Italia, tierra de ciclismo, de historia, de leyendas sobre dos ruedas. Escenario de gestas inolvidables y cuna de grandes campeones. En ese mismo terreno sagrado, en las colinas de Langhe y Monferrato, un joven mexicano volvió a escribir su nombre con letras de oro: Isaac del Toro Romero, conquistando la edición 109 del Gran Piemonte.

Con 179 kilómetros entre Dogliani y Acqui Terme, la clásica italiana —una de las más antiguas y prestigiosas del calendario profesional— fue testigo de una actuación fuera de serie. Del Toro, enfundado en los colores del UAE Team Emirates, mostró una solvencia que asombró a propios y extraños: acariciaba los pedales con una elegancia que parecía flotar sobre el asfalto, mientras sus rivales se retorcían intentando seguir su paso.

A 17 kilómetros de meta, en el último ascenso, el mexicano decidió que era el momento. Un cambio de ritmo seco, preciso, casi quirúrgico bastó para dejar atrás a todos. Nadie pudo responder. Ni Marc Hirschi, su compañero de fuga y segundo clasificado con el Tudor, ni el veterano Bauke Mollema del Trek, que cerró el podio. Isaac se fue en solitario, con una cadencia armoniosa, sin mostrar fatiga, ampliando su ventaja curva tras curva hasta cruzar la meta sonriente, con los brazos en alto y el gesto de gratitud hacia su escuadra.

El UAE Team Emirates cumplió el plan a la perfección, manteniendo controladas las fugas y preparando el terreno para su joven joya mexicana, quien ratificó su madurez táctica y su potencia en los momentos decisivos. Con casi 40 segundos de ventaja sobre los perseguidores y un minuto sobre el grupo principal, Isaac del Toro impuso su ley y dejó claro que está listo para desafíos aún mayores.

Este triunfo no solo enorgullece a su equipo: es motivo de orgullo para todo México. Porque ganar en Italia, en una de las cunas más sagradas del ciclismo, es algo que pocos pueden presumir. Del Toro lo hizo con clase, con valentía y con esa fina estampa que lo distingue entre los mejores.

Hoy, Italia vuelve a rendirse ante un campeón. Y México, con admiración y orgullo, celebra que uno de los suyos conquiste las carreteras donde nacieron los mitos del ciclismo mundial.