“México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Hacemos televisión para ellos”.

AZCÁRRAGA MILMO

“Con casi 1 millón y medio de reproducciones en #Spotify, “Presidente Maynez”, interpretada por #Yuawi, logró posicionarse en el número uno de los temas más virales de #México. Una canción que ha trascendido fronteras.”

CIRO GÓMEZ LEYVA

“Se comprueba, la ignorancia es provocadora y no conoce límites.”

YO

¿Lograrán los tatuajes cambiar la conversación? ¿Saldrá volando el asunto Zaldívar del escenario político —y de robarle reflectores a Claudia— como si se tratara de una mariposa, o continuará el tema imborrable para ella como si fuera uno de sus tatuajes?

Porque, aceptémoslo, es decadente —por lo fácil— que la gente hable de unos tatuajes en lugar de que… el crecimiento económico de México entre 2018 y 2024 haya sido de los más bajos del mundo o que los pobres estén peor hoy que en 2018 o que haya 1.56 millones más en pobreza extrema que al inicio del sexenio. Esto es lo importante, pero ella está en lo superfluo.

¿Quieren que la gente deje de hablar del ex ministro? Fácil. Sáquenlo de la campaña de Claudia Sheinbaum y dejen la justicia a manos del aparato de justicia y dedíquense a la política (y a la grilla) que por lo visto es lo único que saben hacer.

Porque, como bien dicen los tocayos Carlos Puig y Carlos Marín, Zaldívar no solo es el peso muerto que requiere que lo defiendan, sino también el único tema de conversación de la campaña de Claudia que sí se ha mantenido.

A ella lo único que le preguntan es sobre él y el porqué defenderlo ciegamente. Como si no fuera suficiente su nulo carisma y el yugo que tiene sobre ella Andrés Manuel, el asunto Zaldívar ha venido también a anular su campaña. ¿No? En la reunión que tuvo Sheinbaum con los empresarios, las preguntas fueron sobre el ex ministro. En la Convención Bancaria se salvó de ello solo porque la conversación la sostuvo con Leonardo Curzio y él —todo un profesional— no se iba a meter a cuestionarla sobre el ministro en retiro en lugar de hablar de la posible política económico-financiera del segundo piso del obradorismo.

Claudia se la ha pasado hablando de Zaldívar y no de ella. Se le ve molesta al respecto. Y ya tampoco sabe cómo hacerlo. Por momentos pareciera que el candidato es él

¡Qué difícil, para quienes dijeron que no tolerarían la corrupción, ahora tener que defenderla TODOS los días!

Pero llego al meollo de mi contribución del día de hoy. Lo que es aún más terrible es la estrategia por la que han optado para hacerle frente al problema que significa Arturo de apellidos Zaldívar Lelo de Larrea: salir a hablar de los tatuajes que tiene Claudia en el hombro. Anular lo importante por vía de lo banal. Tan es así que durante casi dos años no quiso dar explicación de lo que estos significaban y ayer, como recurso de distracción, soltó el porqué de ellos.

Tapar el mayor caso de denuncia por corrupción política de este sexenio con una historia de mariposas tatuadas. Banalizar también las innumerables tragedias, problemas y retos de este país.

Hacerlo aprovechándose de la brutal ignorancia del pueblo bueno de México. De que los mexicanos no comprenden lo que escuchan ni entienden lo que leen (PISA, OCDE).

Banalizar porque es lo que distrae a la población; lo que le causa gracia y/o interés.

Andrés Manuel, Claudia Sheinbaum y Morena pensaban que utilizaban a Zaldívar para minar a la SCJN y construir un nuevo aparato de justicia a modo. Lo cierto es que el ministro los utilizó a todos ellos buscando impunidad. Ahora la candidata se aprovecha de la ignorancia de la gente para hablar de su espalda y de sus tatuajes. Otra nueva evidencia —como si faltaran— de la inmundicia que es ese movimiento político.

Giros de la Perinola

1. Se criticó a Guadalupe Loaeza por denostar el pelo chino de Claudia (no defiendo a la columnista, como tampoco estoy de acuerdo con ocultar lo evidente: la política no está a gusto con su físico; se alacia el pelo y se lo aclara). El pelo o cualquier atribución física de cada quien no debería ser razón para la mofa; pero tampoco para la defensa, como se pretende hacer con Sheinbaum al utilizar una ingente cantidad de filtros en las fotos y videos que la promocionan. Aparentan lo que no es.

2. Enrique Peña Nieto, ahora que vuelve a estar en boca de todos, también era/es superficial, sonso y —se dice— corrupto. Esto es, como tantos y tantos de la 4t. Yo digo: al menos él era/es simpático.

3. Máynez también banaliza la política. Llevó la frase de Emilio Azcárraga a la realidad. No ofrece propuestas para sacarlos de pobres o “jodidos”; produce una app para que se rían, eso sí.