La presidenta Claudia Sheinbaum y sus correligionarios están bien conscientes de que la elección judicial ha sido un fracaso en términos de participación ciudadana. Con apenas una votación del 13% (será menor pues falta aún el conteo de los votos nulos) se ha demostrado que la reforma judicial no era antes, ni lo es ahora, una exigencia popular.

Sin embargo, se han salido con la suya. A pesar de que los críticos aducirán la bajísima tasa de participación, la realidad es que el acto está consumado, y a partir del 1 de septiembre nuevos jueces y magistrados asumirán sus cargos, con independencia del porcentaje obtenido en las urnas.

Lo que sí que ha resultado bochornoso ha sido la justificación del régimen. Sheinbaum, en su deseo de justificar ante la opinión pública el fracaso del domingo, comparó ayer los números con los de PAN en 2024. Absurdo, y si se quiere, patético.

Por un lado, los votos del año pasado respondieron a la voluntad de muchos mexicanos de apoyar a un partido político. El ejercicio del domingo, en contraste, fue la voluntad expresada de los votantes con independencia de filias o fobias partidistas. Así ha sido repetido por los propagandistas, en su voluntad, como es costumbre, de desviar la atención del fracaso, y hacer torcer el discurso hacia la polarización.

¿Qué tienen que ver los resultados de 2024 del PAN con las elecciones judiciales? Nada. En otras palabras, Sheinbaum ha echado mano de resultados electorales en contextos enteramente distintos y difícilmente comparables.

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En adición, sus declaraciones han resultado alarmantemente manipuladoras, pues el mensaje de la presidenta el domingo por la noche fue festivo, como si esos 13 millones de personas representasen al pueblo de México, y como si fuera una expresión genuina de la voluntad popular en un país con un padrón de 100 millones, y una población de 130 millones.

En todo caso, a pesar del resultado, el régimen gobernante lo ha hecho bien. La reforma es ley, y dentro de los próximos días el INE y el Tribunal, a pesar de las ostensibles pruebas de violación a la ley electoral, validarán este ejercicio que no es algo más que la manipulación de la “voluntad ciudadana” en favor de una maniobra autoritaria dirigida a destruir el Estado de derecho.

Finalmente, según los reportes del INE, la conformación de la Suprema Corte quedará de acuerdo a las “sugerencias” que se emitieron en los acordeones del bienestar. Ha sido cerrado otro episodio más en la saga hacia la demolición de la democracia liberal mexicana.