Para contarme su historia, la Organización de Pilotos Retirados de ASPA de México (PROA) me abrió las puertas de sus oficinas, ubicadas en la sede sindical de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), y vale mucho la pena compartirla con todo ustedes.
En 1988 logran registrar su organización ante la Asamblea General de ASPA, pero posteriormente -en 1992- se suscita dentro del sindicato de pilotos el famoso “desfalco” a la Caja de Ahorro y Préstamo. Todos los jubilados que tenían su dinero en la caja, conformaron una “asociación civil” a la que llamaron “ALAS”, y con ello estar en posibilidad material y jurídica de litigar por sus derechos, y recuperar su dinero.
Demandaron, y después del proceso judicial correspondiente, pudieron recuperar un poco de su caja de ahorro. Logrado el objetivo, la asociación perdía su razón de existir, pero sus miembros se siguieron reuniendo pues algo los seguía hermanando: ser pilotos jubilados. ASPA les asignó una oficina dentro de sus instalaciones, y narran con nostalgia que era un espacio más bien lúgubre, con muebles viejísimos, que dificultaban darle un buen uso a la oficina.
Por eso en 2023 un grupo de pilotos retirados acudieron con los representantes sindicales de ASPA para plantearles cuáles eran las necesidades de los pilotos que ya habían concluido su carrera laboral. La premisa era clara y contundente, había que “distinguir al piloto jubilado”, pues ellos pusieron los cimientos para las actuales generaciones, y las que vienen.
Esta idea cayó en terreno fértil y fue aceptada; tanto que se creó un lema, que debo decir, bellísimo y casi poético, por todo lo que significa: “Atrás de un piloto activo hay un piloto jubilado que hizo el camino, y aquí estamos, los esperamos”. Después de muchas gestiones que duraron meses, llegaron hasta la asamblea general con un reglamento completo, porque, aunque ya no son pilotos “activos”, su organización está estructurada y apegada a los lineamientos generales de ASPA.
Ya con el firme soporte estatutario, comenzaron con los trabajos de remodelación de su oficina y la inauguraron -ellos lo tienen muy claro- el 11 de diciembre de 2023; su entonces presidente era el capitán Gonzalo Blanco, que durante su etapa como piloto activo fue secretario de previsión social, lo que le dio excelentes bases para establecer a la Organización de Pilotos Retirados de ASPA de México (PROA). Desafortunadamente no llegó a presenciar la inauguración de la oficina, porque falleció antes, pero los pilotos retirados hicieron el homenaje correspondiente, con la familia del Capitán Blanco presente y en su representación.
Dos meses antes de que falleciera, los integrantes de PROA le hicieron un reconocimiento en vida al capitán Gonzalo Blanco, con el apoyo del comité ejecutivo de ASPA, como fundador, ideólogo e iniciador de PROA. Hoy son una organización que se reúne cada mes para llevar a cabo una especie de asamblea o junta en la que discuten temas, comparten experiencias, y rememoran tiempos pasados, se reúnen el primer miércoles de cada mes y a su vez ASPA organiza y financia una comida para ellos.
Por su parte, los miembros del PROA se reúnen el tercer miércoles de cada mes en el área de asadores de las instalaciones de ASPA, para lo que ellos llaman “miércoles botanero”. Esto, me narraron de viva voz, les permite mantener el contacto, e incluso formar nuevas amistades, gracias a este espacio de esparcimiento que tienen los pilotos retirados.
¿Qué beneficios tienen los pilotos de PROA? Tienen un Seguro de Gastos Médicos grupal, y acceso a medicamentos con descuento, atención médica, atención dental con subsidios, la comida mensual, una fiesta de fin de año. A los pilotos que se jubilan de junio a julio, se les hace una cena de gala; todos tienen acceso a los paseos mensuales a pueblos mágicos, y hasta el momento han hecho más de 20 recorridos, que se llevan a cabo el último jueves de cada mes. Con el apoyo de la licenciada Araceli Jácome, del área de Previsión Social de ASPA, los miembros del PROA se transportan en autobuses de lujo muy cómodos, y a bajo costo.
