabajadores? Pues recordemos que la plantilla de la aerolínea son alrededor de 600 trabajadores. Antes de la pandemia eran cerca de 800, pero fueron renunciando al ver la falta de pago. En este caso la Secretaría del Trabajo y Previsión Social tendrá que poner especial atención, pues no se les han entregado sus finiquitos, a pesar de haber renunciado hace más de dos años a la aerolínea.

ASSA, el sindicato de sobrecargos dirigido desde este mes por una nueva Secretaria General Ada Salazar, se ha movido de manera muy rápida y eficaz, solicitando a la aerolínea del Caballero Águila la contratación de los sobrecargos de Aeromar, con la finalidad de que estos no pierdan su fuente de ingresos y puedan seguir ejerciendo su profesión, ahora en Aeroméxico, en lo que su relación laboral con Aeromar se define o se termina. La aerolínea Transportes Aéreos Regionales (TAR) está solicitando ingenieros aeronáuticos en ATR 72/200. Este tipo de avión es de los que utilizaba Aeromar.

Habrá que ver qué se hace con el resto de la fuerza laboral, pues al igual que la gente que vivió lo de la bajada de vuelo de Mexicana de Aviación, o el cierre de operaciones de Interjet, buscaron refugio en Aeromar. La historia, tristemente, se vuelve a repetir.

Es momento que las autoridades tomen el papel que les corresponde y hagan las cosas de manera correcta, que no se repitan los errores del pasado como el de Mexicana, generando un conflicto que hasta hoy -12 años después- sigue vivo y no se puede finiquitar.

O el caso de Interjet, en el que la impartición de justicia y los procedimientos han ido a paso de tortuga. Los trabajadores llevan ya dos años sin recibir su liquidación, a pesar de que existe un laudo que condena a la empresa a pagar.

El Gobierno Federal tiene que ponerse las pilas y replantearse absolutamente todo lo concerniente a la aviación, pues el caso de Mexicana podemos decir que fue una herencia del gobierno de Calderón, pero no así con los casos de Interjet y ahora de Aeromar.

No, no se trata de rescatar a “empresarios corruptos”, por ahí no va; se trata de fortalecer la industria aeronáutica que hoy está por perder una aerolínea más, por culpa de las malas decisiones de los dueños y administradores, así como por la tremenda abulia del Gobierno Federal que no asume su responsabilidad como garante de la concesión de la aerolínea.

Un rubro muy importante de las deudas de Aeromar, dijimos, es la relativa al TUA cobrado y no entregado. Aprovecho estas líneas para dejar claro que la propuesta del cabotaje, por parte del poder Ejecutivo, es parte del chantaje que hace a todas las aerolíneas nacionales por no entregarle a tiempo el pago del TUA.

Sí a diferencia de otros países donde este impuesto lo cobra directamente la autoridad aeroportuaria, y no va incluido en el precio del boleto, las aerolíneas mexicanas son las encargadas de cobrar ese impuesto, y después lo entregan a la autoridad fiscal y hacendaria.

Si de verdad queremos poner orden, es tiempo de que el gobierno se asuma como el administrador que es, y sean directamente los aeropuertos quienes cobren ese impuesto y no las aerolíneas. Al igual de no permitir que se cobre el ISR a los trabajadores pero que la empresa no ingrese ese dinero a las arcas del gobierno, como también el INFONAVIT, IMSS, etc.

Con esta medida evitaríamos deudas millonarias como la que ahora enfrenta Aeromar, y que nunca se va a pagar ese dinero al gobierno. Ya antes transitaron por ahí Mexicana e Interjet.