Hace unos días, “Sociedad Civil México” organizó un Space en el que Luis Carlos Ugalde hablaba sobre la consulta popular, el diagnóstico del país y lo lamentable, en su opinión, de la narrativa oficialista.

Entre algunas cosas que comentó, aseguró que:

  • La gente quiere un sueldo, una canasta básica, educación para sus hijos
  • La consulta es un despropósito en el que no había que participar
  • La mayoría de la gente ni siquiera iba a participar y que eso es lo que debían promover: el abstencionismo

Varios respondieron adivinando aquello que “la mayoría de la gente quería”, asegurando que el pueblo “no es tonto” y entre una u otra, sus diagnósticos se limitaron a lo que más bien, ellos probablemente quisieran: dinero y silencio.

En la opinión de esta columna, hay tantos opositores y tan pocas capacidades de leer al presidente y a la Cuarta Transformación que no han comprendido algo: Morena no conquistó el voto por despensas o cosas, ni por dádiva generosa de ocasión para la miseria permanente que algunos gobiernos garantizaron para los más pobres.

La 4T y López Obrador ofrecieron a una población bastante excluida y molesta una oportunidad de formar parte de un momento histórico. Los efectos de la pandemia no golpean la aprobación presidencial porque, a pesar de que hay empleos precarizados, mayor informalidad, economía estancada y circunstancias muy complejas que han incrementado la pobreza, la gente se siente parte de un movimiento en el momento más paradigmático y conflictivo de las últimas décadas.

Al hablar sobre el indicador de estabilidad política, Luis Carlos Ugalde reconocía que de no haberse ganado la Presidencia por Morena, existiría una alerta roja de ingobernabilidad. El detalle es que con tantos opositores, diariamente hay una lluvia de ataques sobre la agenda marcada por las provocaciones presidenciales que les calan.

Al PAN le marca la agenda Loret de Mola y López Velarde, al PRI le marca la agenda Quirino y los pleitos internos, al MC le marca la agenda Monreal y Del Río, a los medios les marca la agenda el “Quien es quien” y entre tanto asunto disperso, el presidente ha aprendido a bailar entre la lluvia de ataque haciéndolos quedar en ridículo. Y como no van a quedar así:

  • Ni siquiera tienen idea si son de izquierda o de derecha, si se nombraran socialdemócratas o liberales
  • Menos han salido a escuchar lo que quiere la gente, asumen o imaginan lo que quieren pero si es que eso quisieran, no seguirían en el diálogo circular en que permanecen
  • Exhiben la intolerancia cada que pueden y prácticamente su única agenda se basa en atacar
  • Mantienen como propuesta “regresar al pasado” porque ahí sí que eran “buenos tiempos” (aunque fuera solo para ellos).

Los opositores están tan enojados por no poder ser una oposición, que descalificar se ha convertido en la última salida. Simplemente hacen tanto ruido, que ni siquiera saben donde están las nueces. Ni en un candidato común parece que podrían ponerse de acuerdo y al paso que vamos, muy pronto veremos a Vilchis hablando del “Quién es quién” de los que se oponen… pero no como ejercicio de ataque sino como salvavidas de claridad pues más perdidos no pueden estar.

Frida Gómez en Twitter: @FridaFerminita