Si en algo se han distinguido el presidente AMLO y sus seguidores ha sido en la repartición de culpas del pasado como justificante ante los fracasos del presente. Si bien es verdad que en ocasiones los Estados enfrentan problemáticas estructurales que echan raíces en años o décadas atrás, tirar responsabilidades hacia hechos o personajes del pasado resulta una narrativa bien poderosa, pero a la vez, sumamente mañosa.

Veamos tres casos recientes. Tras los hechos acaecidos en el estadio Corregidora de Querétaro, el presente AMLO no titubeó en responsabilizar a los protagonistas de lo que él llama periodo neolioberal, mientras que otros atribuyeron los hechos al conservadurismo que gobierna aún la entidad, léase, a los gobiernos panistas que han administrado el Estado.

Otra atribución de responsabilidad reciente ha venido de Epigmenio Ibarra, quien ahora, tras su colaboración con el periodista Ciro Gomez Leyva, ha ganado mayores espacios mediáticos para reiterar su apoyo a AMLO y a su fracasado proyecto político. Ibarra, con esa elocuencia y convicción de lo que él entiende como hombre de izquierda, responsabilizó al presidente Felipe Calderón por la violencia desatada a lo largo del país.

El propio Ibarra aseveró que los resultados del gobierno de AMLO en materia de seguridad no se verán durante la presente administración. ¡El propio Ibarra ha reconocido anticipadamente el fracaso de la 4T!

Vamos a ver. Si bien Calderon fue responsable de asignar a las Fuerzas Armadas la tarea de combatir frontalmente al crimen organizado, y por tanto, de haber galvanizado al narcotráfico, el presidente AMLO tiene hoy bajo su autoridad al propio Ejército y a una Guardia Nacional que deberían, tras tres años en funciones, haber resuelto al menos parcialmente el problema de la inseguridad.

La tercera repartición reciente de culpas ha estado relacionada con el penacho de Moctezuma. AMLO, en su narrativa repetitiva y alucinante sobre la solicitud de retorno del icono azteca, ha caído en errores e imprecisiones. El presidente ha responsabilizado -nuevamente- a los conservadores de no haber intercedido ante el gobierno de Austria para la devolución del penacho. Según nos informa el presidente, la adquisición del penacho por parte del gobierno austriaco fue ilegal. Habría que revisar, empero, la legislación vigente en la Nueva España y las competencias del rey de Castilla en aquellos tiempos virreinales. Me temo, nuevamente, que AMLO se equivoca.

En suma, el presidente AMLO ha dedicado la mitad de su sexenio a ofrecer discursos mañaneros cargados de narrativa populista dirigidos a endulzar el oído de sus simpatizantes, a embelesar a sus partidarios y a fincar responsabilidades morales a sus antecesores, principalmente, a sus enemigos acérrimos Vicente Fox y Felipe Calderón.

Estas acciones del presidente traslucen lo que resulta evidente: la cuarta transformación ha fracasado en la mayoría de las asignaturas evaluables. Si AMLO dedicase la mitad de sus esfuerzos narrativos a la implementación de verdaderas políticas de Estado... el país quizá iría hacia un mejor destino.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4