Ayer, en este espacio de opinión, abordamos la importancia de cuatro estados que, para el ejercicio electoral que se avecina, constituyen un bastión poderoso para Claudia Sheinbaum. Algo similar al proceso presidencial que vivimos en 2018, cuando López Obrador dominó prácticamente todo el país. Hasta el día de hoy, de hecho, la candidata de Morena encabeza las preferencias en 31 estados de la República y, de paso, es muy competitiva en Querétaro. Y como se protagonizará la madre de todas las batallas, hay que tener en cuenta todos los elementos que, desde luego, son componentes inherentes que impactan positivamente.

La carrera presidencial de Sheinbaum, por ejemplo, ha tenido el respaldo mayoritario de la población civil desde que ganó la encuesta interna de Morena. El desempeño de Sheinbaum no solo ha sido consistente, sino fructífero en cada uno de los aspectos fundamentales de la agenda pública. Esa capacidad política, bastante significativa, ha hecho que la abanderada del lopezobradorismo vaya forjando su propio camino que, a la postre, la llevará a ir planteando su proyecto de nación. Es verdad, será la esencia de la 4T, pero con el estilo particular de Claudia, si tenemos en cuenta las reuniones que ha sostenido al más alto nivel político con la clase empresarial y funcionarios a nivel internacional.

Las opiniones a nivel internacional, a propósito, ven con buenos ojos el potencial que ha demostrado Claudia Sheinbaum. Muchas de esas naciones, de hecho, han pronosticado el triunfo inminente de Morena en la elección presidencial. O sea, hay muchos elementos que nos ha llevado a concluir en esa perspectiva. Esa capacidad, desde luego, se concentrará en las entidades federativas que, para ella, son un bastión sumamente poderoso. Ayer, por ejemplo, citamos cuatro puntos claves que promedia cifras muy superiores al 60%. Hablamos de Chiapas, Veracruz, Tabasco y Guerrero.

El plan C, como sabemos, es ganar las 32 entidades federativas que, en este momento, serán determinantes para influir en el triunfo de Claudia Sheinbaum. Es el caso de Hidalgo, Baja California, Quintana Roo y Zacatecas. Todas ellas, por cierto, con una base social muy imponente que promedian desde 55 a 59%, especialmente la entidad que gobierna David Monreal. Estos cuatro puntos, por cierto, responderán en votación a favor de Sheinbaum por ser, ni más ni menos, bastiones del lopezobradorismo. De hecho, desde hace meses esos puntos han mantenido niveles de aprobación muy elevados en torno al trabajo institucional de los mandatarios.

La gestión de David Monreal, en ese sentido, ha ido en ascenso a comparación de los primeros meses. Inclusive, en el arranque no fue fácil resarcir la problemática que se heredó y los daños colaterales que ha provocado. A pesar de las adversidades, Zacatecas ha ido caminando en el proceso de transformación con el apoyo de la federación. De hecho, la relación entre los gobiernos es muy buena. Además de ello, David ha encontrado un secretario de Gobierno muy eficiente que, para los propósitos prioritarios, ha puesto atención en cada uno de los detalles. Rodrigo Reyes, en ese sentido, ha generado un vínculo muy positivo con todos los sectores sociales, eso sí, con mecanismos que, de manera adicional a la gestión, han encontrado muchas áreas de oportunidad.

Teniendo estructuras institucionales como esa, Claudia Sheinbaum cuenta con una maquinaria que, a la postre, se podrá traducir en efectos positivos. Lo mismo pasa en Hidalgo, donde Julio Menchaca ha hecho un trabajo muy bueno. De hecho, la identidad que hay entre la población civil y las autoridades estatales, ha generado un clima favorable para el proceso electoral. Sabemos que, en ese sentido, los gobernadores son los liderazgos más visibles para cumplir con el plan C que ha planteado el presidente López Obrador.

Otro de los grandes aliados que tendrá Claudia Sheinbaum para el proceso electoral— tomando en cuenta el nivel de aprobación y la intención del voto— son los gobernadores de Baja California y Baja California Sur. Ambos mandatarios, de hecho, se han afianzado y, para el ejercicio que se avecina el próximo dos de junio, Sheinbaum tiene asegurada una estructura territorial que asumirá un papel protagónico. Tanto Víctor Castro, como Marina del Pilar, han cerrado filas con el lopezobradorismo. Así que, para efectos políticos, serán punta de lanza para llevar a Palacio Nacional a quien será, no hay duda de ello, la futura presidenta constitucional de México.