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La reforma a la Ley Minera propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y aprobada en el Congreso de la Unión, fue publicada el pasado 20 de abril en el Diario Oficial de la Federación. El dictamen modifica los artículos 1;9 en el párrafo primero; 10 en el párrafo primero y se adicionó un artículo 5 Bis y un párrafo tercero en el artículo 10 de dicha Ley.

Entre los puntos centrales de este decreto se encuentra que se declara al litio como un metal de utilidad pública, por lo que no se otorgarán concesiones, licencias, contratos ni permisos a particulares; además de que el texto también habla de la creación de un organismo público descentralizado encargado de la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio, el cual trabajará con el Servicio Geológico Mexicano, pero es ambiguo y causa dudas de dónde provendrán los recursos para el funcionamiento de la nueva empresa estatal.

Las modificaciones a la Ley Minera hablan que: “las erogaciones que se generen con motivo de la entrada en vigor del presente Decreto, incluyendo la creación del organismo señalado en el párrafo anterior, se cubrirán mediante movimientos compensados, conforme a las disposiciones jurídicas aplicables, con cargo al presupuesto de la dependencia que asuma las funciones de coordinación sectorial del citado organismo de acuerdo con el Decreto de creación, por lo que no se autorizarán ampliaciones al presupuesto del ramo correspondiente para el presente ejercicio fiscal para estos efectos”.

El organismo público que se crea para la explotación de este mineral, que es estratégico para la transición energética del mundo y más amable con el medio ambiente, nace sin un presupuesto especifico y por lo que se entiende será la secretaria de estado o la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a la cual se le asigne coordinar la nueva empresa de litio, la que tenga que apartar de sus recursos presupuestarios una parte para que cumpla las funciones para la cual fue creada.

La importancia de este Decreto para la explotación y comercialización del litio que es conocido como el oro blanco radica en la actualidad y se ha transformado en un mineral “maravilla”, ya que posee cualidades que le permiten almacenar energía de modo muy eficiente, y, al ser maleable, puede ser adaptado a diferentes diseños, formas y tamaños. Estas características lo han transformado en un material clave para la fabricación de baterías (portátiles) de alta densidad energética, baterías a gran escala que estabilizan redes eléctricas, y baterías para vehículos eléctricos (puros o híbridos).

Al permitir el almacenamiento de la energía derivada de las energías renovables, cuya principal desventaja reside en que no pueden ser largamente almacenadas, el uso del litio para la fabricación de baterías puede llevar a una reducción considerable de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sumado a esto, una vez que se desarrolle suficientemente la infraestructura para que las baterías de litio de los vehículos se recarguen con energías renovables, y no con energías fósiles como sucede en la actualidad, el uso de estas baterías generará un valor adicional en la reducción de emisiones.

La explotación y comercialización del litio es muy costosa en términos financieros y lleva muchos años de investigación y desarrollo de los yacimientos y México está empezando de cero.

La primera mirada puesta sobre la oferta de litio indica que los recursos son abundantes en salmueras y minerales, aunque actualmente se explotan en un reducido número de países. Las mayores reservas del llamado oro blanco se registran en Bolivia, Chile y Argentina. Sin embargo, el creciente interés por el litio ha significado que se desarrollen mayores capacidades de producción incluyendo a nuevos países productores como Canadá y Australia, siendo este último el principal productor mundial.

En el contexto internacional, solamente hay 20 países que poseen litio y México se ubica en el lugar número 10, por eso es tan importante contar con recursos para la explotación de este producto.

En la actualidad la demanda del mineral, destacan cinco principales países o regiones consumidores de litio, que son China en primer lugar con 35% del consumo total de alrededor de 150 mil toneladas de LCE (carbonato de litio equivalente) seguido por Europa (24%), Japón (11%), Corea del Sur (10%) y Norteamérica (Estados Unidos y Canadá, 9%). Por su parte, la demanda asiática suma más de la mitad del total mundial.

Para la explotación y desarrollo de tecnología del litio por parte de la empresa paraestatal mexicana, se podría obtener créditos blandos del Banco de Desarrollo de América del Norte (BDAN).

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte firmado en 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá, impulsó negociaciones paralelas en materia ambiental que hicieron posible la creación del Banco de Desarrollo de América del Norte, el cual tiene como objetivo otorgar financiamiento para apoyar el desarrollo e implementación de proyectos de infraestructura ambiental, así como acciones que contribuyan a preservar, proteger y mejorar el medio ambiente de la región fronteriza; esto con el fin de aumentar el bienestar de la población de México y Estados Unidos.

El Banco binacional establecido en San Antonio, Texas, en 1994 casi no es conocido y es poco utilizado en ambos lados de la frontera, pero tiene potencial para cubrir las necesidades financieras de proyectos en favor del medio ambiente (como es el caso de la explotación del litio) y así se puedan cumplir los acuerdos de París en materia de energías renovables y la agenda ecológica que tiene el presidente de los Estados Unidos Joe Biden.

En la estructuración inicial del BDAN se reconoció que México y Estados Unidos comparten por igual su responsabilidad sobre la zona fronteriza y por ello aportaran el capital a partes iguales, teniendo por ello, la misma representación en el consejo directivo del banco.

La zona geográfica que atiende el Banco de Desarrollo de América del Norte es la franja fronteriza de México con Estados Unidos, siendo para el país de las barras y las estrellas 100 kilómetros desde la frontera sur hacia dentro de su territorio; mientras que para la nación azteca le corresponde una franja de hasta 300 kilómetros de la línea divisoria entre México y los Estados Unidos, cubriendo los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

La zona donde se encuentran los yacimientos de litio de México es en el estado de Sonora y muy cerca de la frontera con los Estados Unidos, por lo que se cumplen los requisitos ambientales y geográficos para que la nueva empresa paraestatal reciba créditos para la explotación y comercialización del llamado oro blanco.

El Decreto que las cadenas de valor económico del litio sean administradas y controladas por el Estado a través de un organismo público es una gran noticia pero hay que recordar que la explotación de este mineral requiere inversiones cuantiosas y deberá el gobierno mexicano, evaluar como la forma de extraer el producto y comercializarlo y ver de dónde provendrán los recursos para este fin, no es tarea fácil y es necesario invertir también en investigación y desarrollo de tecnología.