Se adelantaron los tiempos en México. El Presidente permitió que algunos de sus colaboradores muestren su ambición y expresen sus deseos de sucederlo. La semana pasada hubo pronunciamientos de los aspirantes. Pudimos leer y escuchar a los expertos con todo tipo de opinión sobre la sucesión del Presidente López Obrador. Tapados, destapados, corcholatas, botellas con gas, sin gas, vacías. En fin.

Lo cierto es que se inició una nueva etapa de gobierno, cargada de distractores. Ojalá que la eficacia que todos los ciudadanos buscamos en la administración pública no se esfume entre las cortinas de otra puesta en escena del gran teatro de Palacio Nacional.

¡Falta mucho tiempo para el 2024!

¡México podría tener todo para atraer inversiones, generar más empleos, crecer, prosperar! ¡Es una pena que desperdiciemos la oportunidad de enlazarnos con la nueva era de crecimiento en América del Norte!

Desafortunadamente, creo que la 4T prefiere entrar, anticipadamente, en el tortuoso terreno de la competencia política interna. Y los analistas mexicanos tendrán que adoptar la misma estrategia que los analistas occidentales practicaron, durante la Guerra Fría: el arte de la kremlinología (llamada así por el Kremlin de Moscú, la sede oficial del gobierno soviético).

Durante la segunda mitad del siglo pasado, los analistas occidentales se volvieron expertos en observar los detalles de los eventos, las fotografías, mensajes, símbolos que les ayudaran a dibujar una imagen que les permitiera entender la política de la Unión Soviética y la lucha por el poder.

Los kremlinólogos estudiaban con lupa las fotos de cada reunión para ver quién participaba, quién estaba al lado de quién, quién asistía al Ballet Bolshoi, en qué palco se sentaba. Los analistas sabían leer a Pravda y Estrella Roja porque por ahí se enviaban mensajes, agendas, chismes, calumnias y desinformación.

El estudio de las luchas internas del Kremlin era todo un arte, aunque imperfecto, de gran importancia. A través del análisis detallado de las pistas e información, un kremlinólogo podría entender el juego de alianzas, formación de grupos, correlación de fuerzas entre rivales, identificación de los jugadores más influyentes, alineaciones de equipos, lucha de poder, caos, estabilidad, equilibrios, secretos.

Winston Churchill dijo una vez:

<i>“Las intrigas políticas del Kremlin son comparables a una pelea de bulldogs debajo de una alfombra. Un observador sólo escucha los gruñidos y, cuando ve que los huesos salen volando por debajo, es obvio quién ganó”.</i>

La definición de kremlinología es “el arte de observar, deducir y adivinar lo que realmente está sucediendo dentro de una organización secreta”. La kremlinología es el estudio formalizado de hechos concretos en una sociedad cerrada, observando nombramientos, organización, decretos y discursos formales.

La kremlinología era el estudio y análisis de la situación política de la Unión Soviética y de sus principales protagonistas. Se observaban los mínimos signos externos. La ausencia de información obligaba a leer entre líneas los comportamientos de los protagonistas de la política soviética. Se interpretaba cualquier detalle para intentar entender qué estaba pasando dentro de la URSS.

Veamos seis breves casos que ilustran algunos aspectos de la kremlinología:

Primer caso

Cuando estaba ya en el exilio, Leon Trotsky explicó el ascenso de Stalin como la victoria de un “estrecho comunismo nacional insular”, según el lema “socialismo en un solo país”, en lugar de la idea internacionalista de “revolución permanente”. Trotsky analizaba la política soviética durante la Gran Purga de 1936-1938 en su Boletín de la Oposición. En 1936, Nikolayevsky publicó la “Carta de un viejo bolchevique”, presumiblemente las confesiones de Nikolai Bujarin, entrevistado en París. Contenía información importante que indicaba los orígenes de las purgas de Stalin. En los últimos días de Stalin, Nikolayevsky trató de interpretar el antagonismo entre el jefe de Leningrado, Andrei Zhdanov, y el protegido de Stalin, Georgy Malenkov, vinculando al primero con Tito y los comunistas yugoslavos y al segundo con Mao y los chinos.

