“Reloj, detén tu camino

Porque mi vida se apaga

Ella es la estrella que alumbra mi ser

Yo sin su amor no soy nada

Detén el tiempo en tus manos

Haz esta noche perpetua

Para que nunca se vaya de mí

Para que nunca amanezca.”

ROBERTO CANTORAL

Canibalismo

El ADN de Morena, como en su momento lo fue el del PRD —cuando dicho partido pesaba y merecía tomarse en cuenta—, marca que sus miembros son caníbales. Tienden a despedazarse entre sí cuando algún acto o decisión favorece a uno pero no otro morenista.

Ello a su vez nos lleva a una verdad de Perogrullo, pero no por ello menos importante: el enemigo a vencer para Morena está dentro de Morena. Dicho de otro modo, no necesitan que nadie les ayude a dinamitarse; solos verán cómo lastimarse unos a otros en aras de quedarse con el premio mayor. Algunos —si bien no todos— de no lograr esto último, se irán a otras latitudes políticas.

Da la impresión de que la sucesión al interior de Morena se le escapa a López Obrador. Razones sobran. Tal vez la principal es que Morena no tuvo ni tiene ni tendrá la disciplina del vetusto PRI. Es más, no fue uno de los principios bajo los cuales dicho movimiento fue fundado.

Esta falta de orden, método y regla eleva la posibilidad de que, por más que quiera el tabasqueño llevar su sucesión en orden, se le escape de las manos. En otras palabras se le resbalen tanto las “botellas” como las “corcholatas”.

López Obrador apostó por una sucesión adelantada, no necesariamente por sus consecuencias, las cuales, entre otras cosas, presentan una división dentro de su movimiento que se sale de control.

La contrarreloj

¿Qué es lo positivo de todo ello? En mi opinión: que de continuar las reyertas, las patadas por debajo de la mesa y su afán de “rompe y rasga”, tal vez —y solo tal vez— a la 4T no le alcance el tiempo para acabar de destruir al INE, que es el objetivo primordial de la 4T.

Sí, nos encontramos en una carrera contrarreloj; unos buscando salvar al INE y otros desaparecerlo.

Hay mucho ruido, precampañas, reuniones, pláticas, inauguraciones, muchas de ellas ilegales, y y todas sirven para que las corcholatas se den a conocer entre los posibles votantes a la vez que crean sendos expedientes para impugnación y sanción que el INE se ve forzado a procesar. Eso desgasta al Instituto, sin duda. Pero a la par eso conlleva también una guerra sin cuartel al interior de las huestes morenistas, lo que les dificulta y les distrae de acabar con el INE de aquí a dos años.

Abonando a la división

  • Un Adán Augusto, que independientemente de si es competitivo o no, no ha sabido dar la imagen de un candidato ecuánime; en un momento se creyó que este era un candidato viable, pero ahora —se sabe— solo ayuda a la división social.
  • El que Marcelo Ebrard siga siendo (hasta cierto punto) una ‘bala perdida’ para Morena y para López Obrador (debemos recordar que este ya se sacrificó dos veces antes en aras del lopezobradorismo, por lo que nada hace suponer que lo haga una tercera vez). De hecho, no conforme con su lanzamiento de campaña en Jalisco hace una semanas, ayer jueves dio la sorpresa en Acapulco —en abierto desacato a lo que ha dictado López Obrador, ya no de diga las autoridades electorales— en actos anticipados de campaña.
  • Un Ricardo Monreal quien anda muino pues López Obrador no lo nombra. Ha recibido muchos desaires por parte de Palacio y, en respuesta, ha mostrado su separación de las corcholatas favoritas e incluso del partido en el que milita.
  • No se quede fuera de esta guerra fratricida el diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña, quien ya también avisó que él tiene suficiente conocimiento en la ciudadanía para aspirar a ser presidenciable por la 4T.

La mesa está servida

Así, los golpes al interior de Morena se han agudizado.

Ya sea que la estrategia ideada por López Obrador resultó ser incorrecta; sea porque Adán Augusto se tragó el cuento de que él es el “mero mero”; porque Marcelo (con ayuda de sus abogados) ha esquivado ciertos reflectores (las controversias interpuestas por EU y Canadá en el marco del T-MEC, por ejemplo) y aprovechado otros (conseguir las vacunas anti Covid o proveer de un sistema de saneamiento de aguas para el puerto de Acapulco); porque Ricardo Monreal anda ‘deshojando la margarita’, etcétera, etcétera, etcétera.

No será lo mismo el rompimiento de Regeneración Nacional a partir de la confrontación de dos o más precandidatos empoderados —como es el caso— que de uno debilitado.

Mucho ayuda el que no estorba

En todo este intríngulis, ¿cuál debiera ser la función de la oposición? Doble y al mismo tiempo muy concreta (si quieren buscar otras, solo estarán ‘jugando al tío Lolo’ y arriesgando cumplir con sus dos tareas fundamentales en estos momentos):

  • Hacer un frente común, a como dé lugar, para que NO se discuta y no pase la reforma electoral.. No hay pierde. El papel del INE no puede ser puesto a discusión; no olvidemos que la 4T busca desaparecerlo.
  • Concretar las mejores candidaturas posibles para Coahuila y Edomex. Punto.

Fuera de eso, en este momento, la oposición no debe hacer NINGUNA otra cosa. Pretender realizar otras actividades es quemar cartuchos que no tiene, dividiendo sus pocas energías en batallas estériles y de antemano perdidas.

0-0-0

Estamos atestiguando una carrera contrarreloj, la cual resultará en la destrucción del INE o no. Hay dos años (o menos) para que se concrete la implosión de Morena. La oposición política y críticos nada tienen qué hacer ni abonar ni intervenir en ello. Basta que se aparten y dejen que el propio partido en poder se destruya solo.

En esta contrarreloj para salvar al INE, dejemos que los morenistas actúen como lo que son.