Me han comentado bastante mi participación en el documental de Denise Maerker “PRI: Crónica del Fin”, mejor conocido como Documental Delfín.
Lo que ha llamado la atención a la gente que conozco y que ha visto el trabajo de Denise es que, entre otros comentarios que hice al ser entrevistado por la periodista, comparé a Luis Donaldo Colosio con Ernesto Zedillo.
Dije algo así como que Colosio era Pedro Infante, y Zedillo…, pues eso, era nada más Zedillo.
Lo anterior significa que Colosio, como Infante, era un tipo carismático, sencillo, amable, alegre y cercano a la gente, mientras que Zedillo, de plano, era un mamón.
Pero era otro el apodo de Zedillo, quien llegó a la candidatura presidencial —destapado, medio de mala gana, por Manlio Fabio Beltrones— después del asesinato de Colosio.
El apodo que mejor describía la fortuna política de Zedillo era Pedillo… porque salió sin querer. No se sabe quién fue el ocurrente que puso semejante alias al sucesor de Colosio. En Google, ni siquiera en su inteligencia artificial, no hay registros del genial motejador o motejadora. (Definición de la Real Academia Española: Motejador o motejadora es la persona que moteja, esto es, quien critica las acciones de alguien con motes o apodos).
Eso expresé, o debí haber expresado con más claridad, en el documental de Denise Maerker, que es muy importante por el talento de la periodista, que supo realizar muy buenas entrevistas a protagonistas de la historia reciente —la que me hizo a mí sin duda es la menos relevante—, pero que sobre todo es relevante por la extraordinaria utilización que ella hizo del gran acervo de imágenes de Televisa.
Quisiera preguntar a Denise cuándo ofrecerá un documental sobre el plantón de AMLO en 2006, que se dio como protesta por el brutal fraude electoral de ese año y que fue, sin lugar a dudas, el principio del fin del PRI —y de su muy lamentable y más cursi continuación, como dijo Claudia Sheinbaum, los gobiernos de dos inútiles prianistas, Vicente Fox y Felipe Calderón—.
Quienes estuvimos en el Plantón 2006 a lo largo del Paseo de la Reforma, las avenidas Juárez y Madero y el Zócalo de la Ciudad de México, nos dimos cuenta de que las cámaras de Televisa cubrieron todas las maravillosas actividades, políticas y artísticas, que en el mismo se desarrollaron.
En su momento no se transmitieron en la TV porque en sus noticiarios se difundía solo lo principal —los discursos de Andrés Manuel López Obrador y los problemas viales causados por las acciones de descontento—.
Pero la riqueza del plantón no solo fue política, e inclusive lo mejor que ocurrió no fue político: lo más trascendente fue el entusiasmo de la gente expresado sobre todo en inigualables manifestaciones culturales que valdría la pena recuperaran Televisa y su estrella periodística, Denise Maerker.
No debemos olvidar un capítulo fundamental de la historia de México, en el que tanta gente hoy en el poder, destacadamente la presidenta Sheinbaum, participó motivada solo por un principio: la defensa de la democracia traicionada por el sistema PRIAN que aceptaba una falsa alternancia —la del PRI al PAN, que han sido lo mismo—, pero que recurrió al peor fraude electoral para desaparecer a la izquierda.