La licenciada Jácome, dicen con agradecimiento, administra estos viajes y se encarga de todo, hasta del lunch, y los pilotos junto con sus familias se encargan de disfrutar. El concepto “gremio” es parte del ADN de los pilotos, y nunca dejan de verse como ese un conjunto de personas que comparten el mismo respeto por su profesión, el amor por su oficio, y la emoción de su actividad.
Por ello en ASPA no predomina la distinción por empresas. Los pilotos jubilados de Aeroméxico, en el entendido que son un solo gremio, crearon un “banco de boletos” para que los pilotos (como es el caso de los de la antigua Mexicana de Aviación) puedan volar con estos “sublos” (boletos de avión con descuento para trabajadores de la industria aérea), ya que con la bajada de vuelo perdieron todas las prestaciones que se tenían.
Este acto solidario deja en claro que se ven como una comunidad en la que pueden y deben echarse la mano. En PROA no hay banderas, no importa si trabajaste en Aeroméxico o Mexicana, además de que tienen un “convenio” con el Club de Pilotos, que también les confiere algunos beneficios.
El actual presidente de PROA, Jesús Sosa, me dejó muy en claro que la razón de ser del espacio es para que sus afiliados se la pasen bien y sigan disfrutando de la vida; han crecido exponencialmente desde que nacieron en 2023, y ahora cuentan con 200 miembros, pero poco a poco se van afiliando más.
Al interior se rigen por un reglamento, y cada año -de forma democrática- eligen a sus representantes, que duran tres años en el cargo: un presidente, un secretario y un tesorero. En su oficina tienen las fotografías de los 374 pilotos que han formado parte de PROA; mismas imágenes que fueron digitalizadas y actualmente se proyectan en un monitor que las va pasando en “loop”. Y no es para menos, en esa oficina, dicen con orgulloso pletórico, hay más de 7 millones de horas de vuelo.
Son conscientes de la importancia de preservar la memoria histórica, por eso han convertido su oficina en un museo fotográfico. Pero no crean que todo queda en nostalgia y añoranzas, hablemos del trabajo que los pilotos de PROA hacen de la mano con el Club de Pilotos.
El Club de Pilotos fue fundado en 1955, incluso antes que ASPA; de hecho, muchas veces utilizaron el espacio del club para reunirse con miras a formar lo que hoy es el sindicato de pilotos más importante del país.
Ellos apoyan a los pilotos del estado, estén agremiados a ASPA o no, solamente tienen que estar afiliados para recibir los beneficios, que van desde asesorías para trámites en la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), declaraciones de impuestos sin cobro, transportación en las inmediaciones del AICM, distintos convenios comerciales, seguro de casa habitación, asistencia vial, tarjeta VRIM de gastos médicos menores, Seguro de Vida, gastos funerarios, descuentos en restaurantes, teatros, espectáculos, tarjetas de descuentos TDC y TDU; todo con la membresía del Club de Pilotos.
Y con un costo preferente, Seguro de Vida y cancelación de licencia PROSA, Fondo de Ahorro para el Retiro, Seguro de ahorro de pilotos jóvenes, seguro de auto precio flotilla, Seguro de gastos hospitalarios, audífonos, bitácoras, artículos promocionales, aviones a escala, renta de cajas de seguridad.
La intención del Club de Pilotos -desde su nacimiento- es apoyarse entre todos, “un club de amigos para echarse una mano”. Tienen una estructura semejante a la de ASPA, sus cargos también duran tres años, y son electos de forma democrática; sus estatutos originales datan de desde 1968, y están por llevar a cabo una reforma estatutaria para actualizarla a los nuevos tiempos, igual que lo está haciendo en la actualidad ASPA.
