30 de abril de 2024 | 01:12 a.m.

Marcelo y la gasolina. La escalada en precios que se avecina

En opinión de Verónica Malo, Marcelo Ebrard debe dedicarse a temas de relaciones exteriores como las diferencias con España o con Austria, y en cuanto a los precios de la gasolina mejor no diga nada.
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“Más rápido cae un hablador que un cojo”.

DICHO POPULAR

En general no se ve que Rusia vaya a ganar la guerra, pero —o quizá por eso— sigue bombardeando y masacrando a población civil en Ucrania. Los costos que los bravos ucranianos están pagando y tendrán que pagar más adelante son enormes.

El mundo (salvo el obradorista) se estremece ante el valor de los invadidos y la insensatez rusa, mientras todo el orbe comienza a verse afectado ante el incremento en los precios del gas, del petróleo y los derivados de este.

Los cancilleres buscan soluciones diplomáticas y abogan por la no confrontación. Si bien no todos...

El canciller de México, Marcelo Ebrard, decide abonar a la confrontación interna del país y da un resbalón en las redes. Actuando como secretario de Hacienda o de Energía y no de Relaciones Exteriores, espeta desafinando en la red del pajarito azul: “33.75 pesos por litro de gasolina regular en Los Ángeles. 21.18 la magna en México.”

Más rápido cae un hablador (o un tuitero) que un cojo, pues la gasolina en México ya rebasa los 25 pesos por litro (28 pesos la Premium) en no pocas estaciones de la Ciudad de México (CRE y PetrolIntelligence); sí, en parte por el efecto de la guerra Rusia-Ucrania antes mencionada.

Si Marcelo supiera lo que cuesta a los mexicanos mantener la gasolina a esos precios no se ufanaría de lo que comunicó en sus redes… a menos que la intención fuera alertarnos que, a partir de ayer, los precios de la gasolina se iban a incrementar brutalmente.

Iniciemos: en México el precio de las gasolinas no han subido (tanto) porque el gobierno federal ha dejado de cobrar el IEPS, además de inyectar un estímulo complementario —entiéndase el subsidio pagado con nuestros impuestos anunciado la semana pasada— que permite a los gasolineros reducir el ISR e IVA para tratar de contener la alza en precios.

Pero estos esfuerzos fiscales —que pagamos ahora y después tendremos que seguir pagando con creces— están siendo insuficientes y no pueden mantenerse de forma indefinida. Dicho de otro modo, si bien en este momento ayudan a mitigar el gasolinazo en México, complican la situación de las finanzas públicas en la SCHP.

El subsidio otorgado es gigantesco. Tan solo hace dos años el IEPS a las gasolinas supuso un ingreso de más de 300 mil millones de pesos a las arcas de Hacienda. Hoy, el tamaño del hueco es el doble; esto es, por lo que NO recibe de ganancias y por lo que SÍ subsidia.

Por lo visto el funcionario desconoce que México importa nueve de cada 10 litros de gasolina. Y no, no culpemos de eso al neoliberalismo. Desde la creación de Pemex en 1938, nuestro país importa gasolina (lo constata la propia empresa del Estado), con lo cual el aumento del precio de la gasolina en Estados Unidos repercute en Pemex y en la inflación del país. Así, el precio de la gasolina en Estados Unidos es de hecho una pésima señal para nuestro país.

Pero no es el único que no entiende. En la mañanera de ayer, López Obrador negó que la prohibición de Estados Unidos de importar petróleo ruso afecte a México. Noticia: el asunto sí nos va a afectar y no porque compremos (o no) petróleo a Rusia.

Andrés Manuel dijo: “A nosotros no nos va a afectar, porque en el balance tenemos un saldo positivo… entre lo que aumenta el petróleo crudo con el aumento en el precio de las gasolinas…”. Mas el problema es que el saldo negativo no reside allí sino en que México no exporta el mínimo que debería de petróleo y sí importa combustibles, así sea sean de Deer Park.

Adicionalmente, en este momento —y todo indica que de ahora en adelante— el negocio no está en refinar crudo sino en extraerlo y exportarlo. Por ende, ahora que el precio de la mezcla mexicana de petróleo aumentó más que el precio de las gasolinas es menos rentable refinar que exportar. El gobierno de la 4T apuesta a lo contrario.

Volvamos a lo señalado por Ebrard en su publicación: la gasolina en California es la más cara de todo Estados Unidos (siendo porque California cuenta con las leyes anticontaminantes más rigurosas del país vecino); en el resto de la Unión Americana el litro del combustible ronda en estos momentos el equivalente a los 18-22 pesos el litro. Ergo, la comparación que él hizo está trucada:

  1. En México no se cobran impuestos a la gasolina en estos momentos.
  2. La comparación que hizo fue con los precios en Los Ángeles, no con la gasolina que se vende en Texas, donde los mexicanos salimos perdiendo.

A lo anterior, también cabe sumar la diferencia que significa llenar un tanque de gasolina en México y en California. Para hacerlo, en México se requiere el salario mínimo de 5.4 días de trabajo, mientras que en Los Ángeles solo 4.7 horas laboradas.

Las comparaciones son odiosas y si nos comparamos con Estados Unidos tenemos que el poder adquisitivo por hora en esa nación es de $315 pesos contra $21.60 en México; allá hay vacunas para toda la población, existe el seguro por desempleo universal, no escasean los medicamentos y tratamientos oncológicos y están comprometidos con las energías limpias. Solo por mencionar algunas diferencias.

Pero no nos preocupemos. De seguro la gasolina que está a $10 el litro —como en su campaña anunció López Obrador ocurriría en cuanto asumiera el poder— se encuentra almacenada en las pipas que compró Ebrard a inicios de 2019. Solo requerimos saber dónde quedaron los dichosos transportes…

Siento romperle su ilusión al canciller. Pero mismo el precio de la gasolina que anunció hace un par de días ya para hoy ha aumentado. Al igual que el costo de muchos bienes de la canasta básica.

Es usted el canciller de un importante país (aunque la 4T se afane en hacernos de quinta). Mejor trate de limar las diferencias que generó López Obrador con España o con Austria. Respetuosamente sugiero que por cuanto a los precios de la gasolina mejor ya no diga nada.

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero