“La sabiduría hace muy buenos a los hombres, la simulación de la sabiduría los hace pésimos.”

LLUÍS VIVES

“La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.”

MIGUEL DE CERVANTES

Atento aviso: Morena cambia sus siglas por MOSINA, esto es Movimiento Simulación Nacional. Un juego de hipocresía y ficción, donde todo lo que dicen resulta ser exactamente lo contrario.

La simulación habita en Morena, empezando por el paracaidista que decidió asentarse en Palacio Nacional. Así, por cada afirmación dada en la mañanera, se sabe que lo contrario aplica. Está de más decirlo; es ya de sobra conocido por todos.

Si es en términos de salud, “tendremos un sistema como el Dinamarca” se traduce en carencias de tamiz neonatal, falta de quimioterapias, desabasto de medicamentos, etcétera. México pasó de ser un país líder en la aplicación permanente de vacunas en dosis seguras, efectivas y gratuitas, llegando a tener una cobertura de vacunación en niños de 2 años superior al 90% con cartilla completa (2017), a tan solo el 31.13% para el mismo sector cuatro años más tarde (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSALUT 2021). No solo eso, para los programas de vacunación para este 2023, el presupuesto se recortó en un 53%, pasando de 28,734 a 14,022 millones de pesos. Así es como la 4T “cuida” a los infantes.

Pero esa es solo una de tantas apariencias; las simulaciones continúan ‘al infinito y más allá’.

A mí la que me parece de mayor calado es la de dárselas de demócratas. ¿Qué más democrático que sean los ciudadanos plenamente capacitados los que cuenten los votos? Y sin embargo, Morena se ha lucido con una reforma a la ley secundaria electoral que va a imposibilitar precisamente eso.

Sus propuestas en contra del INE, su desdén por la institución (no solo por los directivos), son de antología y demuestran su profundo desprecio por la democracia. Mas, ¡por favor!, ¿qué nos sorprende? López Obrador nunca ha reconocido las reglas de las contiendas, menos aún las ha acatado. De los resultados mejor ni hablamos; esos solamente si le favorecen…

La farsa fue descubierta por el mismo Andrés Manuel en una de sus mañaneras cuando especificó que ayudar a los pobres es parte de su estrategia electoral “porque ellos regresan el apoyo”… No es por una cuestión de humanidad, tampoco de cariño, menos se trata de impulsar el desarrollo social. ¡Qué va! Es por los votos. Y sus seguidores en lugar de que se les caiga la cara de vergüenza, continuan inmutados. Todo antes que aceptar que se equivocaron eligiendo a un simulador profesional.

Pues en eso (y lástima que solo es en este sentido), Andrés Manuel López Obrador resultó ser una copia burda —nada barata; ni siquiera algo austera— de Salinas de Gortari.

Con aquello de que el plagio está de moda, las comparaciones se vuelven inevitables. La fotografía con los olvidados del país, los programas populistas solo para asegurar el voto. El presidente sonriente, bien sonriente y con altos niveles de popularidad, prácticas clientelares y compra de votos a través de los mencionados programas.

“Gobernar no requiere ciencia’ y no, nada cuando lo que gobierna el país es el clientelismo electoral. La fórmula perfecta utilizada sobre el voto cautivo. Misma fórmula de siempre, típica de los ochentas, salvo que ahora es ejercida por el actual presidente y su Cuarta Transformación.

El uso de Manuel Bartlett entonces, trastocado ahora en una persona que la hace de secretario de Gobernación y que pretende manejar las elecciones desde esa dependencia, pero que ya desde ahora —en absoluta violación a la ley electoral— se promociona para contender por Morena para presidente de la república.

Y no solo copia el talante antidemócrata de Salinas, también muestra una disociación entre su narrativa “democrática” y sus prácticas.

Sí, López Obrador ha llevado el paripé aún más lejos. Miente al decir que el INE es excesivamente oneroso, cuando en realidad el presupuesto del órgano solo representa el 0.2% del total del presupuesto de egresos de la Federación para este año. ¿El objetivo? Destruir al INE y terminar con su autonomía.

López Obrador ha perdido el piso, la “moral” y la honestidad de las que tanto presume. Habla de los otros como farsantes, siendo que es él y sus corcholatas quienes son denunciables por su interés de concentrar el poder, para luego no soltarlo. Tristemente él y Morena resultaron ser un muy predecible movimiento de simulación nacional y nada más.

Que así les juzgue la historia.