En ASPA cuentan con otra organización: el Colegio de Pilotos, encargados de ver temas técnicos. El Club de Pilotos se enfoca en hacer la vida del piloto más sencilla, aminorando las cosas por las que deba preocuparse. Les comparto un dato que me parece revelador: el seguro por cancelación de licencia fue un “invento” de 1988 del Club de Pilotos. En el remoto caso de que a un piloto le “cancelen” la licencia para volar, un seguro lo cubre, en el entendido de que no podrá volver a ejercer su profesión. Esta idea después fue “copiada” -por ejemplo- por el Sindicato de Sobrecargos (ASSA), con la misma lógica, aunque no se ha usado precisamente con la misma probidad.
Quiero destacar otra idea valiosa que ejecutó el Club de Pilotos, en beneficio de sus agremiados. Si el piloto nunca tuvo que usar el seguro por cancelación de licencia, una vez que el piloto se retira, la póliza “muta” y pasa a convertirse en un seguro de vida.
Los pilotos lo saben, cuando se van de vuelo, pueden confiar en el Club, que además de sus instalaciones en ASPA, cuenta con una oficina en el AICM, para que se puedan acercar aquellos miembros al club que no están agremiados a ASPA y no quieren ser vistos en sus inmediaciones.
Porque el Club es para todos los pilotos profesionales del país, de Viva, Volaris, Aeromar, los de la Ejecutiva (pilotos de vuelos privados), de helicópteros e incluso tienen miembros de pilotos que están trabajando en el extranjero que tienen su membresía, el requisito es tener licencia de vuelo expedida en México, no requieres estar en ASPA. Los temas laborales son ajenos, y están para ayudar como una sociedad sin fines de lucro. Por esto tienen pilotos de todas las aerolíneas. De hecho, los que están estudiando para pilotos pueden acceder a la membresía con un costo preferencial.
Ahora sí ¿cuál es el trabajo que hacen junto con los pilotos de PROA? Pues resulta que recientemente tejieron una alianza con ellos, que también son miembros del Club de Pilotos, enfocada en dar charlas a los estudiantes de aviación sobre diversos temas, por ejemplo la última que se dio fue del presidente de PROA hablando del estrés.
Tenemos a los pilotos retirados compartiendo todo el cúmulo de experiencias con las nuevas generaciones que quieren formar parte de este maravilloso mundo de la aviación. Además, con este tipo de charlas que organiza el Club de Pilotos, los miembros de PROA siguen siendo útiles para la sociedad, aunque su carrera volando haya terminado, desde tierra todavía tienen mucho conocimiento que aportar.
Agradezco infinitamente la invitación que recibí de los pilotos de PROA para constatar con mis propios ojos la gran labor que llevan a cabo dentro de ASPA. Muchísimas gracias a su presidente Jesús Sosa y al Club de Pilotos, al capitán Diego González y al capitán Antonio Vargas Echegoyén, por abrirme las puertas de sus oficinas.
Es importante poner reflectores en estas actividades e iniciativas, porque desafortunadamente cuando se aborda el tema de los sindicatos, los medios caen en la tentación de meterlos a todos en el mismo costal, con adjetivos como corruptos, inútiles, clientelares, lastre y todo aquello que los pueda denostar.
Con estas líneas, estimados lectores, quiero hacer patente que hay grandes ejemplos de sindicatos democráticos -como es el caso de ASPA- que además de abarcar los temas de las relaciones obrero-patronales, extiende sus alas, velando por el bienestar de sus agremiados.
Sin protagonismos y sumando apoyos de grandes pilares como lo son el Club de Pilotos y el Colegio de Pilotos Aviadores de México, y ahora del recién creado PROA, a quienes les auguro el mayor de los éxitos, porque no han perdido de vista que la unión hace la fuerza, y más si es organizada con el bien colectivo como misión. Ejemplos como este nos hacen mucha falta en el país.