El 1 de julio de 2018 los mexicanos votaron mayoritariamente por AMLO como reacción a los innumerables casos de corrupción sacados a la luz durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Hombres y mujeres de la política mexicana como César Duarte, Javier Duarte, Rosario Robles, Luis Videgaray, entre otros, pusieron de manifiesto la necesidad de realizar un cambio profundo y la necesidad de combatir la corrupción y la impunidad desde sus orígenes.

En días recientes Pablo Gómez ha dado a conocer que la UIF había interpuesto una demanda ante la Fiscalía General de la República contra el expresidente Enrique Peña Nieto por supuestas irregularidades financieras que ascenderían a unos 26 millones de pesos.

Con ello, el gobierno de AMLO parecería apuntar hacia la cúspide de la pirámide de corrupción que imperó durante la administración anterior. Ya no se trata, pues, de un Secretario de Estado o del director general de Pemex, sino del presidente mismo, del intocable Enrique Peña Nieto; aquel, que según ha trascendido, vive plácidamente en uno de los suburbios más exclusivos de Madrid.

Sin embargo, más vale no regocijarse demasiado. Para desgracia de nuestro país, los presidentes corruptos NO van a la cárcel. Así ha quedado demostrado a lo largo de la historia reciente de nuestro país.

El villano favorito, mejor conocido como Carlos Salinas de Gortari, aquel personaje de las grandes orejas cuya máscara se comercializaba en las calles de la Ciudad de México en Halloween, que se convirtió en la leyenda misma de la corrupción con sus privatizaciones amañadas y que residía en la lejana Irlanda, es un hombre que no ha sido tocado por el pétalo de la justicia.

Felipe Calderón, el hombre más odiado por la “izquierda mexicana”, a quien han buscado incansablemente buscarle complicidad con el caso de Genaro García Luna, no parece tampoco muy preocupado por la acción de la justicia en su contra, mismo si el presidente AMLO y la 4T le denuestan y acusan diariamente como si el panista fuese el responsable de todas las tragedias que vive hoy el país.

Y ahora… ¡buscan lanzarse contra Enrique Peña Nieto! ¿Se imagina el lector que AMLO solicitará al gobierno de España la extradición de expresidente mexicano? ¿Cree que algún día Peña será conducido frente a un juez para que se defienda en contra de las acusaciones en su contra? ¿Ven al mexiquense pagando una condena por procedimientos financieros irregulares, por enriquecimiento ilícito o por fraude fiscal? Difícilmente lo veremos en un país cuyos delincuentes de cuello blanco, durante y despué de dejar el cargo público, andan a su antojo por el mundo.

¡Ah! Pero no debemos olvidar, empero, que el presidente AMLO decidió en 2021 realizar una consulta pública sobre un “juicio a ex presidentes”, con un costo aproximado de 530 millones de pesos ¡en el momento de mayor necesidad del sector salud para la compra de vacunas y de la atención de pacientes Covid!

En resumen, no veremos a Peña Nieto o a otros ex presidentes enfrentar la justicia. Si efectivamente cometieron delitos, quizá lo sabremos algún día, y si así fuese, no les veremos en la cárcel. Eso es la justicia mexicana.