A pesar de las comprobada eficacia de las vacunas contra los cuadros sintomáticos, hospitalizaciones y fallecimientos de covid-19, muchos ciudadanos se rehusan aún a recibir la dosis. Ello deriva, en buena medida, a la falta de creencia en la ciencia.

De acuerdo a un estudio reciente realizado por el Fondo Monetario Internacional, entre un 10-20% de la población en el Reino Unido aseguran no querer vacunarse, mientras que otros países como Japón y Francia arrojan resultados más alarmantes, con un 50 y 60%, respectivamente.

Pase sanitario

Estas reticencias han obligado a los gobiernos a endurecer las medidas, mismo si ellas les generarán un grave costo político. El gobierno de Emmanuel Macron, por ejemplo, ha promovido la puesta en marcha de nuevas reglamentaciones y la implementación de un “pase sanitario”, a saber, un código QR que será descargado en el teléfono móvil para ser mostrado al momento del ingreso a un restaurant, al cine, teatro o cualquier sitio público. Esto ha sido mal recibido por un creciente número de franceses quienes lo ven como un atentado contra sus libertades individuales, especialmente en una nación históricamente contestataria frente a las acciones del Estado.

En el caso de los Estados Unidos, el movimiento antivacunas es encabezado por la base electoral que apoyó al ex presidente de Estados Unidos Donald Trump en 2016 y 2020. Es decir, es promovido por el ala de extrema derecha del Partido Republicano; la misma cohorte de votantes que desdeña la crisis de cambio climático, que rechazan la evidencia arrojada por la ciencia y que son víctimas de un adoctrinamiento político-social.

Vacunación en México

Afortunadamente, en el caso de nuestro querido México, todos nos estamos vacunando. Existe, en lo general, una buena actitud hacia las vacunas, pues no ha habido un movimiento que incite a dudar a de su efectividad. Esto se agradece, principalmente en medio de un régimen (léase, el gobierno de AMLO y la 4T) que no suele actuar de acuerdo a la evidencia.

Por el contrario – el lector recordará- el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador recibió la dosis de AstraZeneca en plena mañanera, por lo que envió a sus seguidores un mensaje positivo para acudir puntualmente a su cita de vacunación.

Sin embargo, el problema México no reside en las reticencias de sus ciudadanos, sino en el proceso lento de vacunación; derivado, principalmente, de dos factores: del hecho de que nuestro país no es productor de vacunas, lo que nos condena a quedar a la espera de la recepción de dosis provenientes del extranjero, y de la ausencia de un aparato público efectivo que permita acelerar la aplicación de las mismas.

A pesar de nuestros problemas, la vacunación avanza, y cada día, más mexicanos son vacunados. Recordemos, las vacunas SÍ funcionan.