“Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar por la mentira”

Gandhi

“De lo que te digan no creas nada, y de lo que veas, solo la mitad”

“El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad”

Aristóteles

Mucho hemos aprendido de las mujeres víctimas que han reivindicado las humillaciones y violencias que sus agresores ejercieron contra ellas, con reclamos y protestas. Se les ha llamado “incómodas” o “violentas”, pero la realidad, es que nadie como las mujeres feministas le ha dado cátedra a los políticos sobre cómo obtener triunfos en causas en las que ellos, ni voluntad tenían.

Cuando un ex presidente en Roma se placea por un hotel para salir a transportarse en taxi, el mensaje de impunidad es más fuerte que el mensaje de humildad. Lo es porque sus víctimas no fueron algunas mujeres de condiciones particulares: sus víctimas son un pueblo completo saqueado, vilipendiado y avergonzado por las notas internacionales sobre corrupción, los índices vergonzosos de violencia y la adherencia a los escándalos de grandes multimillonarios en paraísos fiscales con total impunidad.

La buena -mala- u orquestada suerte de que hubiera una mujer en frente del hotel donde Peña Nieto se hospedaba con su pareja en Roma tiene también una explicación maravillosa en la era de internet: el juicio público y la ciudadanía global son más accesibles, más democráticos y por tanto, ofrecen esos inesperados espacios de justicia para decir las verdades.

Siempre he creído que peor a la pobreza, tal como dice el presidente, está la deshonestidad. Es paradójico que sin una sentencia en contra de Peña Nieto haya una convicción casi unánime sobre los actos de corrupción de su gobierno. Debe ser que la información corre tan rápido o que la mitad de sus súbditos se encuentran bajo investigación, en la cárcel o con orden de aprehensión. No es un orgullo.

Arrebatar la comodidad del silencio es un gran paso a nivel ciudadano y tristemente, veo al ex presidente y es inevitable pensar en todas las personas presas por actos muchísimo menores.

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La activista Kenia Inés Hernández continúa como presa política del régimen autoritario que gobierna en el Estado de México. Su liderazgo social fue tan incómodo que, entre el apoyo del gobierno de Guerrero y la complicidad del las autoridades federales, su caso está lleno de omisiones y silencio. Emilio Lozoya cena en lujosos restaurantes con todo y confesiones incriminatorias, millones investigados y un amable arresto domiciliario que a ningún fiscal le interesa mientras Rosario Robles está presa por una licencia de conducir. Gertz Manero apresa a su familia antes que a los corruptos y el presidente le da su confianza.

Aunque el sistema, el poder, los gobiernos y los fiscales le brinden impunidad a los corruptos, a los violentos y a los que transgreden… aunque pacten, aunque permitan, aunque se cieguen… el simple hecho de que no tengan la comunidad de nuestro silencio, genera una consecuencia grande y es que el poder de una sociedad está en que observe y reclame, sea en un video, sea en un procedimiento legal. Los primeros agresores machistas son el Estado y los gobiernos. Que no tengan la tranquilidad ni cuando ceden. Que no la tengan cuando viajen. Y si una viajera puede hacer más por un ex presidente que un fiscal y un presidente, que sobre su historia recaiga también pues decir es fácil pero cumplir es tan solo de íntegros. No hay prisa, pero las víctimas de las atrocidades y feminicidios, si esperan ansiosas.

Ojalá que la esperanza no sea una decepción pues en caso de confirmarse los rumores sobre pactos de impunidad y las gritonas, esa será la última justicia que le pueda quedar a los millones de mexicanos víctimas de la corrupción de sus gobernantes.

Frida Gómez en Twitter: @FridaFerminita