México necesita avanzar con pasos firmes hacia un desarrollo más responsable. Y no hablo solo de crecimiento económico, sino de construir un futuro donde el progreso y el cuidado del medio ambiente vayan de la mano. Uno de los sectores clave para lograrlo es, sin duda, el de la construcción.
Quienes hemos caminado por obras en curso sabemos bien lo que significa: toneladas de escombro, materiales desperdiciados y recursos naturales que se usan sin medida. Frente a eso, presenté una iniciativa para reformar el artículo 115 de nuestra Constitución, para que sea obligatorio que al menos el 20% de los materiales utilizados en nuevas construcciones provengan de agregados o materiales reciclados.
¿El objetivo? Reducir la huella ecológica, impulsar la reutilización responsable, y aprovechar lo que ya tenemos para construir de forma más eficiente. Esta medida no solo es buena para el planeta, también es buena para el bolsillo y para la salud de nuestras ciudades. Porque cuando reutilizamos, ahorramos; cuando reciclamos, contaminamos menos; y cuando construimos con conciencia, dejamos una huella que vale la pena.
Esta reforma está inspirada en los compromisos ambientales que México ha firmado y en el derecho que todas y todos tenemos a vivir en un entorno sano. No estamos inventando el hilo negro: países como Francia, Inglaterra o Suecia ya llevan años demostrando que sí se puede construir con materiales reciclados y lograr edificaciones seguras, modernas y sustentables.
Hoy, Querétaro tiene la oportunidad de ser pionero en esta transformación. Desde el Congreso, levanto la voz y presento soluciones. Porque si queremos ciudades más limpias, empleos más verdes y un futuro verdaderamente sostenible, tenemos que empezar desde la raíz… Desde los cimientos.
Y esta iniciativa, como muchas otras que hemos impulsado, tiene un objetivo claro: un Querétaro fuerte otra vez, fuerte en valores, en visión, en sustentabilidad. Que volvamos a construir con orgullo, sí, pero también con responsabilidad. Porque un Querétaro fuerte otra vez no se logra repitiendo el pasado, sino apostándole al futuro