Estos últimos días he tratado de utilizar las redes sociales para escuchar los distintos puntos de vista de quienes apoyan a las 3 o 4 corcholatas (qué bueno que dejaremos de utilizar ese término en muy poco tiempo).

De forma que podemos calificar cómo “políticamente fraticida”, vuelan los insultos y descalificaciones contra los seis aspirantes: “traidor”, “inepta”, “palero” y un largo etcétera es lo que pude leer leyendo y escuchando los argumentos de todos los bandos.

La realidad en el “territorio” es muy diferente. Independientemente de quién resulte electo o electa, la mayoría de las personas de México no viven atentos a Twitter (X) o de TikTok y estas guerritas internas.

La mayoría de los eventuales votantes, esos que le han dado a Andrés Manuel López Obrador más del 70% de aprobación, votará por lo que el presidente ha denominado “continuidad con cambio”. Sí, seguramente algunos decidirán anular o hasta votar por Xóchitl Gálvez (¡votar por el PAN!) para “castigar” a su corcholata malquerida.

Pero la mayoría de los mexicanos votaremos para que nuestros padres, madres, abuelos, amigos, vecinos y familiares sigan recibiendo apoyos los cuales son su derecho constitucional, independientemente de quién sea la candidata o el candidato.

Por este motivo, urge una operación cicatriz a partir del próximo jueves. El encono existe, es real y no debemos dar margen de maniobra para lo que debe ser la última jugada del presidente: el Plan C para reformar al corrupto poder judicial de México, protectores de narcotraficantes y criminales y aspirantes a golpistas en este y subsecuentes sexenios...