Siempre he creído que todas las cosas en la vida tienen un propósito. Hay personas a las que se les mandan muchas pruebas, tal vez para tener la oportunidad de rectificar, de replantearse la vida de otro modo y de mejorar como personas.

El presidente es uno de esos seres humanos que si bien ahora tiene una vida cómoda y opulenta (vive en un palacio, entonces no me pueden negar que tiene una vida opulenta), también es un ser humano que ha pasado distintos embates en su vida.

Hace años enviudó; perdió a su primera compañera esposa y a la madre de sus tres hijos mayores; debió ser algo muy doloroso.

Después vivió el berrinche más grande de su vida cuando le fue arrebatada la Presidencia en el 2006. Fue tal su frustración que a pesar de alcanzar su sueño de ser presidente ahora, aún no perdona aquel evento y no lo supera (post-trauma, le llamamos en Psicología).

Luego vive un infarto, del que no todos sobreviven pero él lo logró.

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Llega a la Presidencia y se le viene encima lo inimaginable: Una pandemia, que por más que quiso minimizar al final lo atrapó, contagiándole la primera vez y sometiéndole a cierta gravedad aunque lo quisieron ocultar y ahora por segunda vez, ya con las vacunas puestas, la va llevando mejor.

Es decir, el presidente está vivo si no de milagro, sí por muchos motivos de salud y emocionales.

Ahora que estará aislado en Palacio Nacional me da mucha curiosidad imaginar qué hace con su tiempo libre. ¿Se pondrá a revisar Twitter, por ejemplo, y se dará cuenta de que mucha gente está enfadada, desilusionada, desesperanzada? Porque Twitter es un foro de debate muy duro. Por eso Facebook o Instagram son las redes favoritas de Beatriz Gutiérrez, ha emigrado de Twitter para allá.

Quizá reirá con algunos memes y arderá en llamas al leer los tuits de Felipe Calderón. A AMLO le importa mucho lo que dicen de él. ¿No es este un buen momento para empezar de cero y ponerle atención a lo que dice la gente? No a los que lo adulan y adoran sino al resto de la gente común y corriente?

Tampoco estoy para nada de acuerdo con los mensajes en Twitter cargados de odio hacia el presidente, incluso festejando que esté enfermo y deseando su muerte. Si bien Ómicron no es una variante del Covid-19 tan dañina como lo fue la primera, al final nunca sabes si pueda desencadenar alguna fatalidad.

Alegrarse por ello nos rebaja a un discurso muy pobre y muy cruel, nos nivela y nos iguala a esos discursos que de pronto manejan algunos obradoristas defensores de hueso colorado. Y además nos rebaja como seres humanos. Nos reduce a nada el desearle al presidente males, enfermedades y la propia muerte.

Pero, retomando a su vida con Covid, hoy por la mañana transmitió un breve mensaje en vivo desde Palacio, pero que a decir verdad, se prestó para muchos memes y a veces he llegado a creer que si se los pone a ver el presidente se carcajearía con ellos.

Pero miren esta escena de hoy: El presidente tomándose la temperatura y oxigenación, él solito, ¿pues qué mensaje quería transmitirle a la gente? ¿Que cada quien puede volverse su propio médico en casa para no acudir a centros hospitalarios? ¿O que si nos vigilamos en el hogar podemos encontrar los parámetros mínimos para no correr al hospital? ¿O quiso demostramos que estaba perfecto, para no volvernos histéricos todos como dijo hoy el “gran” doctor Gatell?

¿Será que por fin y urgentemente se deje asesorar por gente que sabe más que él de comunicación política y deje de mandar esa clase de videos tomándose la temperatura, sino mostrándole al mundo que es un mandatario serio y no un populista que cae en el chacoteo?

Me pregunto: ¿Qué clase de series verá en la televisión? ¿O tal vez vez se pone a ver mañaneras repetidas ?

Y en medio del confinamiento: ¿se pondrá a reflexionar acerca de lo que la sociedad, esa que no lo adula ni le aplaude, le ha venido cuestionando?

¿Será que ahora sí reciba a padres de niños con cáncer que lo único que piden es ser escuchados por el presidente que les prometió salud digna y gratuita para todos?

¿Será que en medio de su aislamiento piense que siempre es buena oportunidad para ser mejor persona?

A lo mejor estoy siendo muy ilusa, pero me gusta soñar. Me gusta pensar que la gente puede llegar a ser mejor. Me gusta pensar que puede haber un antes y un después. Me gusta soñar que esta pesadilla del Covid-Ómicron terminará, porque aunque digan que es muy leve y no hace daño, para muchos esta nueva variante ha dejado a familias rotas con trabajos perdidos por ausencias laborales…

Me gusta soñar que el presidente algún día se sensibilizará.

Quizá me gusta soñar nada más.