El nombre de Haití evoca irremediablemente pobreza, desestabilidad y tragedia. El país caribeño es el más pobre del hemisferio occidental y uno de los menos afortunados del mundo. El asesinato del presidente Jovenel Moïse se ha sumado a la larga lista de eventos trágicos que han sacudido a la historia del país.
Si recordamos algo de la historia de la isla, los colonizadores españoles fundaron La Española (isla que hoy reúne a los países de Haití y República Dominicana) en el siglo XVI, luego del descubrimiento del nuevo continente realizado por Cristóbal Colón bajo los auspicios de la corona castellana. Más tarde, tras décadas de confrontación, Francia se alzó con la región occidental de la isla. Derivado de la ausencia de una poderosa fuerza de trabajo, españoles y franceses importaron esclavos provenientes de África.
Si bien la República Dominicana no se distingue por sus niveles de desarrollo, su actividad comercial como país independiente le hizo posible superar a su vecino en todas las aristas económicas. Por lo anterior, Haití quedó condenado al ostracismo y a una pobreza e inestabilidad política que han lastimado históricamente a los haitianos.
En noticias más recientes, el lector recordará el sismo que sacudió Haití en 2010, y que provocó la muerte de más de 200 mil personas y un daño cuasi irreparable a su infraestructura física y económica. De igual manera, Haití cuenta con un 60% de su población bajo la línea de pobreza.
Estas dramáticas condiciones estructurales han conllevado la persistencia de una crisis política y de una ausencia de gobernabilidad sin parangón en Occidente, únicamente comparables con países del centro de África.
Derivado de ello, un comando asesinó impunemente al presidente Moïse el pasado miércoles, en el contexto de una presidencia convulsa desde su ascenso en 2017, y en medio de acusaciones de corrupción y demostraciones masivas, pues sus detractores exigían el término de su mandato en febrero del presente año.
Ante la ausencia de la convocación de elecciones parlamentarias, el ambiente se polítizo se radicalizó y el presidente Moïse terminó siendo víctima de las enormes problemáticas que su país ha enfrentado durante décadas.
El presidente AMLO, por su parte, lamentó esa misma mañana el fallecimiento de su homólogo haitiano y mostró una fotografía de ambas parejas presidenciales luego del viaje de Moïse y su esposa a México en 2018. El presidente mexicano enseguida declaró que enviaría 150 mil dosis de vacunas a Haití dentro de las próximas semanas.
El asesinato de Moïse ha sido lamentado por todos los líderes mundiales. Sin embargo, más allá de declaraciones, la comunidad internacional, incluidos organismos como el Banco Mundial, debería actuar en concierto con el propósito de fortalecer los presupuestos dirigidos a la cooperación internacional para el desarrollo.