El periodista Jorge Ramos, de Univision, a quien personalmente admiro, hoy sábado ha difundido en Reforma una columna titulada “Publicar libros prohibidos”, en la que habla de la libertad que los escritores y periodistas tienen y deben ejercer plenamente en su derecho de expresión. Poder escribir de lo que se piensa y se siente ante una situación o un personaje no debería de ser silenciado, menciona el periodista.

Es el mensaje fundamental de Ramos, quien cuenta que no hace mucho —no en siglos pasados ni hace muchos años, sino recientemente— se intentó literalmente quemar libros por su contenido.

Dos representantes de la junta escolar del Condado de Spotsylvania, en Virginia querían prohibir en las bibliotecas libros que tenían contenido sexual explícito. Entre ellos había un libro sobre tres adolescentes que escaparon de la prostitución y el abuso sexual y otro era el de una niña que en el siglo XIX se tenía que vestir de hombre para estudiar la carrera de medicina. Cuando se supo que estos libros estaban entre los condenados a la higuera, los representantes escolares desistieron de ello.

Ramos expone, entonces, que publicar libros es un acto de genuino valor. Menciona que no cualquier persona se atreve a escribir cosas que pueden incomodar a otros. Es difícil hacerlo cuando, en muchos lugares, es cada vez más común ver esta libertad de publicar lo que se piensa coartada por algunos gobiernos.

Insiste Jorge Ramos en que también se requiere de mucho valor, no nada más de los que escriben, sino de los dueños de las editoriales que publican lo que se escribe en un ejercicio democrático que siempre debe defenderse.

Menciona también que “detrás de la publicación de un libro prohibido o censurado, siempre hay un editor valiente y que la libertad de los periodistas y escritores depende de ellos”.

Todo esto lo dijo en la Ceremonia del Premio Voltaire de la Asociación Internacional de Editores en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.

Por otra parte, tenemos la columna escrita por Javier Tejado Dondé para SDPnoticias, en la que comenta que tal libertad debiera estar acompañada de responsabilidad, esto es, que no siempre es válido escribir lo que se quiere y de la manera que se quiera. Tejado lo dijo refiriéndose al libro de Anabel Hernández “Emma y las otras señoras del Narco”, ya que considera que los datos que ahí señala la escritora son falsos, haciendo especial énfasis en su amistad con Galilea Montijo, mujer del mundo del espectáculo de quien Anabel afirma en el libro que estuvo involucrada con Beltrán Leyva, algo que, para Javier Tejado es falso ya que no hay prueba de ello ni podrá haberla: el narcotraficante en cuestión no vive para certificarlo.

Además de Galilea, en la obra de Anabel son mencionadas otras personalidades y artistas, en su mayoría mujeres señaladas por supuestamente estar involucradas con gente del narco, ya sea de manera afectiva o por mero negocio.

El problema es que Anabel no parece tener pruebas de lo que afirma en su libro, que ya se ha agotado. Vendrán entonces demandas millonarias en México y Estados Unidos. En este último país porque en él suelen exhibirse los programas de TV en que trabajan las personas afectadas; la sede central de la editorial Penguin Random House está en Nueva York, lo que quizá facilitará que las demandan procedan.

En opinión de Tejado Dondé, nada de lo que Anabel Hernández ha dicho en su libro es comprobable y que, por esa razón, le esperan a la editorial y a la escritora numerosas demandas de las personas ahí señaladas por haberlas expuesto de esa manera, porque además de que fue sin pruebas, dice el prestigiado abogado, en su opinión por el tipo de libro queda en riesgo la integridad física de las figuras mencionadas, ya que puedan ser usadas para venganzas u otros fines del propio narco.

El tema es complejo y, desde luego, lo deseable sería que no pasara nada ni con Galilea ni con las otras actrices y los otros actores ni, tampoco, con Anabel Hernández. Ojalá todo se solucione con una aclaración amistosa, pero no estoy en condiciones de saber hasta dónde llegará el problema.

Ahora solo puedo decir, a propósito del artículo de Jorge Ramos en Reforma, que sería interesante conocer la opinión de este periodista con respecto al libro de Anabel Hernández y a la propia columna de Javier Tejado Dondé en donde le lleva absolutamente la contra a Ramos al expresar que la cosa no puede ser así, que nadie puede escribir por escribir sin tener pruebas y datos contundentes que reafirmen y comprueben lo que se escribe. Que eso ya no es libertad de expresión, sino libertinaje.

Insisto, no creo que el exceso de libertad de expresión deba perseguirse, pero ¿qué hacer para evitar el abuso de escritores, periodistas y editores? ¿Qué opina el señor Ramos? Inclusive me gustaría que el abogado Tejado profundizará en sus argumentos.

Por el momento, no se sabe si todos los mencionados en el libro de Anabel Hernández la hayan ya demandado. La misma escritora ha dicho que sostiene lo escrito porque, afirma, no escribió desde el rumor o el chisme, sino recopilando información de fuentes fidedignas.

La pregunta que le haría a Anabel sería: ¿y si le mintieron o no le informaron adecuadamente sus fuentes, que por fidedignas que sean podrían tener otros intereses o, simple y sencillamente, no recordar correctamente los hechos? El testimonio es lo más traicionero que hay, ya que el paso del tiempo y los propios intereses suelen distorsionarlo.

Son interesantes ambas posturas, la de Jorge Ramos y la de Javier Tejado, en medio de un libro que se está vendiendo “como pan caliente” y que ya está en boca de todos.

Mi pregunta sería : ¿Y qué piensa en particular Jorge Ramos del libro de Anabel Hernández? Ojalá escriba otro artículo o me explique en algunos tuits para reproducirlos aquí en SDPnoticias. Lo mismo pido a Javier Tejado Dondé. Por su atención, gracias.

Es cuanto.

Claudia Santillana Rivera en Twitter: @panaclo