Por fin, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) envío al Congreso de la Unión, vía Cámara de Diputados, su propuesta de Reforma constitucional en materia de generación de energía eléctrica y transformación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Propone reformar los artículos 25, 27 y 28 constitucionales y una larga lista de artículos transitorios.

En la iniciativa no se habla de nacionalización, ni de expropiación. Sí de predominio del Estado sobre el sector. En otro momento escribiremos de los pros y contras de la reforma; de sus contenidos e implicaciones. Hablemos del contexto de su entrega y de las estrategias del gobierno y oposición respecto a lo enviado por el presidente.

Una reforma, particularmente una reforma constitucional, se aprueba por al menos uno de estos dos motivos: a) porque el proponente, el Gobierno, tiene dos tercios en ambas cámaras del Congreso de la Unión, o b) porque el Gobierno negocia con la oposición. Si agregamos que seguramente el presidente se negará a cualquier cambio en su iniciativa, en este momento, ninguna de las dos condiciones se cumplen; por lo tanto, la Reforma Eléctrica no se aprobaría. Podría pasar en comisiones pero rebotaría en el Pleno.

Aquí es donde viene lo bueno, el juego de vencidas entre gobierno y oposición. Quisiéramos ver un juego de ajedrez, pero quizá lo que ofrezcan los legisladores sea una pelea en el lodo. Por lo pronto, el presidente les leyó la cartilla a sus diputados: exhibirá a quienes no la apoyen.

Por su parte, PAN, PRD y MC expresaron su rechazo a la reforma; mientras que el presidente nacional del PRI dijo que la analizarían. Los revolucionarios institucionales tienen la llave de la puerta de la Reforma constitucional. El gobierno intentará una negociación con el PRI que rompería el bloque opositor de las elecciones del 6 de junio. El problema es que los priístas tienen muy pocos incentivos para apoyar al presidente.

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En estos momentos el PRI, sólo gobierna cuatro estados, es tercera fuerza en diputados y senadores. Le conviene ganar tiempo. Que el presidente envíe ésta y las otras dos reformas constitucionales que anunció. De apoyarlas, le convendría hacerlo en bloque, no de una en una y en el contexto de las elecciones del Estado de México. Lo único realmente valioso para el PRI es conservar sus cuatro gubernaturas, particularmente, la del Estado de México (Edomex). Si hay negociación ese será su piso.

¿Por qué el presidente enviaría una iniciativa que rebotará en la pared de la oposición? Vale un poco de especulación: para seguir fortaleciéndose políticamente, continuar estigmatizando a la oposición y por medio de la polarización, que su candidato y partido ganen las elecciones del 2024.

La Reforma Energética de Peña Nieto fracasó. La solución no está en el regreso al pasado. Hay que aprovechar el envío de la iniciativa del presidente para hacer evidente lo obvio: el país requiere una Reforma Energética integral, más ambiciosa y con un horizonte de mayor plazo. La Reforma en materia de generación de energía eléctrica debe necesariamente acompañarse de la reforma de Pemex y la industria petrolera. De no hacerlo, sólo se están presentando parches y no una visión alternativa del sector energético. La política es de bronce.

Onel Ortiz Fragoso I Twitter: @onelortiz