Inesperada y pronta ha sido, este fin de semana, la visita del Presidente a Guerrero.

Justamente cuando entra el Huracán Rick, que como ya es sabido, cuando le toca a Guerrero, tocan desgracias. Me imagino saldrá de ahí el Presidente, lo más pronto posible, pues de quedarse, tendría que responsabilizarse por los daños y no le conviene porque son cuantiosos y ya no existe el FONDEN.

Pero más allá de esto, mi duda es: ¿a qué fue a Guerrero? Da para mucho que pensar y no creo sea para bien de la nueva gubernatura y les diré por qué: en primer lugar hace ver desvalida a Evelyn Salgado, pareciera que es el Padrino que tiene que apadrinar los XV de una chica, o de lo contrario no se llevan a cabo.

Tiene que estar ahí con ella, para hacerle saber al pueblo bueno y sabio que votó por ella, que el Presidente se encuentra complacido con ellos y que los quiere por “portarse bien”.

Aunque dudo que salgan fotos con Félix Salgado (el costo político sería altísimo) todos sabemos que se encontrarán y que degustarán las delicias guerrerenses.

Va un estado que prácticamente ha estado en llamas por los cobros de piso, pero no tocará el tema, hasta ahora no lo ha tocado, aquí lo que importa es presentar a la nueva novia del pueblo de Guerrero que es Evelyn Salgado, que no creo que sea una mala persona (intuyo) pero que no tiene ni la remota idea de qué es gobernar un estado tan delicado como lo es Guerrero.

La visita del Presidente a Guerrero sólo habla de la vulnerabilidad en la que se encuentra el estado y la zozobra por su nuevo gobierno. En resumidas cuentas hay desestabilización política en Guerrero.

Le queda mucho por demostrarle a los guerrerenses, Evelyn.

Y nos queda mucho por demostrar, Andrés Manuel López Obrador, defendió a quien debía de defender y que no se equivocó.

Es cuánto.