Este 26 de febrero están convocando a una marcha en la Ciudad de México bajo la consigna de defender el órgano electoral de nuestro país. Todas las manifestaciones hay que verlas con respeto y tolerancia, sin embargo, más que una expresión es una convocatoria de la oposición que se está organizando para hacer frente al dominante paso de Morena, sobre todo en el marco de elecciones importantes como el Estado de México pues la ventaja que ha tomado Delfina Gómez es tan contundente como para augurar un triunfo y, con ese matiz, empujar más al precipicio a lo que hoy se denomina contrapeso.

No es un secreto a voces que detrás de la movilización están organizaciones afines a los partidos del PRI, PAN y PRD; incluso, varios cuadros de la alianza Va por México están encabezando algunas brigadas hacia la Ciudad de México. Algunos para llamar la atención, y otros con el fin de figurar en el escenario ante el desgaste que han vivido en los últimos años.

De hecho, creemos que -de muy poco- servirá una coalición variopinta como la que han constituido al no poder impedir la animadversión que siguen cargando en los hombros. Es decir, más allá de que la convocatoria sea grande el momento coyuntural que viven es adverso, por no decir crítico.

Y no solo tienen en su contra a la mayoría de la población que los reprueba, sino que cargan temas que impactarán negativamente. Está claro que, lo que aconteció en una corte de los Estados Unidos, más específicamente de Genaro García, provoca una atmósfera en contra del PAN.

Podrán decir que ese punto es ajeno, sin embargo, muchos ligan esa situación directamente al gobierno que encabezó Felipe Calderón. O sea, ponen en evidencia el desastre institucional en los gobiernos de Acción Nacional; o Calderón fue sumamente ingenuo e incompetente, o fue parte de una red de corrupción que le solapó al ex secretario de Seguridad Pública Federal.

A raíz de ello, la oposición tendrá que pagar un costo político muy alto, sobre todo el PAN. Tengo la impresión que, más allá de que intenten sacudirse de esa situación, el estigma de la corrupción salpica a los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.

Y como ellos son personajes activos de la crítica -al ahora presidente- la población los liga a la oposición. De hecho, ambos han declarado la necesidad de construir un bloque amplio opositor, incluso lo han mencionado en reiteradas ocasiones.

El problema de ello es que, con lo de Genaro García Luna, la situación los pone contra las cuerdas, sobre todo en los señalamientos de la opinión pública que han manifestado su malestar e indignación de dos períodos presidenciales bajo la bandera de la corrupción que, hoy en día, por fin se ha desnudado luego de encontrar culpable al polémico ex funcionario federal.

La protesta del domingo, ya que la marcha pasa a segundo término, no será un detonante que influya en la percepción de la población civil. Y no porque no sea un número importante de participantes, sino que es, políticamente, insuficiente para hacerle frente al poderoso paso de Morena, máxime porque, en este momento, hay signos de unidad después de que el presidente reconociera oficialmente a cuatro abanderados que siempre se han mantenido al frente del ánimo ciudadano.

A propósito, después de que se conoció la decisión de una corte de Estados Unidos, de inmediato los comentarios fluyeron en las redes sociales. Esta vez, por cierto, con una dosis de alegría, pero sobre todo con un sabor de justicia al saber el grado de la noticia. A pesar de la espera, comentaron, valió la pena que un responsable de tanta corrupción enfrente la justicia.

No se necesita ser muy perspicaz para saber que, esta situación, tendrá efectos negativos para la oposición, sobre todo para el PAN que en su momento solapó, negó y hasta se victimizó de una supuesta persecución que jamás existió en la gestión de este gobierno en turno.

La marcha será, como se espera, de gran convocatoria, sin embargo, incapaz como para ganar una elección presidencial que es, en este momento, a lo que le apuesta PAN, PRI y PRD. Una utopía.