Hace unos días inició el proceso de retorno seguro, planeado, ordenado y participativo de las familias desplazadas en la comunidad de Guadalupe Victoria, después de casi una década en que 102 familias se habían visto obligadas a abandonar sus hogares por los conflictos internos que se vivían en esta comunidad.
Como es sabido, este fenómeno afecta a miles de familias en todo el mundo y, en particular, es un problema en México que antes del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, había sigo ignorado e invisibilizado por los gobiernos insensibles del viejo régimen. Pero ahora, con los gobiernos de la transformación en México y la Primavera Oaxaqueña en nuestro estado, la situación comienza a cambiar y ahora estas familias ven su futuro con esperanza renovada.
Este proceso es consecuencia de un trabajo iniciado en 2019 por el gobierno federal y del impulso que nuestro gobierno le dio con la presentación y aprobación de la Ley Estatal Sobre el Desplazamiento Forzado Interno, con el objetivo de atender de fondo este problema que afecta a miles de familias en diferentes comunidades de Oaxaca. Nos pusimos a trabajar y ahora estamos recogiendo los primeros resultados.
Desde el inicio de nuestro gobierno, comenzamos a dialogar con las familias que se encontraban en esta situación, en particular con las de San Pedro Ocotepec, San Juan Juquila Mixes y Guadalupe Victoria, para encontrar juntos una ruta que les permitiera retornar a sus lugares de origen. Fue así como implementamos protocolo asistido, en el que participaron las familias para garantizar un retorno seguro y digno, guiados por los principios rectores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y con el acompañamiento de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
De esta manera, comenzamos el retorno gradual de 102 familias de la comunidad de Guadalupe Victoria, cuidando en todo momento que se garantizaran los derechos de nuestras hermanas y hermanos que viven esta situación, desde el libre tránsito hasta el acceso a una vivienda digna, servicios de salud y educación adecuados. Para lograrlo, hemos implementado acciones y programas específicos y permanentes en esta región.
Aunque es apenas un paso, debemos reconocer que no es una cosa menor ser el primer estado que pone en marcha un proceso de retorno seguro y ordenado en el que participan las personas desplazadas, para garantizar que puedan permanecer en sus comunidades de forma permanente. El camino no ha sido sencillo, pero la voluntad y el empeño de todos los involucrados nos permite mirar con optimismo esta primera experiencia que, seguramente, será un referente para otras comunidades dentro y fuera de México.
Así es como avanza el gobierno de la Primavera Oaxaqueña en la construcción del nuevo pacto social para la convivencia pacífica y segura en nuestro estado.



