El mundo recuerda con preocupación la crisis sufrida en enero de 2021 mientras miles de infectados de Covid-19 y sus familiares buscaban desesperadamente tanques de oxígeno y camas de hospitales en los centros de salud. Hacia la primera quincena de aquel mes, aún en aquel momento sin el respaldo de las vacunas, México se enfrentó a una crisis sanitaria sin parangón en su historia. Esta tragedia no fue exclusiva de nuestro país, sino que lastimó severamente a toda la población mundial. Ello fue el resultado de una peligrosa curva epidemiológica tras las reuniones familiares de diciembre y de las fiestas de Año Nuevo.
¿Qué esperar ante la irrupción de la variante Ómicron? Mientras Europa se confina y los Estados restablecen medidas restrictivas, tales como el uso obligatorio de mascarillas en sitios públicos y el cierre de restaurantes, bares y centros de entretenimiento, México permanece a la espera de nuevos casos para reaccionar oportunamente.
A la luz de la evidencia, principalmente estudios realizados en Sudáfrica, dos realidades son incontestables: Ómicron supera a las otras variantes en niveles de contagiosidad y, derivado de sus mutaciones genéticas, es capaz de reducir la efectividad de las vacunas, principalmente si no se cuenta con una dosis de refuerzo.
AstraZeneca, por su parte, declaró ayer que la aplicación de una dosis de refuerzo eleva la capacidad de respuesta inmunitaria a los mismos niveles que frente a la variante Delta, lo que brinda un atisbo de optimismo ante las malas noticias que llegan de Europa.
Sin embargo, todo parece indicar (si bien aún la comunidad científica no cuenta con estudios plenamente confiables) que Ómicron es la versión menos letal del SARS-CoV-2, ciertamente, menos virulenta que Delta. A pesar de esta información relativamente positiva, ante un contagio masivo de millones de ciudadanos, mismo si la inmensa mayoría no desarrollará casos graves, los números absolutos de pacientes que requerirán camas podría provocar -nuevamente- un desbordamiento de la capacidad hospitalaria.
Hugo López-Gatell y las autoridades federales, en un acto grave de irresponsabilidad, aseguraron que la advertencia de la OMS de suspender los actos masivos decembrinos fue dirigida a los países europeos. La organización internacional, por el contrario, lanzó una advertencia a la comunidad internacional.
¿No temerá López-Gatell el arribo de miles de vacacionistas europeos a playas como Cancún, Los Cabos o Playa del Carmen? ¿Tendrá presente el riesgo que conllevan los viajes de miles de extranjeros que se congregarán en restaurantes y discotecas en los atractivos destinos turísticos mexicanos? ¿Recordará el gobierno federal la crisis de inicios del presente año?
Huelga señalar que México no está exento, mismo ante el hecho de que alrededor de 100 millones de mexicanos han sido vacunados, de que Ómicron dañe a nuestra población. Las autoridades, lamentablemente, no actúan frente a una nueva crisis epidemiológica que podría hacerse presente en enero del año próximo. Si bien un cierre de la actividad económica no se antoja como una solución viable, sí que podrían -al menos- establecer medidas restrictivas para las celebraciones de Año Nuevo. No lo han hecho, y seguramente... no lo harán.
José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4