La forma de hacer política y de gobernar ha cambiado en México y el mundo, todo se reduce a una sola cosa, el poder de la narrativa.

La política moderna de un importante grupo de mandatarios conjuga dos factores, el “populismo” que, como diría Luis Echeverría, “no es de izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario” y una narrativa plagada de mentiras y desinformación, orquestada por especialistas y consultores de imagen.

El discurso

Jennifer Mercieca, estudiosa estadounidense de la retórica populista, explica que la comunicación empleada como arma incluye “el uso deliberado de propaganda, desinformación, noticias falsas, exposición de personas al ridículo o la vergüenza pública, agresión, discurso de odio, amenazas y acoso, manipulación del significado de las palabras y distorsión de la opinión pública mediante bots, algoritmos y propaganda computacional”.

Tiene razón AMLO al lamentar esa situación, pero, sobre todo, por el uso de recursos públicos para contratar asesores para la guerra sucia. Al igual que Trump, AMLO y otros más saben del impacto de una buena narrativa.

El presidente conoce muy bien los alcances del discurso populista, pero hace lo mismo que dice que le hicieron los neoliberales, una campaña sucia, en su caso, orquestada por el estadounidense Morris y el español Sola.

Vale la pena citar a AMLO para entender que el recurso que hoy emplea es exactamente lo que criticó y, dicho sea de paso, tiene un mejor consultor.

“Aquella campaña funcionó, no por la frase, que por cierto la acuñó un publicista estadounidense, Morris, y la operó en México, entre otros, este publicista español Antonio Sola, pero la frase ‘López Obrador, un peligro para México’, fue de Morris, que luego la usaron también después, y no funcionó, contra Obama, ‘Obama, un peligro para Estados Unidos’, el mismo publicista… Entonces, lo que en ese entonces tuvo más efecto es que esa frase la repetían y la repetían día y noche en todos los medios de información, porque era una estrategia hitleriana de Goebbels. Según Goebbels, una mentira que se repite muchas veces puede convertirse en verdad”.

AMLO

En la estrategia de comunicación y la impresionante narrativa de AMLO destacan dos cosas: sus historias sobre la corrupción de los neoliberales, el conservadurismo de sus antecesores o que ningún gobierno anterior habría hecho tal o cual cosa, y, segundo, la repetición de su narrativa. Todas las mañaneras repite y repite las mismas historias, frases y refranes. No importa si son mentiras o argumentos falaces, lo importante es saturar la discusión pública con lodo argumentativo, siguiendo al pie de la letra el manual de Goebbels y las estrategias de sus consultores.

Una mentira repetida mil veces

No importa que hoy diga una mentira, porque mañana la va a tapar con cinco más. Por cada escándalo de corrupción que involucre a sus hijos o colaboradores el presidente crea tres escándalos más frívolos e intrascendentes.

Por ejemplo, para el tercer informe de Gobierno, Luis Estrada, socio en SPIN, reportó que en las 684 conferencias mañaneras realizadas desde que llegó a la Presidencia, el mandatario ha sido impreciso 89 veces, en promedio, es decir ¡en cada una de ellas! En total, ha hecho 61,079 afirmaciones no verdaderas y para abril de 2022 ya habría acumulado 70 mil afirmaciones falsas. La verdad no importa, el objetivo es la saturación para desgastar a sus interlocutores.

AMLO no es pionero en esta estrategia (sería demasiado crédito). “The Washington Post” le contabilizó a Trump 35,000 mentiras en eventos y redes sociales. Es decir, el gran amigo de AMLO está cortado con la misma tijera, aunque Andrés parece ser más eficiente en la producción de mentiras, lleva casi el doble en menos tiempo.

Epigmenio Ibarra

Debemos reconocer que el Goebbels de AMLO, su consultor de imagen y diseñador de narrativa, el productor de telenovelas, Epigmenio Ibarra, ha sido bastante eficaz. Ha logrado, con creces que la sociedad mexicana no vea la falta de resultados y no racionalice que el gobierno actual miente, manipula y literalmente no gobierna, ha implementado una sólida estrategia de polarización y ha conseguido que todo el debate se concentre en AMLO y su victimización.

Epigmenio logró fijar el tema del neoliberalismo como un peligro para México y que todos los gobiernos anteriores fueron neoliberales, conservadores, corruptos y ligados a la delincuencia organizada, sin ofrecer pruebas al respecto. Sin considerar que, si hay pruebas de corrupción o colusión con la delincuencia, deberían ir a la cárcel. El genio de Epigmenio consiste en entender que, en la arena pública, no se necesitan pruebas, como bien diría AMLO, una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.

Cualquier opositor, crítico o víctima, que se atreva a cuestionar o exigir resultados, es tachado de neoliberal, corrupto y conservador. Puede ser todo un segmento de la sociedad, como la clase media o una institución como la UNAM o cualquier otra que no controle con la narrativa que le prepara su consultor y gurú.

Al final, no importan los resultados o atención a los problemas urgentes, lo que importa es el culto a la persona. AMLO, que con total desfachatez dice lo que se le antoja. Con técnicas de comunicación muy eficaces, se dirige al más alto estrato social (como académicos, financieros y políticos)hasta la base de la estructura social.

Es un fenómeno que hay que analizar, evaluar y entender antes de que nos envuelva a todos, trivialice la política y nos sumerja en lo más hondo de la barbarie.