Segundo caso

Después de la muerte de Stalin, la kremlinología trazó el mapa de la lucha por la sucesión y el ascenso de Nikita Khrushchev. La lucha de poder entre los miembros de la élite del Kremlin duró cinco años. Primero, Khrushchev logró purgar a sus oponentes a través de una alianza con el jefe de la policía secreta, Lavrenti Beria, para derrocar al líder del Partido Comunista, Georgy Malenkov. Luego se construyó la alianza de Khrushchev con Malenkov para eliminar a Beria. Cuando los kremlinólogos occidentales vieron que Beria faltó a la función del Ballet Bolshoi imaginaron de inmediato que algo había pasado. Pensaban que Beria era invencible. Estaba a cargo de la NKVD, que fue la antecesora de la KGB. Era el espía más sofisticado, con ojos y oídos en todas partes. Por eso, Malenkov y Khrushchev buscaron el apoyo del ejército soviético para arrestarlo en secreto y luego ejecutarlo.

Tercer caso

Leonid Brezhnev operó en secreto la salida de Khrushchev de su cargo. Brezhnev construyó su alianza con un grupo de personajes dentro del Partido Comunista. Dio indicaciones para que Pravda publicara textos contra Khrushchev. Durante las ausencias de Khrushchev de Moscú, Brezhnev operaba en su contra. Mikhail Suslov, el secretario ideológico, jugó un papel fundamental en la caída de Khrushchev en 1964. Luego ocupó un lugar destacado en la política soviética. Uno de sus programas era la “estabilización de cuadros”.

Cuarto caso

Luego vino la lucha entre Brezhnev y Yuri Andropov, quien se había hecho cargo de la KGB, a pesar de que Andropov no tenía experiencia en inteligencia. Plantó historias a favor de la KGB en Pravda. Presionó a los miembros del Politburó para ampliar los poderes para combatir la infiltración de la inteligencia occidental. La KGB difundió rumores de corrupción rampante dentro del gobierno de Brezhnev. Lanzó una campaña contra los leales y familiares de Brezhnev. La base de poder de Andropov y el peso de la KGB le permitieron suceder a Brezhnev.

Quinto caso

Gorbachov logró destruir todos los grilletes del partido en 1989. Después de eso, se autoproclamó centrista y se colocó como un jugador que hacía el equilibrio entre el radical Boris Yeltsin y la debilitada facción de consolidación del Partido Comunista de la Unión Soviética. El fracaso en el intento de golpe de Estado de agosto de 1991 dejó a Gorbachov solo con un Yeltsin vengativo. La kremlinología fue útil para comprender la era de reforma de Gorbachov y la destrucción del poder soviético. Se analizaba el poder del grupo Yeltsin (“La familia”) y su relación con los magnates post-soviéticos adinerados (“Los oligarcas”). Sin embargo, el poder en el Kremlin ya no se podía leer en el lenguaje ideológico comunista.

Sexto caso

Los kremlinólogos de hoy siguen analizando las fotos de reuniones de alto nivel. Por ejemplo, cuando Putin reunió a su Consejo Económico, el liberal Alexei Kudrin se sentó en un extremo de la mesa, en un peor lugar que el consejero de línea dura Sergei Glaziev. Por lo tanto, Kudrin había sido desplazado. Desde diciembre de 2011, Ivanov siempre se sentó más cerca de Putin, demostrando que era el número dos en el Kremlin. En la actualidad, el Consejo de Seguridad es el verdadero Politburó, el órgano de mayor jerarquía que se reúne periódicamente en un pequeño círculo cerrado presidido por Putin. Sorprendentemente, Putin no controla su composición. Hay expertos que afirman que al estudiar las organizaciones y los nombramientos y no depender de ninguna información privilegiada, podríamos suponer que el Consejo de Seguridad podría derrocar a Putin.

La desinformación prospera como nunca antes. Un estudio cuidadoso de las luchas de poder entre bastidores puede abrir una ventana ante un gobierno cerrado. El desorden de la “destapadología mexicana” de los últimos días ha abierto una rendija de oportunidad para que la “kremlinología a la mexicana” regrese. Puede ser una herramienta analítica útil cuando se hace correctamente. El protocolo importa en estados jerárquicos cerrados. La kremlinología es un sólido contrapeso a la desinformación porque la rivalidad entre facciones se expresa generalmente en eventos, pronunciamientos mediáticos y debates ideológicos. Será una nueva puesta en escena. Por eso deberemos estar atentos, aunque la nación no avance.

@javier_trevino