El tándem —esto es, dos personas colaborando en la búsqueda de un propósito común— es el mínimo de personas que se requieren para integrar un equipo.
No sé en otros países, pero en México los grandes liderazgos se ejercen en tándem. Esto lo he pensado cada vez que he sido invitado a un evento presidencial.
En el primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum los más trascendentes grupos empresariales de México estuvieron representados no por un jefe, sino por dos. Menciono a los tándems más destacados:
- Carlos Slim padre y Carlos Slim hijo (Telmex, América Móvil, Grupo Carso).
- Olegario Vázquez Aldir y Ernesto Rivera (Grupo Vazol, Hospitales Ángeles, diario Excélsior, Imagen Radio e Imagen TV).
- Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia (Televisa, la principal empresa mediática de habla castellana y otras compañías de primer orden).
- Héctor y Mauricio Sulaimán (Consejo Mundial de Boxeo y diversos negocios relevantes).
- Hugo y Raúl Camou (ISA Corporativo).
En la política mexicana actual hay un tándem que funciona a la perfección y que pasará a la historia, el formado por la presidenta Claudia Sheinbaum y el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Esta pareja, indudablemente de gran trascendencia, ha cambiado todo el sistema político de nuestro país, algo que ha ocurrido para el bienestar de la gente más necesitada.
No es poca cosa la revolución pacífica encabezada por Claudia y Andrés Manuel. La gente lo reconoce, como se demuestra en una reciente medición de MetricsMx —la casa encuestadora más precisa en los últimos procesos electorales, incluido el presidencial del año pasado—.
A pesar de los numerosísimos ataques publicados en medios y redes sociales, a un año de haber dejado la presidencia, AMLO conserva buena parte de su popularidad. Ello se debe a muchos factores, especialmente a que su política social sacó de la pobreza a millones de mexicanos y mexicanas, y también —y sobre todo— a que la presidenta Sheinbaum ha sido tan leal, tan decente, tan noble y a que ha actuado con tanta calidad humana que no ha dejado de hacer equipo con el expresidente nacido en Tabasco.
Enseguida gráficas de aprobación de la presidenta Sheinbaum y del presidente López Obrador:



Posdata:
En el informe de Sheinbaum también fueron vistos tándems fallidos, como el de Arturo Escobar y Manuel Velasco del Partido Verde, instituto político que en realidad es un negocio familiar que ha intentado chantajear a Morena. En esta perversa tentativa de probar la solidez ideológica del partido de izquierda, Escobar ha sido, como en las películas, el policía malo y Velasco el policía bueno.
Tan bobos se han visto ambos que al ridículo tándem en el que Escobar y Velasco participan habría que llamarlo yunta, que es la manera correcta de nombrar a un tándem de bueyes, dos bovinos no muy listos unidos por un yugo, en este caso, el de la ambición vulgar.
Si sumamos a otros militantes del Verde, como el senador Luis Armando Melgar, que ingenuamente se consideran capaces de doblar a las dos líderes del morenismo —la presidenta Claudia Sheinbaum y la dirigente del partido de izquierda Luisa María Alcalde—, al grupo de los verdes deberíamos llamarlo boyada, es decir, manada de bueyes, o aun burrada, conjunto de burros.
Otra postada: ¿Qué decir del tándem de Ricardo Monreal y Pedro Haces? Que es tanto una yunta de bueyes como una burrada más bien corrupta de dos jumentos que en nada adornan a Morena.