Trump, violando los principios y procedimientos establecidos para hacer efectiva esa acción, federalizó la Guardia Nacional de California y ordenó el despliegue de 2 mil efectivos sin la solicitud del gobernador Gavin Newsom, algo que no ocurría desde hace 60 años.
El presidente denunció los incidentes como “violencia y desorden” y manifestó su voluntad de arrestar a «agitadores profesionales», sugirió incluso desplegar entre 500 a 700 marines.
Las autoridades californianas respondieron con demandas legales, aludiendo un uso inconstitucional de los poderes federales y de autoritarismo peligroso. La alcaldesa Karen Bass y el gobernador Newsom, calificaron la acción como una “provocación política” y exigieron que se respete el derecho a protestar.
Esta crisis política se da en un contexto donde el presidente ha recibido una serie de reveces que no solo han mermado su legitimidad y autoridad, sino han puesto en entredicho su credibilidad.
El resultado es un choque constitucional entre poderes federales y estatales con litigios en curso y una considerable alarma social, ya que el despliegue militar amplifica la protesta y división.
También hay presión económica ante la posible merma de la fuerza laboral inmigrante y cuestionamiento internacional, con consecuencias diplomáticas y comerciales.
El divorcio incómodo
Pero si fuera poco, el pleito entre Trump y quien fue su principal aliado su principal aliado, que hoy se ha convertido en uno de sus críticos más severos, Elon Musk.
Musk renunció al cargo y de inmediato comenzó a criticar fuertemente las políticas de Trump, como el paquete económico con recortes a subsidios ecológicos y el aumento al gasto militar, llamó a la iniciativa una “abominación” y dijo que era un retroceso para la innovación y la energía limpia.
También aseguró que Trump tuvo vínculos con Jeffrey Epstein, un magnate financiero y delincuente sexual, conocido por sus estrechos vínculos con figuras influyentes del mundo político y empresarial e incluso pidiendo un impeachment.
Trump ha sido objeto de fuertes cuestionamientos por su decisión unilateral de elevar al 50% el arancel al acero y aluminio, que repercute en el aumento de la inflación y precios al consumidor, con costos más altos para sectoresautomotriz, construcción y alimentos. Además de acusaciones por proteccionismo y abuso de poder, riesgos de represalias, ruptura de acuerdos comerciales y una gravamiento del déficit que terminará por provocar la pérdida de confianza en Estados Unidos.
Narrativa y manipulación
En este contexto, Trump requiere de una narrativa que desvíe la atención de sus yerros y lo reposicione. Requiere de aliados y provocadores y los ha encontrado en el gobierno de México y en la familia de AMLO, que alientan el conflicto en los Ángeles.
California es un estado que siempre ha procurado libertades y de ello, yo doy fe. Yo fui inmigrante y trabajé sin documentos. Y en ejercicio de mi libertad de expresión, también salí a las calles a protestar por distintas causas: contra la guerra del Golfo, por más fondos para combatir el SIDA, por los derechos reproductivos de las mujeres y por el reconocimiento legal de las uniones entre personas del mismo sexo. También protesté por conductas discrecionales del consulado de México a cargo de un aliado y protegido de la 4T, como Andrés Roemer que actúo contra migrantes y connacionales a cambio de ciertos favores, tal como sucede hoy en la mayoría de las representaciones diplomáticas.
Por ello, desde mi propia experiencia puedo decir que existen de protestas a protestas, y unas, las violentas y provocadoras, son financiadas por Disruption Project, Rise& Resist, Indivisible Project, Troublemakers y los Socialistas Democráticos de América. Que financian a tipos como el venezolano que aparece con la bandera mexicana incitando a la violencia.
Estas organizaciones están agrupando la financiación de los grupos mencionados utilizando proyectos de dinero oscuro, donde también aparecen los Socialistas Demócratas de América y el Partido Comunista Chino.
Hay que enfatizar la postura de la presidenta Sheinbaum expresada en la mañanera, de que los mexicanos radicados en Estados Unidos debían protestar contra los operativos de ICE.
Y en “nado sincronizado” un migrante “fifi”, el hijo de AMLO, José Ramón López, se lanzó en X a brindar el apoyo a las revueltas.
Un apoyo irrestricto a la narrativa populista de Trump fomentando el discurso de odio, pero, a cambio de qué, ¿qué no les quiten las visas a José Ramón, Andrés y Ernesto?
¿Deque no los vinculen ni a ellos ni a su padre con el crimen organizado? Estos populistas están dispuestos a vender hasta lo más sagrado con tal de salvarse.
X: @diaz_manuel